La temporada ciclónica, dura 6 meses y se inicia desde el 1ro. de junio finalizando el 30 de noviembre de cada año. Las perturbaciones meteorológicas e hidrometeorológicas, son los eventos que mayor experiencia acumulada registran los archivos y memorias colectivas del pueblo dominicano. El fenómeno de esa naturaleza, de más ingrata recordación, fue el Huracán San Zenón del 3 de Septiembre del 1930.

Dada la necesidad de que el país, esté debidamente preparado para responder a las potenciales amenazas y ocurrencia de desastres, de origen natural o antrópico, el Congreso Nacional creó La Ley 147-02 Sobre Gestión de Riesgos, del 22 de septiembre del 2002, que sustituyó la Ley 257 de 7 de junio del 1966. Dicho marco legal, establece la conformación de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y el Centro de Operaciones de Emergencias (COE). La CNE y el COE, están presididos por la Defensa Civil, en cuyo local de La Plaza de La Salud, tienen su sede. Ambas estructuras organizativas, están conformadas de forma multi-institutional, multi-sectorial y multi-disciplinarias y debidamente reglamentadas.

La coherencia, profesionalidad, diligente, generar alertas oportunas, la jerarquía política,  y sobre todo, sentido y percepción de unidad institucional, son imprescindibles. Bajo estas condiciones, podemos traducir en credibilidad de la población en general, a las comunidades en riesgos en particular así como a la comunidad internacional. La credibilidad institucional, es el factor que hace que la población responda a las alertas sin que sea necesario el uso de la fuerza pública y los voluntarios, por tanto sale más barato el manejo de la situación.

Cualquier organismo, interesado en asumir su rol mandatario, debe hacerlo dentro y como parte de la CNE.

Basados en los razonamientos anteriores y conforme a la Ley 147-02, la positiva iniciativa del Ministerio de Agricultura, de dar a conocer el Plan de Contingencia para la temporada ciclónica (Diario Libre página 33, 1/7/15), es un buen ejemplo, pero un mal comienzo para los organismos de prevención, mitigación y respuesta, donde el protagonismo debilita la necesaria credibilidad de las instituciones que conforman la CNE y el COE. Que distinto, fuese percibido, si dicho Plan lo divulgaran desde el seno de la CNE y su membresía.