En esta semana que llega a su fin hubo un gran laborantismo político por parte de la Oposición dirigido a arrojar sombra de dudas sobre el proceso electoral con el fin de ir ‘salvando la cara’ y preparando a la vez los ánimos de sus seguidores para que ante la magnitud de la derrota inminente que se avecina, exculpen a los responsables políticos de la misma.
Saben que después de haber creado falsas expectativas de triunfo que no tenían asidero en la realidad y que a cada momento eran desmentidas por las publicaciones de firmas encuestadoras de prestigio y seriedad incuestionables, necesitan ir creando desde ahora un bajadero público al avizorarse los cuestionamientos y pedidos de cuentas que les sobrevendrán dentro de sus filas.
Es decir, se busca desviar de adentro hacia afuera las explicaciones que habrá que darle a una militancia que va para casi veinte años fuera del poder y que al emigrar del PRD al PRM también arrastró la ‘cultura perdedora’ que prevalecía en el partido del jacho prendío hasta que éste decidió aliarse al Partido de la Liberación Dominicana. Dentro de esa ‘cultura perdedora’ es natural que los candidatos y partidos perdedores reclamen "faltas" que no existen y anden buscando el pelo en la sopa, y si no lo encuentran, echárselo.
En vez de sembrar inquietudes e inseguridades, es esencial asegurar que todos los dominicanos tengan confianza en la integridad del proceso
De modo que en vez de atribuir a causas internas la derrota electoral al no poder construir una sólida opción electoral que calara entre las masas, lo más fácil era culpar al gobierno de coludirse con la Junta Central Electoral para el montaje de un supuesto fraude al que ya se le está echando mano como justificación y explicación de la victoria que no pudieron conseguir en las urnas. Y en esa dirección van las declaraciones del liderazgo opositor que buscan generar dudas e incertidumbre sobre la diafanidad del proceso electoral.
Aquí no hay situaciones donde la emisión del voto esté bajo amenaza de violencia o bajo algún tipo de coacción u obligación de apoyar a un candidato o partido en particular que den pie a las preocupaciones malsanas del principal contendor de Danilo, siendo muy generoso con este calificativo, pues el presidente no tiene contendores reales.
En vez de sembrar inquietudes e inseguridades, es esencial asegurar que todos los dominicanos tengan confianza en la integridad del proceso, independientemente de si apoyan a los que se perfilan como ganadores o como perdedores.
Las declaracionesinjustas, alarmistas y temerarias que buscan poner en duda la confiabilidad del proceso electoral en lugar de afectar al organismo organizador de las elecciones, vulneran más la democracia misma que estamos consolidando e institucionalizando conforme a nuestro desarrollo histórico.
Vemos que existe una correlación directa entre la proximidad del día de las elecciones con su ausencia de cambios en el cuadro electoral y el tufo a derrotismo que destilan las afirmaciones opositoras sobre la fiabilidad del conteo electrónico de los votos que implementará la Junta Central Electoral.Por lo tanto, debemos abogar por despejar esa atmosfera negativa que se está tejiendo en conjunción con injerencias diplomáticas externas que lesionan la libre autodeterminación de los dominicanos para decidir su propio destino.
El Partido Demócrata Institucional, PDI, no está en contra de que el trabajo que realiza la JCE se escrutado, vigilado, observado e incluso, supervisado, pero sin llegar a la presión ni a los condicionamientos impuestospara lograr fines inconfesables. Y esto último es lo que estamos viendo con esa política de acosamiento sistemático que busca lograr fuera de las urnas algo distinto a la voluntad mayoritaria de la población que quiere sufragar sin ningún sobresalto.
Esperamos que el conteo manual y aleatorio del 15% de los votos, haya contribuido a alejar la necedad y la desesperación que se ha aposentado en algunos ánimos oposicionistas, y que el ‘díadespués’ sea de celebración de esa gran fiesta electoral.