“La belleza y la fealdad son espejismos, pues los demás terminan viendo nuestro interior”, Oscar Wilde
Esta semana el dominicano Charlie Villanueva, estrella de los Dallas Mavericks, reconoció públicamente haber sido víctima de bullying en su juventud debido a su condición de Alopecia.
Alopecia es una enfermedad que afecta al sistema inmunológico, atacando los folículos que producen el cabello y el vello. En palabras llanas, te causa calvicie prematura.
Para Villanueva en esta etapa de su vida, siendo una estrella de la NBA con alto reconocimiento, no tener cabello o cejas no debe ser una preocupación. El llama la atención no por su apariencia física, sino por su talento en el tablero. Sin embargo, a la edad de 10 años verse afectado por una enfermedad tan dramáticamente visible debió ser un gran tormento.
Estudios demuestran que más del 70% del bullying entre la edad de 10 a 17 años esta relacionado a algún aspecto físico o rasgos étnicos. El ser humano es muy visual, por lo que establecer criterios basados en el aspecto físico de las personas es algo que se manifiesta constantemente en cualquiera de nosotros. Cuando se cruza en nuestro camino un individuo poco agraciado tendemos a juzgar de manera inmediata su apariencia. Muchos de nosotros se nos hace casi imposible quedarnos callados sin emitir algún comentario denigrante tipo chisme o colocación de sobrenombre – “la petiseca”, “la bizca”, “la tullía”, “la rompe Pelotas”, “el espinoso” – o cualquier etiqueta que nos venga a la cabeza en el momento, se convierte en el nombre de pila para designar a esa persona en lo adelante.
Nuestra capacidad e interés de profundizar sobre otros es nula, basamos nuestra opinión y concepto de manera superficial y sobre una percepción en su mayoría equivocada. Los gringos tienen una frase que dice “Hay más de lo que el ojo puede ver” (there is more than meets the eye), pues la belleza está en el ojo del que mira. Si nuestro corazón esta lleno de miseria, será imposible que podamos ver belleza en otros.
De ahí que sea importante inculcar a los niños, desde las primeras etapas de su vida, que deben valorar a los otros no por su apariencia física, sino por su esencia. Los perfumes más valorados vienen en empaques poco atractivos, no tienen necesidad de llamar la atención más allá de su calidad en sí mismos. Eso pasa con las personas, aquellas que proyectan esa luz desde el interior, tienen poca necesidad de ostentar, vanagloriarse y mucho menos desafiar a otros. Son tan seguras de sí mismas que no apoyan su proyección a cuesta de los demás.
Y es que el mundo no esta hecho solo para los agraciados. Los feos y graciositos como dicen, también tenemos derecho. Pero sobre todo mucho que aportar. Charlie estaba consciente de esto, por eso desde su elección en la NBA a inicios de su carrera, comenzó a trabajar de voluntario en la NAAF (Fundación Nacional de Alopecia Areata) para brindar orientación y motivación a cientos de niños que padecen dicha condición, que diariamente son víctimas de burlas y chanzas en sus entornos. Charlie logró potenciar su condición a favor de los demás sembrando esperanza en tantos corazones llenos de inseguridad y rechazo.
Tal vez no sufriremos de alguna condición física que nos haga poco atractivos a los demás. Sin embargo, un corazón oscuro y mezquino puede hacer al más bello convertirse en el ogro más repugnante.