Es un hecho real el conocimiento de que el mercado dominicano, debido a múltiples razones de naturaleza política, social y económica, entró con retraso al sistema de abierta competencia entre sus actores comerciales e industriales.
En los últimos años, sin embargo, con la proliferación de empresas y negocios en sectores con similar oferta de productos y servicios a segmentos específicos de consumidores, es notoria la utilización de modelos estratégicos de innovación y diferenciación en el esfuerzo de captación de clientes y de su fidelizacion a la marca y/o servicio de que se trate.
No han sido pocos los sorprendidos, no obstante, ante la decisión de los propietarios del Supermercado Bravo con su iniciativa de absorber el aumento en los precios de las mercancías de su centro comercial.
Esta acción viene a consecuencia de la aplicación de los nuevos impuestos vigentes desde el día primero de enero, al aplicarse las leyes contenidas en la Reforma Fiscal aprobada el año pasado por el Congreso Nacional.
La medida que no solo beneficia temporalmente al consumidor, se visualiza también como un alfiler que logra sacar un poco de presión al contenido del creciente globo de insatisfacción ciudadana, producto de las impopulares medidas derivadas del conjunto de leyes que conforman la mencionada Reforma Fiscal.
Esta iniciativa de corte puramente mercadológico, debe provocar un reconocimiento y un agradecimiento a los ejecutivos del Bravo, tanto del gobierno como de los miembros de la Organización de Establecimientos Comerciales (ONEC), los cuales le han seguido los pasos, al crearse un movimiento de naturaleza viral entre sus afiliados, parecido al que se produce con determinadas acciones en las modernas redes sociales del Internet.
Aunque sus efectos sobre la economía del consumidor se visualizan como de corto plazo, durante el mes de enero exclusivamente, la disposición consolida el criterio de que un mercado de verdadera competencia abierta provee grandes beneficios al ciudadano, al tiempo de hacer cada vez más difícil el ejercicio del tradicional oligopolio, practicado todavía en muchos sectores de negocios en nuestro país.