Estoy escribiendo al filo de la noticia: en la segunda vuelta presidencial de las elecciones argentinas se proyecta el triunfo del opositor Mauricio Macri, haciendo vaticinar el cambio de ciclo político en Argentina. Luego de tres gobiernos kirchneristas-justicialistas-peronistas, se producirá el fin de ciclo marcado por un izquierdismo dentro del eje bolivariano.

Este cambio de ciclo lo señala el periódico argentino “Página 12” en el artículo de Mario Weinfeld,  Veinticuatro horas que conmoverán a la Argentina,  disponible en el siguiente enlace: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-286695-2015-11-22.html, donde señala la peculiaridad de estas elecciones:  “Más de treinta y dos millones de argentinos están habilitados para decidir quién será su presidente en los próximos cuatro años. La segunda vuelta se realizará en un contexto de paz social y gobernabilidad sin precedentes.  El nuevo mandatario tendrá oportunidades propicias, lo que no equivale para nada a óptimas.”

“Nunca hubo una votación semejante en nuestra historia. Es el trámite habitual en Chile, Uruguay y Brasil solo por mencionar en la comparación a países hermanos y vecinos.”

“Llega el clímax de un proceso electoral largo, acaso farragoso, lo que es menos relevante que su limpieza general, la versatilidad activa de la ciudadanía y la participación masiva que fue record un mes atrás.”

“Es deseable y más que factible que sea una jornada con alta concurrencia, que es regla merced a la formidable vigencia del sufragio universal y obligatorio.”

“Se enfrentan dos proyectos diferentes o hasta antagónicos. Cuando se termine el recuento de boletas habrá quienes festejen y quienes sufran, teman o que por lo menos tengan bronca. El presidente electo deberá representar a todos, por lógica constitucional pero los rivales llegan con apoyos y “contratos electorales” radicalmente distintos.”

Este cambio de ciclo político se ha  enmarcado por la serie de votaciones a realizarse en adelante: Venezuela resuena en los comentarios de CNN. Pero ¿nos alcanzará a los dominicanos? Tendremos la oportunidad de demostrar nuestro grado de institucionalidad democrática, como lo ha hecho Daniel Scioli que con el conteo del 65% de los votos se adelantó a reconocer el triunfo de Mauricio Macri.

Vale la reflexión para ver si los proyectos de control político no devenga en una devaluación de nuestras instituciones democráticas. Debemos comprender el ejemplo argentino para reiterarnos en nuestra vocación democrática y dejemos a un lado la tentación de manipular las elecciones en República Dominicana.