Estamos hastiados de noticias desagradables y conflictivas. Estas, unidas al calor, falta de "cuarto" y energía eléctrica, transito complicado e inseguridad, nos  tienen al borde de la histeria.  Reconozco que los medios de comunicación deben destacar lo que vivimos pero ¡caramba! urge cambiar de tema aunque sea fabricando algo positivo. Que no solo se hable de  delincuencia, drogas, crímenes, corrupción,  miseria e indelicadezas de  líderes nacionales. Están enfermando el  alma de la nación. Parecería que  no hay forma de erradicar o controlar estos antivalores, para que al menos, se hable de esos intentos. La campaña electoral, desbordo los males. El país se ha vuelto una olla, con fuego por todas partes, donde hierven estos ingredientes.

No se puede escuchar radio, TV ni visitar a nadie. Se comentan los mismos temas, bloqueando la paz. Deberían investigar el raro fenómeno de alguien  que cuente una experiencia  positiva, bonita, refrescante. Que hable de alegrías y progresos obtenidos por buena lid y  despierten  esperanza. Añoro ver  en primera página, un  mensaje hermoso, en lugar del último asesinato.

Urge limpiar el alma de la nación de tantas mugres. Barrer lo que deforma, obsesiona o aliena.  El pueblo desea cambios no solo de protagonistas sino de la esencia del sistema. ¿Los tendremos? Espero el milagro. Necesitamos que otros valores se apoderen de la sociedad. ¡Respirar honestidad, paz!. Fajémonos a lograrlo antes  de que haya una locura colectiva. Ya han surgido brotes de histeria. Las provocaciones y violencias verbales son cada día peores. Se exageran detalles para herir dignidades. Periodistas parcializados ahondan diferencias a cambio de dinero. Frutos de este aprendizaje y del hambre, aumentan los delincuentes.

Hay síntomas serios de desequilibrios emocionales en todos los niveles. Es muy  peligroso. Más aun si surgen de sectores con poder.  El país no progresa en medio de tensiones.   El gobierno, debe utilizar los recursos del pueblo para darle tranquilidad, para proteger y satisfacer las necesidades de la mayoría,  no de un grupo. Necesitamos un cambio radical en  valores y prioridades. Sustituir los modelos de  corrupción, impunidad, rencor, ambición,  por el trabajo honesto.

Urge que se destaquen los logros grandes y pequeños, de personas que trabajan usando sanos principios. Son exitosas, ¡Ejemplares!, viven tranquilas y felices. Pido a Dios que toda  la prensa, por su poder de influir en la educación del pueblo, recobre la libertad y se dedique a trabajar con objetividad, destacando las acciones positivas que mejoran  la sociedad.