Al finalizar la Segunda Guerra Mundial los Estados Unidos quedaron como aliados de la Unión Soviética porque enfrentaron juntos el fascismo en Europa. Esa “amistad” duraría poco, la Guerra Fría surgiría con intensidad enfrentando a ambos colosos militares y dividiendo el mundo en dos grandes frentes de combate: ideológico y militar. Durante esa brevísima primavera el sátrapa Trujillo respondió a las presiones norteamericanas por ablandar su dictadura brindando garantías a partidos antitrujillistas en el exilio para retornar al país a desarrollar actividades políticas. El dictador buscaba crear un teatro de “democracia” para estar a la altura de las circunstancias geopolíticas a escala planetaria. Y el azar jugó su papel. Un cónsul trujillista en las Antillas Holandesas detecta la presencia de dos líderes del PRD en Curazao y los aborda, ya lo vimos en la anterior Veritas liberabit vos, y surge la invitación a Juan Bosch para iniciar un diálogo con el gobierno trujillista. Sobre los hechos ocurridos en Curazao entre finales de 1945 e inicios del 1946 tenemos el testimonio de Bosch y del Cónsul Andrés Julio Espinal, este último en su obra Trujillo, Bosch y yo. Publicada en Santo Domingo por Impresora Arte y Cine en 1970. Tenemos por tanto dos ángulos sobre el tema.
Fruto de ese aparente inicio de negociaciones el Cónsul remite a Trujillo un resumen de lo dialogado hasta ese momento mientras preparaba el encuentro con Bosch. Transcribimos el texto de las posiciones política del PRD tal como Espinal lo redacta en su libro: “a) Que ninguno de los dominicanos componentes de la oposición tiene aspiraciones inmediatas de ocupar puestos en el gobierno dominicano actual; b) Que el regreso de éstos al país no es lo principalmente interesante para el Gobierno Dominicano, sino el cese de las actividades políticas contrarias al régimen actual; c) Que el regreso de los miembros de la oposición a nuestro país podrá operarse cuando en el propio país sea creada por usted una atmósfera en la cual ellos puedan, sin ninguna clase de temores, dedicarse a sus actividades habituales, ya sean políticas, intelectuales, profesionales, comerciales, etc.; d) Que la creación de la mencionada atmósfera, conviene que sea una resultante de una serie de medidas en los órdenes político, administrativo, social y militar, y no la resultante de las actividades que pudieran desarrollar dentro del país los hombre que hasta ahora son opositores de usted, porque en este último caso, se restaría usted mismo una de las mayores glorias; e) Entre las medidas de orden político a que hicieran alusión los ya citados señores, figuran: la conservación de usted en la Presidencia de la República, la transformación de un gabinete integrado por individuos amigos de usted pero cuyas condiciones sean capaces de inspirar confianza en la oposición, la disolución del Partido Dominicano, y la integración de otros partidos políticos y el extrañamiento de algunos de sus actuales colaboradores, enviándolos a ejercer funciones en el Servicio Exterior; f) Entre las medidas de orden administrativo, o económico, los señores Bosch y Sánchez señalaron: la supresión o nacionalización de algunas empresas y corporaciones que según ellos ejercen el control de sectores en el desenvolvimiento de la vida del país; g) Entre las medidas de orden social los mencionados señores indicaron, como cosa principal, la reorganización de los gremios obreros y los sindicatos de esta misma naturaleza, a base de una legislación especial que permita a los hombres de trabajo el reclamo de sus derechos frente a los patronos; h) Entre las medidas de orden militar solamente señalaron los citados señores, la designación de otra persona para la Jefatura del Ejército Nacional que no sea el General Fiallo y otro para la Jefatura de la Policía Nacional en lugar del General Fernández (Ludovino). En lo que respeta a la Jefatura del Ejército, salió a lucir como candidato aceptable para la posición, el Mayor General José García; i) Que el plan que ellos sometan contentivo de las ideas arriba mencionadas y quizás alguna otra que se me haya podido escapar, sea publicado como cosa espontánea de usted, y puesto en ejecución, de manera gradual, lo que merecerá toda la atención de ellos, para determinar el momento en que consideren práctico su retorno al país.” (Espinal, 1970: 39-41)
El resumen de Espinal es consistente con las posturas del PRD, y de Bosch en particular, en ese momento, por tanto, el contenido de la propuesta no era en sí misma una farsa, pero si lo era la pretensión de negociar con Trujillo. Para Bosch el “diálogo” con Trujillo a través de Espinal era un movimiento táctico para evaluar la postura de Trujillo respecto al exilio, examinar la reacción de los otros grupos antitrujillista una vez se difundiera este contacto del PRD con Trujillo, y el principal de todos: sacar a Pichirilo de Curazao. Sobre el encuentro con Espinal señala Bosch: “Sánchez y yo llegamos a Curazao el 5 de enero; ese mismo día Sánchez hizo contacto con Pichirilo Mejía y en la noche nos entrevistamos con Espinal.” (Bosch, 2009, v. IX: 276) Postergar la conversación con Espinal para la noche obedecía al intento de ubicar a Pichirilo y comenzar el proceso de su extracción de Curazao y llevarlo a salvo a Venezuela.
