El sector público experimenta un crecimiento de empleo interesante. Es decir, aumenta significativamente la nómina del Estado en cada ministerio incluso en aquellas instituciones en que no se hace nada, absolutamente nada y solo se calientan sillas. Ministerios pequeños que deberían estar cerrados. A la par de otros casos que se dan a conocer en los medios antes silenciosos.
Los famosos puestos de “botellas” del Estado como popularmente se le conoce no han desaparecido ni lo harán, no importa quién gobierne o quien dirija un ministerio. El “botellerismo” es una malformación congénita como dominicanos . Es un producto de un sistema fallido, clientelista y corrupto.
De lo que sí debemos ser conscientes, como justifican algunos, es que sin botellas la “decadencia” económica de muchas familias estaría por el suelo. A muchos les cuesta imaginarse un Estado gubernamental sin botellas, como sucede en otras naciones civilizadas.
Mi burla viene cuando observo o me entero a través de distintos medios de comunicación como los “defensores del pueblo” se rasgan las vestiduras en contra del sistema de botellas luego de conseguir nombramientos a sus hijos, amigos y relacionados en ministerios ganando más de 100 mil pesos y no solo en un ministerio, algunos cobran en varios.
Pero no es sólo cuántas personas están nombradas en un ministerio sin hacer nada, otra situación que se presenta en nuestros ministerios es que para un puesto de oficina sencillo existen varias personas ejerciendo ese mismo puesto y ganando un buen sueldo. Sumado también a la gran cantidad de servidores públicos en el extranjero que cobran en dólares y euros viviendo en Santo Domingo desde hace años. Gente supuestamente de prestancia familiar y profesional.
En ese sentido, también hay personajes conocidos que cobran buenos salarios y desconocen lo que en realidad se ejecuta en las posiciones para los que están nombrados. Solo atinas a preguntarte ¿quién los nombró y porqué? Vaya usted a saber, mientras tanto cobran del erario que usted y yo pagamos y todos continúan tan campantes frente la sociedad.
El presidente Medina sabe que debe reducir drásticamente la nómina pública a sabiendas de aumenta como por arte de magia. Él, parsimonioso, hace poco al respecto al igual que sus ministros.
Existe una exorbitante cantidad de vividores del Estado y luego el gobierno se queja de que no hay liquidez y sigue la aprobación de préstamos en el Congreso por parte de tantos hombres insensibles. No hace falta ser economista para saber que reduciendo la nómina pública, seguro que tendríamos más holgura en el presupuesto nacional.