Hablar de Juan Bosch en el mundo entero, excepto en nuestro país, se asocia con cuentos, con la endiablada y compleja tarea de contar una historia breve. Aquí, en República Dominicana, para la mayor parte de los dominicanos y dominicanas, es ante todo un político y en segundo lugar un literato. Es comprensible esa perspectiva, porque justo cuando Bosch emprende el retorno a su país, una vez descabezada la sangrienta tiranía de Trujillo, había abandonado el oficio literario y todos sus esfuerzos, de escritura y acción, tenían como objetivo central democratizar la sociedad dominicana. Bosch llega al país como presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y así lo conoció la gente de los barrios y del campo. El mismo Bosch testimonia ese hecho en una entrevista que le hiciera Lil Despradel y Eduardo Barrios en 1980: “Porque yo escribí literatura de ficción como una manera de sustituir una actividad política que no podía ejercer en el país y que ejercí en el exilio de manera muy limitada porque el elemento fundamental con el cual tenía que trabajar políticamente era el pueblo dominicano, del cual estaba separado. Recuerdo que el último de mis cuentos fue escrito en Venezuela el 31 de diciembre de 1960. Fue el que se titula “La mancha indeleble” cuyo protagonista es un importante político latinoamericano que se portó muy bien en la lucha contra Trujillo pero que tenía la obsesión de ocultar un pasado de afiliación comunista. Menos de diez meses después de haber escrito ese cuento estaba yo en Santo Domingo dedicado a la política a tiempo completo y desde entonces no hago otra cosa”. (Vol. XXXVII, p. 239) La dictadura trujillista había ocultado la producción literaria de Bosch y por eso fue necesario comenzar a editar sus cuentos en territorio dominicano. En 1962 Don Julio Postigo publica “Cuentos escritos en el exilio y Apuntes sobre el arte de escribir cuentos” y en 1964 aparece otro volumen titulado “Más cuentos escritos en el exilio”. La sociedad dominicana comenzó a valorar la capacidad creadora de Juan Bosch en la narrativa breve, a la vez que valoraba la integridad política y personal del mejor presidente que ha tenido nuestro país en toda su historia hasta el presente.

Bosch siempre estuvo muy consciente de su talento natural y disciplina de orfebre en el arte de escribir cuentos. Diógenes Valdez, gloria de la literatura dominicana, en su obra Cuatro aspectos sobre la literatura de Juan Bosch, publicado por el Archivo General de la Nación, en el 2010, señala: “Es el propio Juan Bosch quien nos dice que a raíz de haber concebido el cuento «La mujer» se dio cuenta de que había escrito algo fuera de lo común, porque cuando lo terminó, le dijo a su hermana Josefina: «Hermana, he escrito un cuento que va a ser traducido a varias lenguas». El sentido de la premonición no le falló al notable escritor dominicano, pues de todos sus trabajos narrativos, «La mujer» ha sido el más antologado y el más traducido a diferentes idiomas. De todos los cuentos de Bosch, este es el que más comentarios positivos ha despertado. Los expertos en literatura latinoamericana no vacilan en calificarlo como una pequeña joya literaria”. (p. 13)

No sólo escribió cuentos que enriquecen la literatura iberoamericana de mayor nivel, sino que pensó y escribió sobre el oficio. Su obra Apuntes sobre el arte de escribir cuentos, escrita a solicitud de Miguel Otero Silva en Caracas en 1960, es un referente obligado para quienes desean ser narradores. Pero Olivier Batista Lemaire, nos advierte que: “La referencia casi exclusiva dentro de los estudios boschianos a sus “Apuntes sobre el arte de escribir cuentos”, sugiere la equívoca impresión de un aporte tardío, con conatos de prescripción, fraguado a-posteriori de sus primeras creaciones, para deslindar lo que es o no un cuento, o como una instrucción pedagógica para narradores en cierne”. (Vol. V, p. XIV-XV) Por eso en el volumen V de las Obras Completas, que prologa Batista, se reúne la producción sobre Teoría Literaria de Juan Bosch, permitiendo ver la riqueza de su crítica más allá de los Apuntes sobre el arte de escribir cuentos.

Los primeros cuentos que conocemos de Juan Bosch datan del 1929 y ellos son: El Prófugo, La vuelta, Orgullo, Lo inútil, La tragedia, Sin Quererlo y Lo Insospechado. Estos 7 cuentos aparecen en el volumen II de sus Obras Completas. Previo a ellos Juan Bosch había escrito otros que no se conservaron hasta el presente por diversos motivos. En una entrevista que le hace José Alcántara Almánzar en 1982 una de sus preguntas le permite a Juan Bosch dar noticias de sus primeros cuentos.

