"Las partes pudendas, las necesidades fisiológicas, así como las acciones sexuales son las que producen mayor cantidad de voces en la imaginación popular para describir o designar esos actos o esas zonas de la anatomía."
CAGA Y NO LO SIENTE
La frase era o es, “estar como el que caga y no lo siente”. Es probable que muy pocas personas recuerden esta frase por lo grosero que es el verbo que se utiliza. Esta frase es en la actualidad de circulación muy restringida.
Como todas las acciones y selecciones estas palabras tienen sus razones. En el momento en que a un individuo le espetan que “está como el que caga y no lo siente” hay muy pocas probabilidades de que permanezca incólume. No cabe duda de que el objeto de la frase reaccionará. A eso precisamente se debe que el vulgo haya elegido este verbo y no otro más refinado.
Las partes pudendas, las necesidades fisiológicas, así como las acciones sexuales son las que producen mayor cantidad de voces en la imaginación popular para describir o designar esos actos o esas zonas de la anatomía.
En los tiempos modernos, los hablantes recurren a este proceso de embellecimiento para ser lo que ahora se llama “políticamente correcto”
Las masas campesinas eran las más expuestas en el pasado a conocer y utilizar los vocablos más crudos. En el medio rural no había necesidad de rebuscar términos para designar objetos o cosas. Las cosas se conocían por sus nombres propios sin eufemismos. Los campesinos víctimas de la escasa educación no conocían de palabras malsonantes, ni de terminología inadecuada.
En la actualidad, en algunas instancias, en los centros urbanos algunas personas recurren al empleo de crudeza terminológica para golpear la atención del lector o del oyente. Es un recurso para atraer la atención, para dejar huella en la memoria.
Parece oportuno en este espacio que se recuerde que en una ocasión un presidente dominicano en una intervención pública utilizó una expresión de la fraseología dominicana que es muy bien conocida en el ámbito español, se trata de “cagarse fuera del cajón”.
Para beneficio de quienes no sepan el porqué de la palabra cajón en este contexto, se les recuerda que en las antiguas letrinas había un cajón (a veces también uno con /g/) que era la construcción de madera que servía de asiento y tenía el hueco sobre el cual se sentaba el oficiante.
El eufemismo que se mencionó más arriba es un ‘proceso muy frecuente que conduce a evitar la palabra con que se designa algo molesto, sucio, inoportuno, etc., sustituyéndola por otra expresión más agradable’. Así lo define D. Fernando Lázaro Carreter en su Diccionario de términos filológicos (1962).
En los tiempos modernos, los hablantes recurren a este proceso de embellecimiento para ser lo que ahora se llama “políticamente correcto”, para adaptarse a las circunstancias, para no aparecer como vulgar y proyectar una imagen más favorable en el o los oyentes.
El eufemismo es una enunciación atenuada de algo que es desagradable, grosero o indecoroso. Este proceso sustituye la palabra exacta por sinónimos de significación más vaga o por una perífrasis que termina adquiriendo la misma significación de aquella a la que sustituye.
Para terminar, con la expresión del título, lo que buscaba quien la usaba era llamar la atención del oyente acerca del hecho de hacer algo (ejecutar una acción) sin reparar en los perjuicios que con ello causaba o había causado. Era muy oportuna en los casos en los que quien actuaba pretendía que no se percataba de los agravios causados.
SANGRAMIENTO
“Después que comienza el SANGRAMIENTO viene la insuficiencia respiratoria, la insuficiencia hepática, la insuficiencia renal y la muerte en 72 horas. . .”
Si una persona se da a la tarea de hurgar en los diccionarios generales para encontrar el vocablo del título se percatará de que su búsqueda no produce los frutos apetecidos. Esto es, esta voz no aparece en los diccionarios comunes.
El hecho de que no aparezca en esos diccionarios no le resta vigencia a la palabra. El uso está más que comprobado por quien estas reflexiones escribe. En su ejercicio profesional encontró que hispanohablantes de diferentes nacionalidades la usan.
Una forma breve de colocarle una acepción por excepción al sangramiento es definiéndolo como un sangrado involuntario y no periódico.
