Antes de llegar a Cuba al final del 1939, ya Juan Bosch estaba vinculado con el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), debido a que uno de sus dirigentes, Cotubanamá Henríquez, lo había visitado en Puerto Rico en 1938 para proponerle formar un Partido Revolucionario Dominicano (PRD), a semejanza del cubano, que sirviera para derrocar a Trujillo y establecer la democracia en República Dominicana. Fruto de ese encuentro en Puerto Rico, Bosch dedicó tiempo a estudiar como José Martí había formado el Partido Revolucionario Cubano, el original, del siglo XIX, pero al final, remitió a Cotú Henríquez con Juan Isidro Jimenes Grullón, creyendo nuestro autor que había concluido su brevísimo encuentro con la política.

Bosch es enviado por el hijo de Hostos a cuidar la impresión de sus Obras Completas en La Habana, donde una impresora había ganado el concurso para tal tarea, donde llega el 27 de enero del 1939. Por ese motivo va Bosch a Cuba, si la impresión la hubiese obtenido una impresora dominicana por supuesto Bosch no hubiese hecho ese trabajo, si lo hubiese sido una impresora puertorriqueña, la vida de Bosch hubiese tomado otro derrotero. Pero Hostos, sus textos, condujo a Bosch a la tierra de Martí, y eso cambiaría su vida para siempre.

El primer Partido Revolucionario Cubano (PRC) fue fundado por José Martí el 10 de abril del 1892 para alcanzar la independencia de Cuba y contribuir con la de Puerto Rico. Con la muerte de Martí el 19 de mayo del 1895, y con el Tratado de París, en que España cede a Estados Unidos sus antiguas posesiones en el Caribe y el Pacífico, el 10 de diciembre del 1898, el presidente en ese momento del PRC, Tomás Estrada Palma, promueve y logra la disolución del PRC 13 días después del acuerdo de París. Esa errónea decisión, junto con la disolución del ejercito mambí por las tropas de ocupación norteamericanas, dejó al pueblo cubano huérfano de dirección política y sin un instrumento para conquistar su independencia plena.

Tres décadas después, cuando el movimiento juvenil, logra el derrocamiento del dictador Gerardo Machado el 24 de agosto del 1933, los líderes de dicho movimiento inician un proceso de organización partidaria que los llevará a fundar medio año después, el 8 de febrero del 1934, el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), cuyo simple título señala la continuación histórica del partido de Martí. Su agenda fue nacionalista y progresista, y logró alcanzar el poder ejecutivo en 1944, y lo mantuvo hasta el Golpe de Estado de Fulgencio Batista el 10 de marzo de 1952. Bosch comenta esos hechos: “En esos años los cubanos vivían los sacudimientos políticos que produjeron la lucha contra la dictadura de Gerardo Machado y la caída del dictador, ocurrida al comenzar el mes de septiembre de 1933. Entre los efectos de esos sacudimientos estuvo la creación del Partido Revolucionario Cubano, que fue bautizado con el mismo nombre que tuvo el que había fundado José Martí para organizar con él la Guerra de Independencia iniciada en febrero de 1895. El Partido Revolucionario Cubano de los años posteriores a la caída de Machado era conocido por la denominación de auténticos que se les daba a sus miembros, y en su creación jugó un papel de cierta importancia el Dr. Enrique Cotubanamá Henríquez, a quien le tocó redactar la parte doctrinaria de esa organización política” (v. VIII, pp. 591-592). Si el PRC(A) se fundó luego de derrocado Machado, la propuesta de Henríquez era crear el PRD para derrocar a Trujillo.

Los líderes más destacados del PRC(A) fueron Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, quienes triunfaron sucesivamente en las elecciones del 1944 y del 1948, pero además es importante señalar a Antonio Guiteras Holmes y especialmente a Eduardo Chibás, este último candidato presidencial del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) para las elecciones del 1952, con muchas posibilidades de ganar si no hubiese ocurrido el Golpe de Estado de Batista y el mismo Chibás no se hubiese suicidado. El partido Ortodoxo fue fundado el 15 de mayo de 1947 como una escisión del PRC(A) por la corrupción que arropaba a ese partido y sus gobiernos. El paralelismo con el caso PRD-PLD salta a la vista. Uno de los Ortodoxos más destacados fue Fidel Castro, quien luego encabezaría la lucha contra la dictadura de Batista y alcanzaría el poder el 1 de enero de 1959, fundando un Estado Revolucionario que pervive hasta el presente. En varias ocasiones Fidel reconoció su deuda política con Chibás. El Golpe de Estado de Batista contra el PRC(A) y el consecuente bloqueo al triunfo de Chibás y los Ortodoxos, radicalizó la lucha e ideología de los ortodoxos con Fidel a la cabeza y en gran medida es la causa del triunfo de la Revolución Cubana siete años después.

