Luego del testimonio de Juan Bosch sobre Cayo Confites estamos revisando parte de la bibliografía sobre el tema y especialmente las referencias a la participación de él en dicho proyecto. En el 2014 se publicó en el país la segunda edición de la obra La expedición de Cayo Confites de la autoría de Humberto Vásquez García. En la Presentación a esa edición, escrita por Eliades Acosta Matos, cita una valoración de Fidel Castro sobre Juan Bosch -recordemos que ambos participaron en Cayo Confites- “Fue en los días de Confites, precisamente, como bien recuerda Fidel Castro en el libro citado, donde conoció y trabó una perdurable amistad con Juan Bosch, al que consideró «[…] el hombre de mayor calibre, el más destacado» de cuantos estaban allí acantonados” (Vásquez, p. 14). La referencia de esa cita proviene de la obra de Katiuska Blanco titulada Fidel Castro: Guerrillero del tiempo. Esa valoración de parte del estadista más relevante de América Latina en la segunda mitad del siglo XX debe ser apreciada por todos los dominicanos y dominicanas.
Vásquez se suma a la tesis de la fundación del PRD el 21 de enero de 1939, reunión en la cual no pudo estar Bosch porque llegó a Cuba una semana después, pero a la vez reconoce la celebración del Primer Congreso en el 1943, que en lo personal considero fue el acto fundacional propiamente. Lo anterior fueron reuniones preparatorias. “De consuno con otras personalidades del exilio dominicano radicadas en Cuba -como Juan Isidro Jimenes-Grullón, Virgilio Mainardi Reyna, Alexis Liz, Manuel Calderón y el propio Cotubanamá Henríquez-, Bosch participó en la gestación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el cual quedó constituido el 21 de enero de 1939 y muy pronto contó con secciones en Cuba (La Habana, Santiago de Cuba y Guantánamo), los Estados Unidos (Nueva York), México (Ciudad México), Venezuela (Caracas) y Puerto Rico (San Juan y Mayagüez). En su primer congreso, celebrado en La Habana del 29 de marzo al 7 de abril de 1943, Bosch fue elegido secretario general, aunque a causa de las presiones de Trujillo sobre Batista, entonces presidente constitucional cubano, el partido cambió su nombre por el de Unión Democrática Antinazista Dominicana” (Vásquez, p. 32). En entregas previas hemos analizado lo complejo de ese proceso, incluido lo del cambio del nombre. Ese congreso aconteció siendo Fulgencio Batista presidente en el periodo 1940-1944, bajo la nueva Constitución de 1940. El nuevo nombre buscaba identificarse con la geopolítica mundial, en medio de la Segunda Guerra Mundial, ya que la denominación del PRD lo asemejaba lógicamente con el PRC (A) que era la oposición democrática a Batista. La filiación del nombre se le debe indudablemente a Cotubanamá Henríquez que fue actor fundacional de ambos.
Dos condiciones tuvieron que darse para que surgiera un proyecto como el de Cayo Confites, el primero en el tiempo fue el triunfo electoral del PRC(A) en 1944, con Grau San Martín como presidente, y segundo el final de la Segunda Guerra Mundial que generó un ambiente hostil a las dictaduras latinoamericanas de parte de algunos actores de Estados Unidos. “Grau ratificó la «oferta» de los auténticos de ayuda a la oposición quisqueyana, aunque se ha dicho que lo hizo a condición de que se unieran todas las fuerzas políticas que la integraban. Sea como fuere, los dominicanos pusieron sus diferencias a un lado y en noviembre de 1944 lograron celebrar un cónclave unitario en el que constituyeron el Frente Unido de Liberación Dominicana, liderado por Leovigildo Cuello, un prestigioso médico de cincuenta y cinco años que representaba a los exiliados dominicanos en Puerto Rico; así mismo, encargaron a Juan Bosch de la propaganda en América Latina y lo designaron candidato a la presidencia provisional de la República” (Vásquez, p. 40). Dos eventos para diferenciar, la formación del PRD en el Congreso del 29 de marzo al 7 de abril de 1943, aunque obligado a cambiar de nombre, y la formación del Frente Unido de Liberación Dominicana en noviembre de 1944, como expresión de la unidad de la mayor parte de los exiliados antitrujillistas. A pesar del encabezar el Frente el Dr. Cuello, no se le asignó la candidatura presidencial, una vez derrocada la dictadura trujillista, esta posición le tocaría a Juan Bosch. Ese último hecho refleja el liderazgo de Bosch entre los exiliados dominicanos, y sin lugar a duda la impronta de Grau en la constitución de dicho Frente.
Cayo Confites como proyecto nace en ese cónclave de noviembre del 1944, cuando ya Estados Unidos estaba en territorio francés combatiendo al ejército Nazi y el ejército rojo había desalojado a los fascistas del territorio de la Unión Soviética y avanzaba hacia Berlín. El plan original, ya comentado por Bosch en su testimonio, era un alzamiento interno, en territorio dominicano, bajo el liderazgo de Juan Rodríguez, pero este se canceló al no recibir las armas que se le solicitaba a Rómulo Betancourt, quien había sido uno de los líderes del derrocamiento de Isaías Medina Angarita en octubre de 1945. Para esa fecha había terminado la Segunda Guerra Mundial y se vivía el breve periodo de amistad soviético-estadounidense que unificados significaban el potencial final de todas las dictaduras latinoamericanas. Parecía que la tiranía dominicana tenía sus días contados. En torno a Cayo Confites se unieron de diversas maneras la voluntad de Grau en Cuba, Betancourt en Venezuela, Arévalo en Guatemala y Lescot en Haití, además de la integración de casi todo el exilio antitrujillista e internacionalistas de diversos países, todos unidos en un solo objetivo, sacar a Trujillo del poder. Pero en el 1946 se iniciaron los conflictos entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y el anticomunismo tomó fuerza en el discurso del Departamento de Estados Unidos, por lo que Trujillo recuperó a los ojos de los norteamericanos la condición de un aliado fiel en la lucha contra los comunistas.
Lescot es derrocado en enero del 1946 y “…el impulso solidario de Rómulo Betancourt pareció un tanto amortiguado. Según afirmaría meses después el semanario Tiempo en Cuba, en los primeros momentos Juan Bosch obtuvo grandes facilidades en Venezuela porque le había dicho a Betancourt que el presidente cubano, Ramón Grau San Martín, estaba decidido por el movimiento contra Trujillo. No obstante, la actitud de Betancourt varió a partir de su visita oficial a Cuba, en julio de 1946, cuando el propio Grau le informó que «no había llegado a compromiso alguno formal con Bosch»” (Vásquez, p. 42). Avanzaba el tiempo, pero ya al finalizar el verano del 1946 el proyecto de Cayo Confites perdía aliados poderosos, Trujillo presumía de conocer cada acción que los exiliados realizaban y Estados Unidos no lucía dispuesto a respaldar una acción contra su aliado dominicano en el poder.