Muchos dicen que este país está perdido, que nadie puede contra el sistema, que todos los políticos son iguales y van a lo mismo al poder, pues yo quiero ser de los que piensa lo contrario.

Si bien partimos de una realidad que supera toda ficción y percepción, de que hay políticos, empresarios, periodistas, militares, policías y religiosos, que son depredadores, voraces, que ven el ejercicio de sus respectivas profesiones como un negocio para el lucro y la ambición personal, creo que hay más luces que sombras en la sociedad dominicana.

Aunque no parezca y muchos no lo crean, son más los políticos, o sea, funcionarios, senadores, diputados, alcaldes, regidores, miembros de partidos de oposición que entienden la política como una oportunidad para servir al pueblo, para transformar la sociedad y que hacen todo su esfuerzo en ese sentido; son más los periodistas que se la juegan por su país, que tienen como norte la ética en el ejercicio profesional; son más los empresarios, grandes, medianos y pequeños que trabajan de sol a sol, que cumplen con su cuota de responsabilidad social, que pagan sus impuestos religiosamente y asumen riesgos para que miles de familias puedan tener un trabajo digno; son más los militares y policías que tienen un alto ideal de defensa a la patria, que asumen su papel de auxiliares de la justicia y mantenimiento del orden público; son más los líderes de la iglesia Católica, los curas, así como miembros de otras denominaciones religiosas que siembran esperanzas y amor en el pueblo;  son más los profesores, los médicos, los profesionales diversos que aunque no tienen muchas motivaciones, ejercen su carrera con dignidad; más los trabajadores informales, estudiantes, amas de casa que cumplen so rol social evitando que la sociedad degenere en suciedad.

Se me antoja creer que en esta oportunidad que nos ofrecerá la democracia electoral el domingo 20 de mayo de 2012, por fin los dominicanos tendremos como resultado una “fumata blanca”

Si es así, si hay más bien que mal, ¿por qué entonces cambiar? Es que el mal casi siempre se las arregla para ocupar las posiciones donde se toman las decisiones o para influir en los que toman las decisiones, para lo cual tiene como aliados fundamentales los pecados capitales de la avaricia, la lujuria y la soberbia.

Por eso es que urge un cambio. Es tiempo de que la excepción, que son los perversos, deje de imponerse a la regla, que son los buenos, tiempo de tener gobiernos de mayoría, y que esa mayoría que definí sepa escoger sus representantes,  por eso es que tenemos, debemos, estamos compelidos a cambiar.

Ese cambio no necesariamente tiene que ser de personas, el PRD con Hipólito podría cambiar de actitud y gobernar mejor, Danilo y el PLD, igual, de lo contrario, pondrán al pueblo contra la pared. Por lo que dicen las encuestas, por lo que se observa en estos momentos, todavía el pueblo quiere darle una nueva oportunidad, a los que han estado, a los que han gobernado, pero no han logrado que sus gobiernos sean realmente del pueblo, por el pueblo y con el pueblo como establece la democracia republicana y representativa.

Esos cambios deben producirlos una nueva generación de políticos, que entienda que gobernar es sacrificarse, darse a los demás, trabajar por la seguridad y bienestar de los gobernados, esperando a cambio sólo la satisfacción de saber que salvarán a un pueblo de la desesperanza, del abismo, de la incredulidad, de la miseria moral, emocional, económica.

Reitero, ya sea que los partidos grandes PRD, PLD, PRSC se relancen o que surjan nuevos partidos y nuevos líderes como Soto Jiménez, Guillermo Moreno, Flor Soraya Aquino, Julián Serulle, Pelegrín Castillo, el padre Rogelio Cruz, pero tiene que ser un hombre nuevo, en actitud, en forma de ver la vida y ejercer el poder.

Se dice también que no tenemos propósitos comunes, que no tenemos un sueño, un objetivo como nación, un destino, y yo creo que sí, que existe el sueño dominicano, que es el sueño de Duarte, Luperón, Juan Bosch y Peña Gómez, por sólo mencionar algunos, un sueño que espera ser redefinido, replanteado, moldeado a las nuevas realidades que vivimos los dominicanos en este Siglo XXI.

Por eso también se necesita el cambio, se necesita ese nuevo hombre, con esa nueva actitud, para que redefiniendo ese sueño, descubra el propósito y el destino del pueblo dominicano, encuentre una razón para luchar, para recorrer juntos la distancia entre el sueño y su realización.

Se me antoja creer que en esta oportunidad que nos ofrecerá la democracia electoral el domingo 20 de mayo de 2012, por fin los dominicanos tendremos como resultado una “fumata blanca”.

Para eso tenemos que cambiar. Hipólito y Danilo, por el momento, tienen la mayor responsabilidad de ir planteando ese cambio, no tienen opción, están compelidos.