Juan Bosch llega a Cuba a fines de enero del 1939, 6 años después del derrocamiento de Machado, y aunque no era ese su móvil, es recibido por los miembros del PRC(A). Dejemos que sea Bosch quien lo explique: “En la vida de algunos seres humanos se dan hechos que parecen fortuitos y no lo son, pero es al cabo de algún tiempo cuando los protagonistas de esos hechos advierten que no fueron casuales. Por ejemplo, un año antes de mi llegada a La Habana rodeado de varios bultos en los que iban las copias mecanográficas de todo lo que Eugenio María de Hostos había escrito —al menos, todo lo que se había reunido hasta el año 1937— yo no conocía al Dr. Enrique Cotubanamá Henríquez y ni siquiera tenía noticias de su existencia; y sin embargo cuando descendí la escalera del vapor Iroquois para llegar al muelle junto al cual había atracado el buque de ese nombre, allí estaba él esperándome, y mientras aguardábamos la bajada del equipaje el Dr. Henríquez me dijo que había contratado para mi uso, en una pensión, una habitación con baño y servicio sanitario, que en el alquiler estaba incluida la comida y que la casa donde se hallaba la pensión estaba cerca de la suya; que él me acompañaría en el viaje del muelle a esa casa y me visitaría al día siguiente para llevarme al lugar donde él vivía, al cual iríamos a pie porque la distancia entre las dos casas era corta, y en efecto, así era, y por ser así al segundo día de mi llegada a La Habana estaba yo en los altos de una casa de piedra situada frente al mar, en el paseo llamado Malecón. Delante de mí, separado de él por un escritorio, el Dr. Enrique Cotubanamá Henríquez leía unos papeles en los cuales se describía lo que sería el Partido Revolucionario Dominicano, incluyendo un esbozo de sus futuros estatutos, y con esa lectura comenzaba una etapa nueva en mi vida, la del aprendiz de la teoría y la actividad política” (v. VIII, pp. 597-598). Por más que Bosch no se considerara interesado en ser líder político, y que había diferido esa tarea a Juan Isidro Jimenes Grullón, para Cotubanamá Henríquez era Bosch el hombre adecuado y sabiendo que iba a Cuba a cuidar la impresión de las Obras Completas de Hostos, hizo lo necesario para mantenerlo cerca de él y el PRC(A) con la finalidad de darle forma al PRD.

La ubicación de la pensión de Bosch estaba pensada para los fines políticos y no para la tarea que lo había llevado a La Habana. “Yo tenía que dedicarle la mayor parte del tiempo al trabajo que había ido a hacer en La Habana: la edición de las obras completas de Hostos. La casa editora, llamada Cultural, S.A., tenía sus talleres en un barrio muy separado del Vedado, y sobre todo de la parte del Vedado donde estaba viviendo, que era el Malecón, y viajar dos veces al día al lugar donde se componían y se imprimían los libros de Hostos y retornar dos veces a la pensión donde estaba viviendo me consumía diez horas diarias salvo los sábados y los domingos, de manera que sólo podía ver al Dr. Henríquez esos dos días, y no siempre porque él tenía sus tareas, las propias de un médico…” (v. VIII, p. 598). Bosch se adaptó a La Habana rápidamente, no solo porque lo esperaban gente tan relevante como los dirigentes del PRC(A), sino porque algunos de sus cuentos habían sido publicados años atrás. La vida política de Cuba impactó profundamente a Bosch desde su llegada. “…la sociedad cubana, en todas sus clases y capas de clases sociales, estaba viviendo una etapa de fervor político porque eran muchos los sectores populares que reclamaban una elección de diputados constituyentes para elaborar la Constitución que en la historia del país se conocería con el nombre de la Constitución de 1940” (v. VIII, pp. 598-599) Para la redacción de esa Constitución Bosch fue contratado, a pesar de ser dominicano y recién llegado, y falta en nuestra historiografía un buen estudio comparativo entre esa Constitución cubana del 1940 y la dominicana del 1963.

Pero también Bosch desde el inicio se involucró en la actividad literaria de Cuba. “…al llegar a Cuba Carteles le dio publicidad a mi presencia en La Habana, de manera que pocos meses después yo frecuentaba las reuniones de escritores, periodistas, pintores y actores teatrales, en las cuales los temas de conversación eran siempre mayoritariamente los de la política cubana y la política internacional” (v. VIII, p. 600). Bosch se cubanizó rápidamente.