En los días finales del 1945, durante una visita a las Antillas Holandesas, hubo un contacto entre el cónsul de la República Dominicana en dichas islas, Andrés Julio Espinal, y dos representantes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Buenaventura Sánchez y Belisario Medrano, quienes habían ido a promover la causa antitrujillista entre los dominicanos de esa colonia europea. El cónsul Espinal, al enterarse de la presencia de ellos, buscó encontrarse con esos dos delegados del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y les sugirió la posibilidad de un diálogo entre el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y el gobierno de Trujillo por su vía. Ese intento de Espinal correspondía con un esfuerzo que estaba realizando Trujillo de mejorar su imagen en el exterior ofreciendo a varios grupos políticos que le adversaban supuestas condiciones favorables para que regresaran y operaran en la República Dominicana, todo ello en el contexto del final de la Segunda Guerra Mundial y una política norteamericana tolerante con el comunismo debido al liderazgo de Stalin en la lucha contra el Fascismo europeo. Posterior a dicho encuentro fortuito, afirma Espinal, el cónsul, él mismo consultó con Trujillo esa iniciativa y él la respaldó y autorizó que siguiera con ella. (Espinal, 1970: 20 23). La cita proviene de la obra de Espinal titulada: Trujillo, Bosch y yo. Publicada en Santo Domingo por Impresora Arte y Cine en 1970.
El 29 de diciembre del 1945 Buenaventura Sánchez le escribe al cónsul Espinal y le informa que a Juan Bosch le interesaría reunirse con él después del 15 de enero del 1946 allá en Curazao para informarse mejor de la postura de diálogo que proponía Espinal, con permiso de Trujillo. (Espinal, 1970: 23 25) No obstante en dicha carta se enfatiza: “…es difícil obtener, tanto de Bosch como de todos nosotros, el grado de confianza en la buena fe de Trujillo que se requiere para predisponer el espíritu a la búsqueda de una solución política, que, siendo pacífica, sea a la vez digna para una oposición tan ferozmente perseguida con toda clase de calumnias, vejámenes y descréditos.” El encuentro ocurrió el 5 de enero, diez días antes de lo previsto, en el Hotel Americano de Curazao, se reunieron Juan Bosch, Buenaventura Sánchez y Andrés Julio Espinal. Bosch reconoció que era la primera vez que se reunían los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con un representante de Trujillo con el objetivo de dialogar.
39 años después de esa reunión en Curazao con Espinal, Bosch trata el tema de esos diálogos. En el número 49 de la revista Política, teoría y acción, publicada en abril del 1984, Bosch brinda su propia versión de lo ocurrido. El artículo se titula Un episodio de la lucha contra Trujillo. Cartas cruzadas con el cónsul de Trujillo en Curazao. Lo primero que destaca Bosch en su artículo es que: “Dos fines se perseguían con esa carta: (la del 29 de noviembre enviada por Buenaventura Sánchez ofreciendo reunirse el 15 de enero) saber si el Cónsul Espinal tenía autorización de su gobierno para conducir el tratamiento de un problema tan delicado, lo que nos hubiera permitido medir el grado de fuerza o debilidad política del régimen de trujillista y justificar a los ojos del espionaje de la dictadura el viaje para fines de otro tipo debían hacer a Curazao los compañeros Juan Bosch y Buenaventura Sánchez.” (v. IX, p. 273) Para entender el tratamiento que Bosch hace de sí mismo en tercera persona es que está copiando un texto publicado por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en Cuba en 1948 donde explican ese hecho. La tesis de Bosch es que la reunión buscada por el cónsul Espinal al notar el paso por Curazao de Buenaventura Sánchez y Belisario Medrano a fines de 1945 se convirtió en una excelente oportunidad para buscar dos objetivos políticos que por lo visto no eran los que les decían a Espinal.
