Desde la explosión de la crisis financiera en Europa los rumores sobre la caída del euro como moneda común no han cesado. Planes de rescate para pequeñas euro-economías estuvieron a la orden del día, sin tener en cuenta que la desconfianza también puede hacer caer a los “muy grande para caer” como Italia y España, quienes actualmente están bajo el escrutinio público.

Para el lugar donde se incubó la Crisis, Estados Unidos, la historia no ha sido más halagüeña: alcanzar el tope de la deuda, caída de la calificación crediticia, crisis política y el persistente desempleo, hacen trizas al sueño americano. Siendo estos los primeros síntomas de la caída del gran imperio occidental.

Desde entonces los intentos para reavivar la economía han sido muchos, aunque con pocos resultados satisfactorios. A principios de este año 2011, se logró visualizar una pequeña luz al final del túnel con los resultados del primer trimestre, pero como poco dura la felicidad en la casa del pobre, el segundo trimestre trajo una dosis de realidad y pesimismo para las principales potencias económicas.

En EEUU se agrió la situación ante la inminente aprobación del aumento del techo de la deuda, acentuada por una riña dentro del congreso que se convirtió en un teatro político, donde los partidos en vez de ponerse de acuerdo, mostraban una inmadurez propia de un país del tercer mundo, aún a sabiendas de lo impostergable de la situación y de las catastróficas consecuencias que hubiese tenido tanto para el propio país como para el resto del mundo. Este circo terminó no dejando satisfecho a ninguna de las partes, los afectados fueron: la deuda pública que vio reducida su calificación de AAA a AA y sobre todo la imagen del país ante el resto del mundo.

En EEUU se agrió la situación ante la inminente aprobación del aumento del techo de la deuda, acentuada por una riña dentro del congreso que se convirtió en un teatro político, donde los partidos en vez de ponerse de acuerdo, mostraban una inmadurez propia de un país del tercer mundo

Del otro lado del atlántico las cosas van de mal en peor. La economía europea pasó del 2.5% del primer trimestre al 1.7% en el segundo trimestre. Las continuas malas noticias sobre la solvencia de España e Italia no han hecho más que menguar la incipiente recuperación. Todo esto llevado a cabo en un ambiente de alto déficit público, desempleo y continuas dudas sobre la sobrevivencia de la moneda común.

La caída en la calificación de la deuda pública de la principal potencia económica mundial, la crisis de la deuda en los países europeos, continuo pánico en las bolsas de valores mundiales y  aumento en el precio de los commodities, han puesto en evidencia una caída paulatina de las principales potencias; y como todo imperio tiene su principio y final, todo indica que estamos presenciando el inicio de la decadencia del gran imperio occidental. Y detrás de éste, una gigante China tomando cada día más fuerza, con un crecimiento económico sostenido e inundando de productos baratos todo el planeta.