Un examen detenido de la historia específicamente en las que han sido consideradas como revoluciones políticas, pone en evidencia el error de procurar este tipo de camino para el avance de la humanidad.
No se trata de negar lo que podría ser una interesante aspiración de procurar mayor desarrollo humano en el menor tiempo posible cuando en el mundo miles de millones están entre la indigencia y la pobreza; pero no es un asunto de deseos o de muy válidas aspiraciones. Se trata de realidad, de lo posible. De ahí que lo que sí se ha probado es la real evolución de las sociedades humanas, el presente es mejor que el pasado, en todos los sentidos; pero hay que reenfocar hacia áreas concretas las aspiraciones de transformación social si se procura ser efectivos.
Por ejemplo, nadie puede negar que en la República Dominicana las condiciones para el desarrollo de la educación hayan mejorado notoriamente. Sólo falta un replanteo de lo que acontece en el aula procurando a partir del gran avance tecnológico de la época cambios radicales cuyos resultados han de orientarse hacia “el gusto por aprender” y “la autonomía del aprendizaje”.
Al observar la gestión de la salud en el país se han retardado demasiado la maduración de sus condiciones subjetivas y objetivas. En cuanto a las subjetivas, los protagonistas principales no han alcanzado el nivel de conciencia necesario como ocurrió en educación ya desde el 1990 .En cuanto a las condiciones objetivas, por ejemplo, la inversión en salud se mantiene por debajo del 2.5% del PIB por lo que no se disponen de los recursos suficientes para su gran despegue, pero cuando se inició el proceso de transformación de la educación sólo se dedicaba el 0.9% del PIB. La débil conciencia de las necesarias transformaciones que requieren los servicios de salud en el país se prueba con la no aplicación del Primer Nivel de Atención y cómo el Plan Decenal para el Desarrollo de la Salud- PLANDES- (2006-2015) se quedó como un excelente ejercicio técnico ante la mayúscula indiferencia de los protagonistas del sector.
De seguro que con la toma de conciencia y de ahí la creación de las condiciones subjetivas puede vertebrarse un movimiento que en el menor tiempo posible revierta las condiciones de un sector realmente estratégico con un inmovilismo en cuanto a su transformación que sorprende.
No hay porqué repetir una y otra vez lo que dicen los informes y estadísticas internacionales; aunque sí entender que ha llegado el momento del cambio Revolucionario en salud, un sector indiscutiblemente prioritario para el desarrollo nacional.