Esos objetivos eran continuar el trabajo político de organización del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en Curazao y Aruba; incluso antes de la visita en que los contactó el cónsul, ya habían estado en noviembre del 1945. Espinal señaló al inicio de su relato que Sánchez y Medrano estaban en activismo antitrujillista, pero consideraba que era casi imposible que lograran algo en Curazao o Aruba debido a los vínculos entre las autoridades de esas colonias holandesas y el régimen de Trujillo. El segundo objetivo de Bosch y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) era rescatar a un luchador antitrujillista que había llegado por mar desde República Dominicana escondido en un balandro y que al carecer de documentación corría el riesgo de ser deportado de regreso al dominio de Trujillo. Ese individuo era Ramón Emilio Mejía, apodado Pichirilo, quien luego se destacaría al participar en la malograda expedición de Cayo Confite, posteriormente fue parte del desembarco del Granma con Fidel Castro, y fue comandante en la Revolución de Abril de 1965. Murió en 1966, asesinado a traición por la espalda, como parte del inicio del reino de terror de los 12 años de Balaguer. Así que Bosch astutamente descubrió que la propuesta de Espinal de entablar un diálogo con Trujillo usándolo a él como vía, era el mejor pretexto para poder viajar a Curazao y Aruba en esos días y lograr esos dos objetivos. (v. IX, pp. 272-274)
Continuemos con la versión del cónsul. Espinal procedió a entregarles la carta que no llegó a enviar en respuesta a la de Buenaventura, debido que la primera recién le llegó y justo al recibirla le llamaron Bosch y Buenaventura para reunirse con él porque estaban en Curazao. El texto de la carta de Espinal (1970: pp. 27-33) examina punto por punto la carta de Buenaventura, especialmente lo relativo a la valoración que la misma hacía de Trujillo. La clave está en el tercer párrafo: “Tu carta, sin embargo, defrauda en parte las ilusiones que ambos nos forjamos la noche de nuestra última entrevista, en esta isla.” Conocedor Espinal que todo ese material escrito terminaría en manos de Trujillo procede a defender el régimen de las valoraciones que había hecho Buenaventura. Bosch leyó dicha carta en voz alta. Enfatiza que el problema fue generado por la oposición y no por el gobierno de Trujillo, enfatiza que el conflicto favorece a Haití y el peligro que eso implica contra el país, que posiblemente Bosch ejerza sobre sus seguidores una dictadura más feroz que aquella que falsamente le adjudican a Trujillo contra su pueblo, que la oposición a Trujillo no tiene condiciones para derrotarlo militarmente, evoca que Trujillo les ha abierto las puertas del país en varias ocasiones y han sido ellos los que lo han rechazado, que él (Espinal) era un funcionario leal a Trujillo al propiciar ese diálogo, y concluye enfatizando que su regreso al país podía darse, no como vencidos, ni vencedores, si no para que sus talentos aportaran al progreso del país.
Luego de un rato de conversaciones variadas sigue la versión de Espinal acordaron reunirse esa noche en casa de unos amigos a cenar donde podrían hablar con mayor discreción, acordando que, si las conversaciones no tenían éxito, no serían publicitadas. Un primer tema de conflicto fue en torno a una expedición armada, mientras Bosch consideraba que ello ocurriría tarde que temprano, Espinal enfatizó que no había forma de lograr una victoria militar contra Trujillo por el ejército que tenía. El resto de la conversación se detalla en una carta que envió Espinal a Trujillo el 7 de enero, informándole de lo conversado con Bosch y Sánchez, y que incluye en el libro. La visita de Bosch y Sánchez ocurrió el 5 de enero, por lo que la fecha propuesta después del 15 fue adelanta por los delegados del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). En su carta a Trujillo Espinal le remite su versión de los 9 puntos del acuerdo conversados esa noche. No obstante ser un resumen del Cónsul Espinal, los puntos expuestos son consistentes con las ideas políticas del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y de Bosch a la hora de pensar un cambio político en República Dominicana con Trujillo en el Gobierno. Al despedirse esa noche, indica Espinal, Bosch le prometió reunirse con sus compañeros y a más tardar en 15 días comunicarían su documento oficial de negociación o el cese de estas.
Bosch explica en su artículo del 1984 que la decisión de seguir el juego a Espinal, aparte de cumplir con los objetivos propuestos, servirían para intentar averiguar cuan bien informado estaba Trujillo de las maniobras del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y Bosch en Venezuela y Cuba, aparte de la donación económica que recién el presidente de Haití había hecho para la causa antitrujillista. En ese momento Bosch había logrado la promesa de Betancourt en Venezuela de donarle un gran cargamento de armas para iniciar una expedición contra Trujillo. Cerrarse a ese diálogo hubiese puesto en atención a Espinal y todo el aparato de inteligencia de Trujillo para averiguar porqué viajaba tanto entre Venezuela y Cuba, haciendo escala en Curazao, esos dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). (v. IX, pp. 275-276). Seguimos en la próxima semana.