Este término hace alusión a las personas que llegan a consumirse agobiadas por el trabajo excesivo. Es un fenómeno que está aconteciendo en nuestra sociedad postmoderna y del que debemos estar conscientes, ya que podemos vernos afectados sin saberlo, por estar viviendo en “la sociedad del cansancio” (Byung Chul Han). En español decimos que alguien está: “fundido” o “quemado”.

El síndrome de Burnout fue descrito en 1974 por el psiquiatra Herbert Freudenberger y aunque todavía no es muy reconocido como una patología determinada, unifica de forma sistematizada un conjunto de manifestaciones clínicas frecuentes vinculándolas a una etiopatogenia evidente. Sus manifestaciones van desde la simple infelicidad hasta la muerte, pudiendo presentar: agotamiento físico, cansancio mental, debilidad, insomnio, irritabilidad, desesperanza, ansiedad extrema, depresión, aislamiento, además de un sinnúmero de manifestaciones somatoformes (especialmente dolores crónicos que la medicina no logra curar). Se presenta con mayor frecuencia en: enfermeros, médicos, cuidadores, policías, etc. y es una de las causas más relacionadas con el suicidio. Un dato preocupante es que tiende a incrementarse de forma directamente proporcional al desarrollo de nuestra civilización.

Siempre que hablamos de suicidio hay que comprender que es el nivel extremo de una larga escala de sufrimiento. Es decir, por cada persona que se suicida hay decenas que lo han considerado y miles con penosas crisis existenciales.

Aunque señalamos ocupaciones o profesiones más vinculadas al Burnout, puede verse incluso en amas de casa. El sistema vigente procura extraer el máximo provecho de nosotros y nos empuja fuertemente a competir, a ser los mejores, a ganar mucho más de lo que realmente necesitamos y a ser intolerantes con nuestras imperfecciones.

Resultó impactante cuando recientemente Simone Biles, la atleta olímpica de los EUA, anunció que se retiraba de la competencia en las olimpíadas de Tokio. Expresó: "No somos sólo atletas. Somos personas al fin y al cabo, y a veces hay que dar un paso atrás". Ella entendió que la tensión a la que estaba sometida la estaba destruyendo, no es extraño que su decisión causara sorpresas y rechazos, pero un signo muy esperanzador es que además logró también comprensión y apoyo.

Tenemos que dar lo máximo de nosotros y eso está bien, pero no a cualquier precio. Es correcto que luches por la medalla de oro, pero no a costa de sacrificar lo que eres, sino desarrollando más lo que eres. Es por esa razón que está estrictamente prohibido que el atleta utilice drogas para mejorar su rendimiento, con riesgo de expulsión del deporte.

La palabra clave es equilibrio. Es preciso hacer ejercicios sin desgastarse, trabajar sin renunciar a la vida personal y seguir las exigencias sociales sin perder la propia identidad. Es importante señalar que la mayoría que padece de burnout muy probablemente no lo sabe y podría ser tu caso, ya que una de las características de estos pacientes es la negación de su condición.

Algunas personas expresan con mucho orgullo que son “workaholic” o adictas al trabajo. Ninguna adicción es saludable y la del trabajo no es la excepción. Y toda adicción amerita tratamiento.

La postura opuesta al burnout tampoco es recomendable: la vagancia, sedentarismo, mediocridad, conformismo, falta de aspiraciones. Pero como decía Aristóteles: “La virtud está en el justo medio”. Debemos respetar los momentos de dormir, descansar, recrearnos y compartir, para que la vida valga la pena.

El trabajo nunca se acaba, pero tu vida sí.

Existen ángeles que pueden lograr eliminar el burnout de nuestras vidas, los conocemos como familiares y amigos. Si no tienes tiempo para ellos, en realidad dejaste de vivir…y no te has dado cuenta.

Necesitas ejercitarte, pero si después de una semana de ardua labor, practicas un deporte extenuante con la esperanza de mostrar que eres el “tarzán de los fines de semana”, más valdría que no hicieras ejercicios. Los grandes esfuerzos sin el debido entrenamiento son muy peligrosos (aplica para cualquier actividad). Se han reportado muertes cuando personas no deportistas se someten a esfuerzos extremos.

En el trabajo excesivo podría haber de fondo un complejo de inferioridad que busca compensarse, por lo que es preciso que descubramos nuestro verdadero valor. Debes ser feliz haciendo lo que dominas mejor y te agrada, será precisamente lo que la sociedad preferirá que hagas. A menudo estás siguiendo las metas que otros te pusieron, asegúrate de también seguir las tuyas. El poder compartir con tu familia vale más que un aumento de sueldo.

Muchas personas intentan transmitirte una idea catastrófica de la realidad, pero enfócate en desarrollar tu mejor versión con optimismo. Eres templo de algo demasiado grande y aunque puedan destruir ese templo, lo principal de ti siempre prevalecerá. A un hijo de Dios le podrán ganar muchas batallas, pero jamás la guerra. Por metas baratas que sólo te dan dinero, no sacrifiques las valiosas. “Nada de turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza” (Sta. Teresa de Jesús).