Cambiar la manera de pensar y vivir las relaciones de pareja cuando se trata de mujeres de esta cultura y con más de 40 años, suele ser un gran reto.

Tengo muchas pacientes entre 40 y 55 años de edad y sólo después de haber sufrido mucho, haberse expuesto y poner en riesgo su salud emocional, comienzan a entender la necesidad de asumir el deseo de compañía de una manera diferente.

Suelen ser mujeres divorciadas, profesionales e independientes económicamente, con hijos e hijas adolescentes y adultos. A pesar de todo ello, como dije en un artículo anterior, se siguen enamorando como si tuvieran 16 años.

A grandes rasgos, el trabajo terapéutico en relación a este objetivo implica: reconocer las características del sistema de creencias machista en que se sostiene nuestra cultura, conectarse con su dolor y aprender a cuidarse.

En estos días le dije en consulta a una mujer de 54 años, que ve como competencia a las más jóvenes cuando se acercan a su pareja, los tres elementos que, a mi entender, las mujeres de su edad tienen que valorar:

  • Una autoestima que proteja
  • Una cabeza que piense
  • Un cuerpo que sienta

Ya dejan de ser lo más importante las formas, las siluetas y el peso. Se necesita dar paso a esa esencia que dice lo que realmente somos, una vez nos hemos desnudado de las inseguridades y los estereotipos con que nos disfraza la ideología patriarcal.

Otra mujer de 45 entra en crisis pues el hombre con el que ha comenzado a salir no está listo para una relación con el formato antiguo, deseado por ella.

Ambos son solteros, pero ella quiere una relación “formal” después de varias salidas y él no lo desea. Esta mujer tendría que aprender a quitarle expectativas a una salida, desligar sus necesidades afectivas de las relaciones con los hombres y disfrutar lo que una salida puede proporcionarle como diversión. Dice que con él se ríe y disfruta en su compañía, que es una persona sensible y con la que se puede conversar y sentirse escuchada. De lo que se trata es de disfrutarlo sin expectativas. Cuando hacemos esto, podría venir más fácil la relación sin empujarla, provocarla o exigirla.

Como les digo a ellas, sé que es difícil, pues se trata de ir contra la corriente, pero el cambio de una en una traerá el cambio de la sociedad. Para acelerar este proceso decidí amplificar mi voz y las de ellas a través de este artículo.

                                                                            solangealvarado@yahoo.com

                                                                                   @Solangealvara2