Existe otro vocablo de la misma familia, se trata de sangradera, que en el habla de los dominicanos denomina la acción de sangrar una persona por problemas médicos de manera frecuente
Una sangría es la acción y el resultado de sangrar o sacar sangre a una persona con fines terapéuticos. El sangrado también es la acción y efecto de sangrar. En la sangría no cabe duda, se trata de una acción hecha con la intención de extraer sangre para fines médicos.
La validez de las diferencias en el habla entre sangrado y sangramiento es tal que se ha comprobado en el ejercicio, en los hospitales, que las mujeres para referirse a sus períodos menstruales normales y periódicos se refieren a estos con el nombre de sangrado.
Cuando las pacientes desean destacar las menstruaciones irregulares lo hacen valiéndose de la voz “sangramiento”. De estas observaciones personales se propone que en la definición del sangramiento se incluyan las características de este ser involuntario e irregular.
Existe otro vocablo de la misma familia, se trata de sangradera, que en el habla de los dominicanos denomina la acción de sangrar una persona por problemas médicos de manera frecuente. En este caso a veces se refiere a una cantidad que se considera importante de sangre. Esta voz se la ha oído de la boca de dominicanos especialmente para referirse a las pequeñas hemorragias nasales. Un ejemplo para ilustrar el uso: “A ese muchacho le entra una sangradera por la nariz desde que juega deportes bajo el sol y coge mucho calor”. Hasta donde se tienen noticias este uso no ha sido documentado en los diccionarios de habla dominicana.
En el Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, de Fernando A. Navarro, al ocuparse de la voz bleeding del inglés, apunta, ‘Aunque, por influencia del inglés, cada vez se utiliza más “sangrado” en los textos médicos españoles, el término tradicional en español era “hemorragia” (o bien el sufijo –rragia)’.
Para encontrar la voz sangramiento hubo que llegar hasta el Diccionario médico español-inglés de Herrera y Grabb. Al consignarlo, como corresponde a ese diccionario ofrece la traducción al inglés bleeding. Del mismo modo, al referirse a la recién mencionada voz del inglés traen la voz del español usual en el español de los Estados Unidos de Norte América, sangramiento.
RETORNAR
“W. S. no RETORNÓ las llamadas en busca de comentario”.
Son muchas las palabras de lenguas extranjeras que se parecen a las del español común. Otras palabras de esta índole (parecidas al español) las crean los hablantes por semejanzas con otras que son de buena solera.
En el caso del verbo del título se ha asignado en la cita a este verbo, retornar, una acepción que no tiene. Esto para evitar, quizás, usar otro verbo caído en desgracia para el uso que se pretende asignarle a este verbo. Se hace necesario entrar en detalle y eso se hace más abajo.
No existe indicio alguno de que pueda legítimamente usarse el verbo en una situación como la de la llamada telefónica
En sus significados primigenios, el verbo del título es, ‘volver una persona o una cosa al lugar o situación en que estaba antes. Dar una cosa a quien la poseía antes. Volver a torcer una cosa. Hacer que una cosa retroceda’. Así aparece en el Gran diccionario de la lengua española, de Larousse.
A estas significaciones la Real Academia al redactar solo establece una diferencia digna de mención. La primera acepción es, ‘devolver (restituir)’. Esta redacción obliga a leer el significado de restituir.
El último verbo posee tres acepciones. ‘Volver algo a quien lo tenía antes. Restablecer o poner algo en el estado en que antes tenía. Dicho de una persona: Volver al lugar de donde había salido’.
En este punto vale que uno se pregunte, ¿dónde está la llamada? No hay lugar a *retornar una llamada. El uso recogido por los diccionarios no lo permite. No existe indicio alguno de que pueda legítimamente usarse el verbo en una situación como la de la llamada telefónica.
Este desliz viene de los otros verbos que se utilizan para las llamadas por teléfono, que en la mayoría de los casos tampoco son apropiadas. En este caso, puede también deberse al parecido que se anunció al principio entre el verbo return del inglés que equivale en este caso a responder.