Al difundirse entre los grupos de oposición a Trujillo, diferentes al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el inicio de esas conversaciones provocó gran activismo de búsqueda de diálogo con representantes de la tiranía y encuentros especialmente en Venezuela, incluso Ángel Morales y Juan Isidro Jimenes solicitaron reunirse con el Cónsul Espinal, cosa que no ocurrió. (Espinal, 1970: 42) El 14 de enero Bosch le escribe a Espinal una carta que sirve de documento formal para la negociación con Trujillo (Espinal, 1970: 42-54) Al inicio de la misiva Bosch señala que dicho documento cuenta con el apoyo de Ramón de Lara, Francisco Castellanos, Toribio Bencosme, Máximo Ares, Jaime Sánchez hijo, Nicanor Saleta, Buenaventura Sánchez y el mismo Bosch. El único que no aparece firmando, de la alta dirección del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), es Felipe Mejía porque según explica la carta que Bosch le mandó a Espinal, estaba en misión en América del Sur enviado por los otros firmantes.
Bosch -en el texto de Espinal- establece tres puntos de partida que son el contexto de su propuesta: “1) Que no es posible soñar siquiera con acuerdo o convenios entre la oposición exiliada y el gobierno dominicano, mientras persistan en el país las actuales circunstancias; 2) Que la transformación pacífica de esas circunstancias en otras que hagan posible el retorno de los exiliados a la patria no puede ser obra de los exiliados, sino del régimen gobernante dominicano; y 3) Que la oposición exiliada no tiene a su alcance, para mejorar la situación del país, sino dos medios: la acción diplomática exterior y la rebelión popular.” (Espinal, 1970: 43) El mismo Bosch en su misiva indica que no tienen problemas con que Trujillo siga en el gobierno, de lo que se trata es que sea un gobierno diferente. “Nosotros no odiamos al señor Trujillo ni a personas alguna; amamos al pueblo y a sus libertades, cosa muy distinta y creemos sinceramente que sólo viviendo en libertad podrá la familia dominicana desarrollar convenientemente, en todos los órdenes, su genio nacional.” (Espinal, 1970: 46) Tampoco, afirma Bosch, los mueve la ambición de poder, sino en cambio el deseo de servir a su pueblo. Únicamente cuando haya Democracia en la República Dominicana cesaran su campaña desde el exilio, y la palabra Democracia la escribe en mayúscula en el texto de la carta. Afirma Bosch que fruto de la conversación que sostuvieron en Curazao, el argumento de que: “Trujillo desea restablecer las libertades públicas, pero no encuentra hombres capaces de llevar a cabo esa tarea, porque la mayoría de los que le rodean son partidarios de que el régimen continúe como está hoy” (Espinal, 1970: 47), señala directamente que esa actitud de Trujillo no es veraz, ya que él “…tiene el poder absoluto en sus tres aspectos, el económico, el militar y el político.” (Espinal, 1970: 47) Para Bosch y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) la voluntad de Trujillo es gobernar la República Dominicana mientras viva y no es excusa que se encuentra presionado con su entorno, era su ego exacerbado lo que le motivaba a morir en el poder, como al final ocurrió en 1961.
La carta de Bosch -citada por Espinal- continúa indicando que el asunto no es una disputa entre Trujillo y los exiliados, ya que, si el pueblo es libre encontrará caminos para ir organizando la sociedad en Democracia. Aunque algunos se benefician del actual régimen, muchos favorecerían un cambio hacia libertades públicas porque entienden que la situación del gobierno de Trujillo conduce hacia una crisis grave. Muchos no se atreven a decirlo por temor a las represalias de Trujillo. Sólo Trujillo puede emprender esos cambios porque tiene todos los poderes en sus manos, es su responsabilidad. El trabajo de los exiliados en el país tendría dos formas: “…sometiendo el plan adecuado para su implementación, y vigilando su mejor realización” (Espinal, 1970: 50) Claramente Bosch indica que no buscan sustituir a Trujillo, si no impulsar un cambio de su régimen, aunque él permanezca en el gobierno.