El título no es mío, ni de Juan Bosch, es de Mu-Kien Sang Ben, destacada historiadora dominicana, que en la obra El siglo XX dominicano (CODETEL, 2002), titula el acápite dedicado al gobierno de Ramón Cáceres como Mon Cáceres o la tranquilidad de la fuerza. Señala la Dra. Sang: “Cuando Ramón Cáceres sube al poder la crisis política era profunda. Los movimientos armados estuvieron a la orden del día. (…) La pericia militar del Presidente y de sus militares allegados, permitieron sofocar a los rebeldes. (…) Condicionado por la inestabilidad política que desde la muerte de Lilís vivía el país, y por sus propias aspiraciones de consolidar su liderazgo al margen de las influencias de Horacio Vásquez y su grupo, Cáceres ejerce el poder de forma autoritaria y represiva” (Sang Ben, 2002, p. 149). La naturaleza opresiva del gobierno de Mon fue de tal magnitud que condujo a su asesinato, por sus partidarios, el 19 de noviembre del 1911, intentando “secuestrarlo” para que abriera su gobierno a seguidores de Vásquez.

Bosch, que nació durante el gobierno de Mon Cáceres, justo dos años y 5 meses antes de que fuera asesinado, indica que el tiranicidio de Lilís “…había sacado a Mon Cáceres del anonimato para llevarlo a la categoría de héroe nacional y a la vicepresidencia de la República, posición que estaba ocupando a la hora en que Morales Languasco, con una pierna fracturada, era llevado a Santo

Domingo donde se pondría bajo la protección del representante diplomático de Estados Unidos” (Bosch, v. IX, p. 387). Ese hecho lo comentamos en otro Veritas liberabit vos. Asumiendo Mon Cáceres la presidencia, su primo Horacio Vásquez calculó que podía esperar al 19 de junio de 1908, cuando terminaba el periodo gubernamental por el que fueron escogidos Languasco y Cáceres, para ser el candidato presidencial en dichas elecciones. Y destaco lo de “el candidato” y no “un candidato”, porque no eran los votos los que definían quien ocupaba la presidencia. Calculó mal Vásquez, ya que su primo no abandonó la presidencia en esa fecha. Fruto de eso, señala Luis F. Mejía, en su obra De Lilís a Trujillo (Bibliófilos, 2011) “Las relaciones entre Horacio Vásquez y Ramón Cáceres se fueron entibiando. Los allegados a Cáceres y algunos de sus Ministros hostilizaban a Horacio, limitando su influencia en el Gobierno, y separando de los cargos públicos a cuantos le eran devotos” (Mejía, 2011, p.119). Semejantes tonterías las vemos hoy entre seguidores de Leonel Fernández y Danilo Medina, la estulticia se recicla.

La valoración de Bosch sobre Mon Cáceres es relativamente positiva si nos atenemos a las siguientes citas que comentaré: “… Mon Cáceres irrumpió en la política dominicana con su acción del 26 de julio de 1899, y sin embargo su participación en la vida política nacional dejó pruebas evidentes de que en ese momento de nuestra historia sólo él tenía la capacidad indispensable para dirigir la política del país, y lo demostró, no con palabras sino con hechos” (Bosch, v. IX, p. 390). Si significativo fue el hecho de que fue el ejecutor de la muerte del tirano Lilís, más significativo fue, a ojos de Bosch, sus políticas económicas durante su gobierno: “Fue él quien inició la construcción de carreteras que pusieran en comunicación las regiones del país, pero la que uniría a la Capital y el Cibao, no pasó de Los Alcarrizos (…) y la que comunicaría a la Capital con los pueblos del suroeste no pasó de Haina; quiso llevar el ferrocarril de Santiago hasta Santo Domingo pasando por Moca, La Vega y Cotuí, pero no pasó de Moca (…) exoneró de impuestos la fabricación y la exportación de azúcar con lo cual atrajo hacia el país capitales que se invirtieron en ingenios azucareros del tipo de los centrales” (Bosch, v. IX, p. 390). El asesinato de Mon detuvo un conjunto de políticas favorables al desarrollo capitalista de la República Dominicana, y eso se nota con las observaciones de Bosch de que tal o cual carreta o vía férrea “no pasó de”. Curioso que un siglo y una década después el proyecto del ferrocarril Santiago-Santo Domingo sigue en carpeta.

