La visita del brujo nigeriano TB Joshua al país fue fructífera. Recibido como un héroe de guerra en el mismísimo aeropuerto Las Américas Dr. José Franciscos Peña Gómez por las autoridades, enviadas allí por expreso mandato. Luego en el Palacio Nacional, fue recibido por el Presidente Danilo Medina como si se tratara de un jefe de Estado en plena discusión sobre temas urgentes.
Los autodenominados "profetas" o brujos de países de la zona central y sur del hermoso continente africano, se la pasan en los países de Europa entregando papeles propagandísticos sobre su trabajo vidente, de solución a todos los males que nos aquejan previo pago, en todas las salidas del metro, paradas de autobuses y por la calle. En ningún país europeo se ha recibido a ninguno de estos "sabios" con pompas y mucho menos, un primer ministro o Jefe de Gobierno que se respete, pierde su valioso tiempo en cuestiones estériles con éstos "iluminados".
Mientras el mundo avanza en muchas cuestiones de ciencia, salud, investigación, desarrollo, pues en esta media isla compartida con Haití, el brujo Joshua congregó una gran cantidad de borregos ignorantes que les llenaron cubetas de dinero. Le dio bofetadas de reanimación y "curación" a los supuestos enfermos, sudó con el mensaje de su palabra y sus estúpidas profecías. Mientras observé esas fotos y vídeos en los medios de comunicación y redes sociales, pensé que vivía retraída en el tiempo, en los años 1800 o algo así, pero no, estamos en el nuevo milenio siendo testigos de este show de mal gusto, atrasado e ignorante.
También al leer y escuchar críticas a este señor y su método de ganarse la vida, recordé que eso mismo hacen pero bajo el manto "santo" de otras palabras y gestos, los curas de este país y del mundo, con profecías improbables, palabras de "vida eterna" y condenas absurdas, mensajes y consejos obsoletos y retraídos en pleno siglo XXI. Gozan, éstos curas, del mantenimiento económico del Estado de por vida, y de su ingenua feligresía. Algunos, incluso, cometen "travesuras" condenables con penas de muerte, hacen el papel de "mediadores" cuando les conviene y en realidad, son unos lacayos terribles. Así como estos curas, lo mismo sucede con los pastores para los evangélicos, los Imanes para los musulmanes, los Ayatollahs para los iraníes, Krishna para los hinduistas, etc..y otros más que en realidad ni tienen poderes divinos, ni son inmortales ni nada por el estilo. Es decir, entre el brujo Joshua y el cura del barrio o de la iglesia más cercana que usted pueda tener, no hay gran diferencia. Y usted, da su limosna, diezmo o como quiera llamarle.
Joshua cumplió con su papel. Es un farsante como tantos otros. Algunos parecen que olvidan, que la brujería es práctica de algunos ciudadanos en Haití, Cuba, y nosotros, donde obviamente la ignorancia arropa, como legado de aquellos miles de esclavos de países del África central, que llegaron a nuestro territorio en los tiempos del descubrimiento. Ellos trajeron lo suyo y los españoles nos trajeron la cruz. Arrastramos toda esa herencia cultural, costumbrista, racial. Un manojo interesante y perverso. Y claro, con esa dosis de fanatismo desquiciado. El gobierno de Medina invirtió recursos y tiempo en recibir a Joshua. Un farsante más que vive como tantos otros de la pobreza mental de muchos. Distracción era lo que "necesitaba" el gobierno de cara a la opinión pública.