Basado en datos científicos recientemente el Museo Americano de Historia Natural reveló que al planeta le tomó 200,000 años alcanzar una población de 1.5 billones de personas durante los períodos históricos correspondientes a la era nómada y anterior a la creación de los estados modernos.

Ese ritmo poblacional ha sido vertiginoso después de la revolución industrial, del afianzamiento del Estado de Derecho y del fomento del humanismo. Solo en 200 años la población mundial ha aumentado a 7 billones de personas. Si las tendencias en los índices de nacimientos y fertilidad continúan se pronostican 11 billones para el 2,100.

Podrá sorprendernos, pero a pesar de las tantas flaquezas institucionales y de gestión gubernamental, es un privilegio inmenso e histórico contar con un estado “bueno y pacífico” en el que hemos vivido por décadas. Por más del 90% de nuestra vida civilizada nuestros deseos de organizarnos y trabajar colectiva y eficientemente para garantizarnos bienestar, seguridad y libertad estaban constantemente amenazados por regímenes autoritarios, guerras, abuso del poder, inestabilidad, corrupción, demagogia política, enfermedades y desastres naturales. Obviamente, todavía en el mundo, sin exceptuar nuestro país, seguimos experimentando estos fenómenos.

Muchos tomamos por sentado que la realidad en la que vivimos hoy no fue la experimentada por nuestros ancestros. Hoy queremos desarrollar un entorno satisfactorio para nuestras comunidades, liberándonos de los miedos y limitaciones (Epicuro). A nuestra especie le tomó más de 5,000 años desarrollar el concepto de Estado después de descubrir la agricultura hace unos 12,000 años, agregando valor a nuestras tierras y dándonos la posibilidad de asentarnos y crear sociedades más complejas. 

La habilidad no solo de asegurar nuestra supervivencia, sino de mejorarla mediante el crecimiento económico, al cual somos adictos, en la actualidad no pudo ser posible en el momento en el que aparecieron en nuestra isla 900 años d.c. los primeros humanos (WorldPopulationHistory 2017).

Estamos acostumbrados a una abundancia poco común en el pasado como consecuencia de nuestros esfuerzos como sociedad y de un sistema político-económico que debe ser renovado para cumplir las actuales expectativas. La clave es la fortaleza de las instituciones, pues las civilizaciones siguen siendo tan exitosas como la calidad de sus instituciones (Mohammed binRashid Al Maktum).