Al final de la década de los 80 del siglo pasado tuve la oportunidad de conocer en persona a Juan Bosch, fueron dos encuentros, cada uno de poco más de media hora, sentados en las mecedoras de una salita de su apartamento. Cuando esos encuentros ocurrieron yo llevaba dos años como circulista del PLD en el Intermedio Especial 27 de Febrero y duraría en ese proceso unos tres años más, hasta que el 26 de julio del 1990 fui juramentando como miembro del Partido de la Liberación Dominicano, justo dos meses después de que mediante un fraude electoral a Juan Bosch se le impidiera retornar a la presidencia de la República Dominicana. La fecha no es fortuita, porque era el aniversario 37 del Asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba y punto de partida del movimiento revolucionario encabezado por Fidel Castro y que derrocó la tiranía de Batista en los últimos días del 1958. Fruto de ese hecho el Movimiento guerrillero se denominó 26 de Julio.

Aunque en la solicitud de la cita establecía mi vinculación con el Partido, el propósito no era partidario. En ese entonces era coordinador de historia del INTEC (lo fui desde 1985 hasta 1991) y era delegado del Rector para invitar a Juan Bosch a participar en el acto de nombrar la Biblioteca de esa universidad con el nombre de Emilio Rodríguez Demorizi. Don Juan y Don Emilio fueron amigos desde los años 30 hasta la muerte del segundo y queríamos de parte de Bosch una semblanza del amigo e historiador. En la primera reunión le presenté el motivo de invitarlo, a quienes también invitamos a hablar y el público esperado. Al finalizar ese primer encuentro le entregué una tesis remitida por un amigo como obsequio sobre la historia del protestantismo en la República Dominicana. Menos de un mes después fui convocado por Bosch para reunirnos y se estableció la fecha idónea para él poder asistir, pero de inmediato inició una tanda de preguntas sobre la tesis que le había entregado y que había leído concienzudamente. Creo que duramos mucho más tiempo en esa ocasión porque su curiosidad no tenía límites y de cada respuesta mía sacaba otras preguntas.

Ambas reuniones fueron coordinadas por su asistente Mildred Guzmán Madera, y como tuvimos que hablar en varias ocasiones ella y yo, ese fue el punto de partida de una amistad entrañable que alimentamos hasta el presente. Fruto de nuestra amistad e interés común por la obra y legado de Juan Bosch, ella me concedió el honor de presentar su libro El Bosch que yo conocí y ahora escribir la Introducción a su nueva obra titulada Juan Bosch: creación de un partido político (Diez años de su historia 1973-1983) que será puesto en circulación el jueves 26 de septiembre del 2019, a las 6 de la tarde, en el Auditorio I de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) en su campus Santo Tomás de Aquino en Santo Domingo. Abierto al público.

Esta tercera obra de Mildred Guzmán sobre Juan Bosch, la primera fue Introducción al pensamiento político de Juan Bosch, enriquece la bibliografía sobre Bosch y el PLD. Justo el 30 de julio, como cierre del mes aniversario de su nacimiento, en la PUCMM, se puso en circulación la segunda edición de la biografía de Juan Bosch publicada por Matías Bosch con el título de Prefiero vivir luchando. Una biografía de Juan Bosch. Y también se conecta este nuevo libro de Mildred con la obra de Milagros Ortiz Bosch titulado PRD-PLD métodos de trabajo, días de construcción y años de olvido. Este último texto Milagros y el de Mildred exploran los primeros años de construcción del PLD como testigos privilegiadas y políticas formadas por el genio de nuestro autor. La obra de Matías, y lo que un servidor viene desarrollando desde más de un año aquí en Acento, comparte la metodología de develar los textos de Bosch y contextualizarlos en su biografía y los procesos políticos en que estuvo involucrado, la mayor parte de las veces como protagonista de primer orden.

A pesar de esta riqueza bibliográfica sobre Bosch -y otros muchos textos que le preceden- es mucho lo que falta por estudiar, analizar y exponer sobre el pensamiento de Juan Bosch. La sociedad dominicana tiene una riqueza de textos e ideas generadas por lumbreras como Pedro Henríquez Ureña, Juan Isidro Jimenes Grullón y el mismo Juan Bosch durante el siglo XX que demandan ser sintetizadas y criticadas como contribución a un corpus del pensamiento dominicano. Filósofos, literatos, sociólogos, historiadores y politólogos tenemos el deber de trabajar ese legado y formar a las generaciones presentes y futuras en la lectura racional de sus textos para formar ciudadanos lúcidos y maduros en la tarea de construir una sociedad más justa y desarrollada. La ausencia de esa tarea es evidente cuando asistimos a un derroche de disparates dichos por opinadores y políticos -muchos que obscenamente se dicen discípulos de Bosch- que engañan a la sociedad dominicana y la conducen a su ruina por ser individuos guiados por sus apetitos personales y sin capacidad reflexiva sobre la realidad material y espiritual de nuestro pueblo. 

Son muchas las ocasiones que he tenido que escuchar sandeces de pseudo-intelectuales o comunicadores sobre el pensamiento de Bosch apoyados en algún prejuicio o un título de un libro o idea aislada, y debo contextualizar y demandar la lectura de la obra completa, cuestión que usualmente no hacen, porque la disciplina de estudio y lectura en nuestra sociedad está abandonada. Lamentablemente la minoría que se autodefine como pensador en la República Dominicana no tiene disciplina de análisis y lectura crítica de los textos, muy pocos dedican horas diarias a leer sistemática y muchos de los que lo hacen carecen de la formación disciplinar adecuada para comprender lo que leen. Pasó en los años 60 y 70 con los marxistas de fotocopias y manuales simplistas como el de Marta Harnecker (el famoso folleto Los conceptos elementales del materialismo histórico).

Los tres libros sobre Bosch de Mildred Guzmán son un aporte muy rico para el estudio de dicho autor y como le dije a la amiga y autora es el Bosch de Mildred. ¿Qué quiero decir con esto? Que cuando diversos autores abordan un autor con una producción tan grande como la de Bosch, se generan ópticas diversas por diversas metodologías empleadas y propósitos del estudio, hay por tanto un Bosch de Mildred, un Bosch de Matías, un Bosch de David y otros tantos como investigadores se dediquen a su análisis. Eso es muy positivo en la construcción de una tradición intelectual como la que indiqué en este mismo artículo al referirme a un corpus del pensamiento dominicano. Si mi enfoque sobre Bosch descansa básicamente en el análisis de sus textos siguiendo la metodología del contextualismo de la Escuela de Cambridge, en Mildred se enriquece su análisis por sus muchos años como asistente de él, y en Milagros y Matías se añade de manera privilegiada su vínculo familiar con Bosch. Otros que han escrito sobre él tienen en su visión su experiencia de trabajar a su lado en la labor partidaria, unos en el PRD, otros en el PLD y muy pocos en ambos partidos.

Si de Bosch Gaviño y Henríquez Ureña tenemos ediciones de obras completas que nos permiten estudiarlos en su casi totalidad, de Jimenes Grullón nos falta unas obras completas que nos permitan analizarlo en su conjunto. Ojalá que el Estado Dominicano emprenda esa tarea editorial que tanto necesitamos. Mucho de lo que Bosch produjo entre 1940 y 1980 no es del todo comprensible sin el alter ego opositor de Jimenes Grullón. Invito a buscar el nuevo libro de Mildred Guzmán y comentarlo.