Hace poco el peor huracán de la historia del Océano Pacífico, denominado Patricia, con categoría 5 y ráfagas de hasta 400 km/h, azotó las costas de México. Impactó de forma salvaje en zonas poco pobladas, hasta ir diluyéndose en las montañas del interior de esa nación.

Al mismo tiempo nuestro país ha sido golpeado hasta quedar sin aliento por una grave y devastadora enfermedad. El dengue, con un gran número de muertes en solo meses, nos azota de forma agobiante.

Tanto el huracán Patricia como el dengue tienen un punto en común, el calentamiento global. Variaciones de los  patrones climáticos con aumento de las temperaturas han traído consigo cambios en la forma de reproducción del mosquito, insecto que ahora accede a mayores alturas, no cede ante las estaciones y se perpetúa gracias a la humedad y al calor.

Numerosas polémicas se han desatado con relación al dengue. Se han generado enfrentamientos entre sectores de la salud, dejando en evidencia la falta de una estrategia integral y única. Esa estrategia debe estar dirigida a producir un resultado que refleje un bajo índice de morbi-mortalidad en el perfil epidemiológico de nuestra población.

La lucha no es cuestión de un día. Apenas se ha dado un paso

En medio de estas contradicciones se ha llegado incluso a escucharse voces pidiendo cambios en el área gubernamental.
Si buscar culpables no mejora la situación, si destituir funcionarios no contribuiría en nada a una solución del problema, la proactividad se impone.

Juicio correcto y pensamiento sereno serán entonces los mejores compañeros de unas manos firmes que con criterios técnicos adecuados y el sumario apoyo del gobierno central con la bandera del liderazgo del más popular presidente del hemisferio, podrán marcar la gran diferencia en estos momentos.

En los pasados fines de semana hemos visto cómo miles de empleados públicos a ritmo de perifoneo participaron entregando materiales impresos, orientando a la ciudadanía y eliminando cientos de miles de criaderos de mosquitos.

Estas acciones masivas, además del sector público, involucraron a iglesias, gobierno, alcaldías, voluntarios civiles y empresas privadas desarrollando una intensa y solidaria labor de educación y prevención.

Lo mejor de la sana expresión de buenas voluntades se ha manifestado en formidables columnas de servicio. La manifestación ha sido emocionalmente intensa y hasta gritos de victoria sobre el dengue se han escuchado. Nada más equivocado. La lucha no es cuestión de un día. Apenas se ha dado un paso.

Nuevas lluvias renuevan los criaderos de mosquitos y larvas listas para el ataque comienzan a encubarse. La acción debe ser permanente y solo aquellos equipos técnicos que están entrenados para una adecuada y eficaz intervención social y comunitaria poseen los músculos para levantar semejante carga.

Apoyar de forma contundente y permanente al MSP derivando mayores recursos extraordinarios a los equipos técnicos especializados que están facultados y entrenados para realizar una eficiente intervención social puede ser una herramienta menos emocional y más efectiva que la que hemos visto.

Por otro lado, el cambio estacional y las bajas temperaturas que se avecinan tendrán un significativo efecto reductor en el número de afectados por la enfermedad, mayor que cualquier medida tomada, convirtiendo de esta forma a la naturaleza en nuestra mejor aliada.

Una disminución estacional de la enfermedad producto de los bajos índices de reproducción del mosquito transmisor, tal como ocurre cada año, se asemeja al ojo de un huracán, tras cuyos efectos solo podremos evaluar los alcances de las acciones preventivas realizadas finalizado el invierno.

Con el dengue no hay tiempo que perder, el poder de la comunicación debe expresarse al servicio una salud preventiva, cuya acción no puede limitarse a una reacción del momento sino más bien a acciones permanentes que eviten una nueva oleada de casos afectados por el mal tal como es ahora. Luchamos contra una enfermedad endémica que llegó para quedarse, nuestros esfuerzos deben ser sostenidos y ameritan la colaboración de tod@s.

recel.drfontana@gmail.com