La conexión de ideas no es solo una cuestión de movimiento trasatlántico (metrópolis-colonias) sino que, dentro del Mar Caribe, hay un movimiento cultural aparejado con el movimiento migratorio de sus habitantes. En este sentido, el siglo XIX es rico en interconexión de ideas, artes, literatura, proyectos emancipatorios y personas que salían de sus tierras buscando una mejor forma de vida o eran obligados a ello por sus posturas políticas.
Luis Desangles (1861-1940) es un caso interesantísimo de interconexión en los dos sentidos enunciados. Hijo de padres franceses nació en Santo Domingo. Una vez mostrado sus dotes para el arte, viaja a Italia en donde obtiene su formación académica. Regresa a Santo Domingo e inaugura su casa-taller por donde pasaría la élite del momento y algunos amigos de la vecina isla de Puerto Rico. Luego del altercado con Lilís viaja a Puerto Rico, Estados Unidos y se establece finalmente en Cuba, donde muere. De este periplo adquiere influencias notables que reflejará en cada una de sus pinturas y retratos de personajes ilustres del momento.
Me llama la atención su pintura “Cabeza de negro” realizada en Cuba en 1915. Es un cuadro que recuerda el impresionismo de Francisco Oller y cuyo motivo está en el guajiro y no en el campesino dominicano. El guajiro como motivo para la pintura caribeña está relacionado con las litografías cubanas de la segunda mitad del siglo XIX en la figura de Victor Patricio Landaluze y sus tipos populares cubanos. Por ejemplo, una de sus innumerables pinturas “Guajiro con Gallo” o “Campesino y esclava” de 1870 ya indicaba el rasgo más común del tipo de guajiro cubano: el sombrero, su montura, su gallo, su machete y el ambiente rural. Esta tipología de campesino blanco la encontramos igualmente en la obra clave de Oller El Velorio (1893) y en la obra de Ramón Fradé, El Pan Nuestro de cada día (1905).
El vocablo “guajiro” en Cuba tuvo las mismas connotaciones que tuvo en Puerto Rico: se nombró a un tipo de campesinado y no a toda la población campesina. El “guajiro” en ambas islas se connotó como el campesino blanco, aunque inculto y muy dado a lo festivo. Este personaje sería más tarde el símbolo de lo nacional, de la identidad colectiva tanto cubana como puertorriqueña. En nuestra parte de la isla, este papel lo tendría el campesino cibaeño que en ningún momento se le llamó aquí “guajiro”, sino simplemente “campesino”.
Ciertamente, la conformación étnica del campesinado dominicano fue y es mayoritariamente mulata, como el de la población dominicana, para fines del siglo XIX e inicios del siglo XX por lo que pensamos escasa relación entre esta pintura y la población campesina del Cibao. En la pintura de Desangles titulada Cabeza de negro, vemos apenas una visión fragmentada de un tipo cubano y puertorriqueño alejado del contexto que nuclea el motivo del guajiro en el arte. Cabeza de negro no posee un paisaje ni un contexto, solo el sombrero es la conexión que le interesa a Desangles para decirnos su particular visión sintética de un motivo común en la pictórica cubana y puertorriqueña.
Señalo que es una visión sintética porque Desangles remite a diversas pinturas, y con ello lo que de simbólico e ideológico traen consigo, en una visión muy particular del tipo recurrente en la plástica de las Antillas, brindándonos su particular construcción simbólica e ideológica en torno al tema racial (evitado en la pintura dominicana o reducido al mito sexual de la mulata).
Sostengo que “Cabeza de negro” es una obra de síntesis, en la que no solo hay una síntesis iconográfica (en la recuperación de un motivo y las influencias adoptadas conscientemente) sino también una síntesis iconológica en la que el discurso simbólico e ideológico es el de la blanquitud. Para ello se utiliza el recurso de incorporar la negritud (de ahí el título) a la condición mitificada del guajiro. El negro está opacado entre los colores blancos (barba y camisa) y el azul (fondo y chaqueta). El gris del sombrero es resaltado por la luz que ilumina un rostro con facciones blancas, aunque ennegrecido. “Cabeza de negro” es blanquitud y mito racial.