El proceso revolucionario en Saint Domingue lo había tratado Bosch en Trujillo causas de una tiranía sin ejemplo, pero es en su obra Composición Social Dominicana del 1970 donde profundiza en su importancia. “Los primeros movimientos de la Revolución francesa —año de 1789— provocaron enorme agitación en Haití. La oligarquía blanca de la colonia —conocida como los “grandes blancos”— se lanzó a formar asambleas coloniales y a reclamar el derecho de enviar representantes a la Asamblea Nacional que iba a reunirse en París. La oligarquía mulata —llamada los “affranchís”— pedía que se le reconociera el derecho a participar en las asambleas coloniales. Los “grandes blancos” se negaban a aceptar que los “affranchís” votaran, siquiera, para elegir candidatos a esas asambleas coloniales; de manera que la Revolución francesa colocó, uno frente a otro, a los dos bandos de la oligarquía esclavista de Saint-Domingue (Haití). Los mulatos y negros libres que no pertenecían a la oligarquía mulata apoyaban a los “affranchís”; pero los franceses de la colonia que no formaban parte de la oligarquía blanca, llamados “los pequeños blancos”, se oponían a la oligarquía mulata. Los esclavos, desde luego, se mantenían al margen de esas luchas, y no por su voluntad sino porque ninguno de los dos bandos de la oligarquía y de sus respectivos partidarios los tomaba en cuenta” (Bosch, vol. X, p. 155). A pesar de que las oligarquías blancas y mulatas se enfrentaron, ninguno de las dos tenía como interés la libertad de los esclavos porque eso arruinaría su negocio, y ni siquiera los blancos pobres querían que los mulatos ganaran más derechos a pesar de que tenían cierto poder económico. Cuando Juan Bosch habla en ese texto de oligarquía toma el concepto de la teoría política griega clásica que así denominaba a los grandes dueños de tierras. Los colonos blancos y criollos del lado español respaldaban a los blancos franceses, a pesar de que no recibían el beneficio de un régimen esclavista que generara riqueza como en el lado francés. Además, era una muestra de simpatía de la Corona española al ver a su primo francés, el rey de Francia, encarcelado y luego ejecutado. España no deseaba que ocurriera lo mismo en su territorio. Por tanto, el conflicto en la isla era un reflejo del conflicto en Europa, la España monárquica estaba enfrentada a la Francia revolucionaria que había abolido la monarquía. (Bosch, vol. X, p. 158).
“Las relaciones de España y Francia se hicieron muy difíciles desde que comenzó la Revolución francesa pero se agravaron con la prisión de Luis XVI, el rey de Francia, y desembocaron al fin en la guerra cuando Luis XVI fue decapitado en París. Como es lógico, todo el proceso que seguían las relaciones de Francia y España tenía que reflejarse en la isla de Santo Domingo, que se hallaba, por otra parte, en estado de convulsión debido al levantamiento de los esclavos. La guerra franco-española, comenzada el 7 de marzo de 1793, terminó con el Tratado de Basilea, firmado el 22 de julio de 1795. El artículo IX del Tratado establecía que “en cambio de la restitución de que se trata en el Artículo IV, el Rey de España por sí y sus sucesores, cede y abandona en toda propiedad a la República Francesa toda la parte Española de la Isla de Santo Domingo en las Antillas” (Bosch, vol. X, p. 158). Al igual que pasó con Felipe II y el negocio azucarero en el siglo XVI, y las Devastaciones con Felipe III en el siglo XVII, en el siglo XVIII nuevamente el destino de Santo Domingo cambiaba debido a decisiones tomadas en Europa, no por la gente que vivía aquí, y pasamos a ser franceses. El tratado de Basilea fue un hecho trágico para los españoles y criollos que vivían en Santo Domingo y provocó una fuerte emigración de los españoles y criollos a otras colonias españolas de América. Volvió nuevamente a hundirse la economía insular de la parte Este luego del breve florecimiento del siglo XVIII. Pero Francia no pasó a ocupar directamente la parte este de la isla porque tenía muchos problemas en Europa y en su colonia de Saint Domingue.
¿Qué pasaba en Saint Domingue? Los esclavos negros se alzaron contra los blancos y mulatos y comenzaron la revolución más avanzada y compleja que haya conocido América. Bosch la define de esta manera. “La revolución haitiana es hasta ahora la más compleja de las revoluciones que se han producido en América en los tiempos modernos, y la única que fue simultáneamente una guerra social, de esclavos contra amos; una guerra racial, de negros contra blancos; una guerra civil, entre fuerzas de Toussaint y las de Rigaud, una guerra internacional, de franceses y haitianos contra españoles e ingleses, y por fin una guerra de liberación nacional, que culminó en la creación de la primera república negra del mundo” (Bosch, vol. X, pp. 164-165). Si el sistema esclavista gestionado por los franceses en Saint Domingue fue uno de los más salvajes y sanguinarios que haya conocido la humanidad, para poder generar la riqueza que producía, la reacción de los esclavos fue igual de violenta, no tenían otra alternativa para liberarse de las cadenas y el sufrimiento que padecían. El detonante de la revolución haitiana fue la revolución francesa y la oposición de las oligarquías blancas y mulatas en dicha colonia de acatar el acta de igualdad que había producido dicha gesta política en Europa.
El proceso fue complejo y con muchos cambios según las circunstancias. Prácticamente todos los bandos se enfrentaron unos con otros, y al ser el sector más numeroso y con más deseo de emanciparse de la esclavitud, los negros de origen africano terminaron venciendo a los otros bandos y hasta la expedición que envió Napoleón para sofocar la sublevación y reestablecer la esclavitud, la derrotaron. La síntesis de Bosch es la siguiente: “En la primera etapa, de 1789 a 1791, la lucha en Haití se limitó a los esfuerzos de la oligarquía esclavista blanca para tomar posiciones dentro de los organismos de poder revolucionario que se establecieron en Francia, a los esfuerzos de la oligarquía esclavista mulata para ser reconocida como su igual por los oligarcas blancos, a la lucha de los mulatos y los negros libres contra la oligarquía blanca, a la lucha de los llamados “pequeños blancos”, que al fin se enfrentaron contra los dos bandos de la oligarquía. La segunda etapa, de 1791 a 1802, fue la de la sublevación de los esclavos, el reconocimiento de su libertad por parte de los representantes del gobierno francés, la guerra civil entre las fuerzas de Rigaud y las de Toussaint y el ascenso de éste a la jefatura de la revolución y de la Isla; la tercera etapa, de 1802 a finales de 1803, fue la de la reacción francesa contra Toussaint y su régimen, la liquidación de Toussaint, la sublevación de sus tenientes encabezados por Dessalines, Cristóbal, Petión, y la aniquilación completa del poder de Francia sobre Haití. El proceso duró en total catorce años, y al llegar al final la fabulosa riqueza de la antigua colonia de Francia había desaparecido de manera prácticamente total” (Bosch, vol. X, p. 165). El 1 de enero de 1804 se proclamaba la República de Haití en el lado occidental de la isla, segunda independencia en América luego de la de Estados Unidos, y el lado oriental, el nuestro, quedó como colonia francesa y con los hateros deseando ser españoles. Faltarían todavía seis décadas para que el pueblo dominicano luchara ferozmente por su independencia contra las tropas españolas.