“(Pregunta Alcántara) —Sus cuentos “La mujer”, “En un bohío” y “Un niño”, entre otros, presentan la miseria de la zona rural. Los personajes están sujetos, por así decirlo, a cierto determinismo sociológico: son seres humanos incapaces de modificar sus condiciones; están encadenados a la pobreza y al hambre. Casi al final de “Un niño”, un personaje hace la siguiente afirmación: “La civilización es dolor también, no lo olvides”. ¿Podemos considerar esto como una propuesta sobre el desarrollo en contraposición al subdesarrollo de nuestros pueblos?

(Responde Bosch) —No. Esa no era mi manera de pensar cuando escribí esos cuentos, pero sí mi manera de sentir la tragedia de la vida de los campesinos dominicanos. Yo no puedo explicar con palabras normales, esto es, de las que se usan todos los días, combinadas a la manera común, en qué medida me afectaba, y me afecta todavía hoy, la miseria de los campesinos de mi país, que naturalmente, era más agobiadora hace 60 años, cuando yo era un niño de 12 ó 13, y expresaba esa angustia que me sacaba de mí y me ponía furioso o me hacía llorar, no elaborando criterios políticos o sociales o económicos, sino describiendo la tragedia humana en cuentos. El paso de la esfera de lo artístico a la esfera de lo político vino a darse años después, cuando la matanza de los haitianos me sacó del país, esto es, me sacudió a tal punto que no pude seguir viviendo en la República Dominicana. Al salir conocí en Puerto Rico la obra de Hostos, y esa obra me transformó básicamente de un ser que sentía en un ser que empezaba a pensar”. (Vol. V, p. 498)

El prófugo fue publicado en el Listín Diario, el 27 de enero de 1929, Bosch contaba con 19 años y meses después saldría de viaje a España. Este relato, basado en un hombre que huye luego de asesinar a su mujer, es un ejercicio de técnica de escritura que le permitirá años después componer La nochebuena de Encarnación Mendoza. Sobre Encarnación Mendoza afirmará luego Pedro Vergés: “Lo que llama la atención (…) no es tanto la actitud de la colectividad, que sirve para justificar la extremada cautela con que se mueve el prófugo, como la indiferencia con que este, de cuya percepción se hace eco el narrador, reflexiona al respecto”. (V. II, p. XXII) En El prófugo aparece también la cautela desde el primer párrafo: “Venía pegándose a las sombras, deshaciéndose en las penumbras, cubriendo la faz cuando la luz de algún automóvil aparecía rompiéndose en las curvas lejanas” (El prófugo). En El prófugo el personaje central huye luego de asesinar su esposa y dejar su hijo huérfano, en La nochebuena de Encarnación Mendoza el prófugo busca llegar donde su esposa y su hijo, y el destino hace que sea el hijo quien lo delata y provoca su muerte.

Sin quererlo es del 1 de septiembre del 1929. Lo insospechado es del 4 de septiembre del 1929 y Bosch explora en el mismo el uso del lenguaje popular. Lo inútil y La tragedia son también de septiembre del mismo año, y Orgullo aparece publicado en el Listín Diario el 4 de agosto de 1929. La vuelta aparece en el volumen XXXIII de la Obras Completas, en lugar del volumen II, porque fue encontrado posterior a la impresión de los volúmenes sobre narrativa. Este cuento se publicó en el Listín Diario el 31 de marzo del 1929. En conjunto, y no pretendo ser especialista en literatura, son relatos de experimentación, donde Bosch va demostrando su maduración técnica en la escritura narrativa. Muchos de los temas y técnicas que demuestra en los mismos se verán luego con mayor dominio en los cuentos de la década siguiente. Si por un lado lamentamos no contar con los relatos de su adolescencia, sí valoramos que podamos leer a un Bosch juvenil que desde tan temprana etapa experimenta con la narrativa, la poesía y, como veremos el siguiente viernes, con el análisis de ideas mediante artículos de opinión. Al escribir los siete cuentos que hemos mencionado en la primera mitad del 1929, el gobierno de Horacio Vásquez se desmoronaba raudamente y sobre la sociedad dominicana se avecinaba la peor experiencia política que podía imaginar. A escala planetaria el capitalismo iba camino del colapso y eso modificaría todo, absolutamente todo. Bosch planeaba irse a España, a Cataluña, donde su familia paterna, quizás para siempre, quizás no. Su talento y sus inquietudes estaban muy por encima de la sociedad que le vió nacer, pero el amor por su pueblo era un cordón umbilical muy fuerte.

En la próxima entrega de Veritas liberabit vos analizaré los dos artículos publicados por Bosch antes de su salida para España.