Como reveláramos en el artículo anterior, la noche del miércoles 19 de marzo del 1975 me enteré de los detalles principales del asesinato del periodista Orlando Martínez gracias a un familiar de un participante.

Al otro día, el jueves 20 en horas de la mañana, me puse en contacto con mi amigo sancarleño Tony Delgado, ex combatiente constitucionalista del Comando “Los Rolitas”, de San Carlos, y a marzo de 1975 guardaespaldas del profesor Juan Bosch, y le informé de los pormenores para que se los comunicara al líder político, quien al momento del asesinato polemizaba públicamente con Orlando Martínez.

Por decisión de Tony nos dirigimos a la residencia del profesor Bosch de la César Nicolás Penson, pero una vez estacionado en su frente Tony me pidió que me quedara al volante de mi vehículo, se desmontó y entró por un zaguán. Minutos después Tony bajó, abordó el vehículo y me dijo:

-Vámonos de una vez, te explico ahorita.

Y arranqué hacia el Este por la César Nicolás Penson, hacia San Carlos.

Tony me dijo, aproximadamente, que el profesor Bosch me daba las gracias por la información.

-Me mandó a decirte que te vayas del país o que calles para siempre… porque el que se entera de primera mano de los detalles de un asesinato como ese está comprometido sin haber participado.

Al profesor Bosch se le informaron también detalles fundamentales relacionados con el perfil de varias de las personas que ejecutaron el crimen. Freddy Lluberes era primo del jefe de la Fuerza Aérea Dominicana, general Chinino Lluberes, con quien se trataba “de a tú a tú”, y Ñoñó Pou Castro había estado al servicio del general Enrique Pérez y Pérez. “Trabajaban” en una reconocida granja de pollos, y, además, recibían una mensualidad como miembros de un equipo de seguridad “de Molinos Dominicanos”, lo que no era de extrañar porque durante el gobierno de los 12 años de Joaquín Balaguer, Padre de la Democracia, cada institución estatal tenía a su cargo financiar a un grupo de calieses con rangos, entre estos ejecutores de crímenes, y a confidentes civiles.

Efectivamente, al día siguiente el profesor Bosch informó a uno de los diarios que Orlando había sido asesinado por miembros de un organismo de seguridad militar pagado por la empresa oficial Molinos Dominicanos. Días después, como es bien conocido, dirigentes del PLD fueron acusados de haber asesinado a Orlando por órdenes del profesor Bosch, por lo que éste, ni corto ni perezoso, le hizo llegar las informaciones al general Neit Nivar Seijas, enemigo a muerte del general Pérez y Pérez y su equipo militar. Más adelante, ya designado Jefe de la Policía Nacional, detuvo al ya mayor -?- Ñoñó Pou Castro, quien al final de un largo y espinoso interrogatorio grabado accedió a relatar los pormenores del crimen. Años después, Ñoñó Pou Castro, Freddy Lluberes y el cabo Cabrera Durán fueron condenados a 30 años de prisión, y el ex miembro de la Banda, De la Rosa Beras, fue condenado a 5 años de prisión.

Brian J. Bosch, agregado militar de la Embajada de los Estados Unidos entre 1971 y 1974, y que, de acuerdo a su decir, había tenido un escritorio en el despacho del general Pérez y Pérez -¿a quién le creo?- publicó en 2010 sus experiencias aquí bajo el título de Balaguer y los militares dominicanos, y en las páginas 171-173 le atribuyó al general Pérez y Pérez haber creado en 1968 en su calidad de Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas unidades “de despliegue rápido” bajo el mando de Ñoñó Pou Castro, que se dedicaron a matar a “comunistas”, esto es, a líderes anti balagueristas de los barrios pobres y a seleccionados dirigentes izquierdistas.

“El público sólo comprendía superficialmente el carácter del General Pérez y Pérez cuando se convirtió en jefe de las fuerzas de seguridad del país – comenta el muy apegado a Pérez y Pérez y agregado militar norteamericano- (…)”pero lo que era desconocido era su absoluta crueldad”.

¿Y de ti qué?