¿De dónde sacó Mon Cáceres esas ideas que comenzó a implementar para el desarrollo vial y generación de inversiones extranjeras? Según Bosch el presidente Mon pensó esas ideas “…de manera intuitiva, que no le transmitieron ni libros ni persona alguna, se dio cuenta de que la sociedad de la cual era parte se hallaba en un trance, pasando de una época a otra, y atinó a escoger entre las opiniones de los que le rodeaban aquellas que debían conducir el país en dirección del desarrollo capitalista, aunque él no supiera decirlo con esas palabras” (Bosch, v. IX, p. 390). Hombres y mujeres hay que están tan conectados con el momento histórico donde les tocó existir que no necesitan títulos universitarios para orientarse en este mundo y en el caso de Cáceres, a pesar de su origen tan primitivo, se movía en la dirección correcta para el desarrollo del país.

Pero no se agota en esos logros la buena valoración de Bosch del gobierno de Cáceres. “El gobierno de Mon Cáceres fue el primero en la historia del país que elaboró y proclamó una Ley de Caminos así como otra que eliminó el sistema de crianza libre mediante la cual se obligaba a los agricultores, sin decirlo, a ser ellos quienes cercaran sus tierras para que las reses no se comieran las siembras que hubiera en ellas; en otro orden de cosas, se adquirieron varios guardacostas destinados a impedir que se hiciera contrabando de mercancías extranjeras que debían pagar impuestos de aduanas y la Ley de Aduanas y Puertos fue derogada por otra promulgada el 20 de diciembre de 1909” (Bosch, v. IX, p. 393). En menos de una década, quien fuera un agricultor en Moca, estaba tomando decisiones de gran trascendencia para el desarrollo capitalista de la República Dominicana, su intuición personal y apertura a recibir consejos de quienes sí tenían claro como desarrollar este país, iba rindiendo los primeros frutos. Bosch nace por tanto en un momento privilegiado de la historia dominicana.

En el aspecto educativo Mon apostó por apoyarse en las ideas y los maestros de la escuela hostosiana. “…creó la Dirección-Inspección de Instrucción Pública y se crearon escuelas primarias. En junio de 1908 se compraron mil ejemplares de dos obras de Hostos: la Moral social y la Sociología; se crearon el Liceo Musical y la Academia de Dibujo, Pintura y Escultura, y algo parecido se hizo con el servicio de Estadísticas; se nacionalizaron los muelles…” (Bosch, v. IX, p. 393). El análisis de Bosch se apoya constantemente en la obra de Pedro Troncoso Sánchez sobre Ramón Cáceres.

En una obra de Bernardo Vega sobre la correspondencia entre Ángel Morales y Sumner Welles, hay una cita para valorar el control policial y judicial en el gobierno de Cáceres. En una carta de Morales a Welles, fechada el 30 de julio de 1930, desde Puerto Rico, señala lo siguiente: “En 1911, cuando el General Trujillo era empleado en el servicio de Correos y Teléfonos del Estado, sustrajo de la oficina de correos y telégrafos de San Cristóbal fondos del Estado, y perseguido judicialmente salió para Saint-Thomas clandestinamente, permaneciendo allí hasta después de la muerte del presidente Cáceres, en ocasión de las revueltas suscitadas entonces y que permitieron su entrada al país” (Vega, 2013, p. 101). Imaginemos la importancia que tenía un gobierno, como el de Mon Cáceres, que perseguía ladrones como Trujillo. Cuando eso no ocurre pueden llegar a ser tíranos. ¡Cuantos ladrones del erario público hoy se encuentran agazapados, debido a la impunidad, esperando un momento especial para alcanzar cuotas de poder!

Bosch señala que en el campo de la salud el gobierno de Cáceres estableció que los servicios sanitarios en los municipios pasaban a ser responsabilidad del Estado y se creó una Junta Central de Sanidad. Creó un laboratorio para examinar la leche que se vendía y castigar severamente a los adulteradores (Bosch, v. IX, p. 393-394). Para ver la importancia de esas medidas de un gobernante de hace poco más de un siglo, comparémoslo con el momento presente donde el negocio de la falsificación de medicamentos sigue siendo una gran fuente de ingresos para dirigentes políticos, funcionarios gubernamentales y negociantes.

Una institución muy recordada a nivel popular es la llamada Guardia de Mon. “… se creó la Guardia Republicana, “la guardia de Mon”, como la llamó el Pueblo, que consistió en la refundición de la Guardia Rural y la Policía Gubernativa; siete meses antes de la muerte de Cáceres se promulgó una ley que exponía de manera detallada todo lo que se relacionaba con las funciones de la policía como eran el orden y la seguridad, el ornato y la higiene, el uso de armas, los juegos y las rifas, los espectáculos públicos, los mataderos, la crianza de animales…” (Bosch, v. IX, p. 394). Fue el primer caso en nuestra historia del siglo XX de ordenar la seguridad pública mediante un cuerpo militar-policial ordenado legalmente, con rangos y funciones muy específicas. El segundo caso sería el cuerpo militar-policial creado por las tropas invasoras de Estados Unidos.