Juan Bosch era consciente de que no participó en la reunión de El Cano, que es considerado por muchos como el acto fundacional del Partido Revolucionario Dominicano. “Durante este período de mi desarrollo político, un pequeño grupo de dominicanos que vivían fuera del país fundaron el Partido de la Revolución Dominicana (PRD). Yo era parte del grupo que organizó el partido en La Habana en 1939, ese grupo se transformó en comité central y estaba encargado de organizar el partido en Santiago de Cuba, Guantánamo, Nueva York y Caracas” (v. XXXIX, p. 332). No estuvo en la reunión de El Cano, pero se integró inmediatamente al laborantismo de organizar el partido desde sus primeros días de vida en La Habana. Otras referencias de Bosch pueden prestarse a confusión. “En esa larga lucha de un exilio que duró 24 años me tocó ser desde miembro de fila del Partido Revolucionario Dominicano, que fundamos en La Habana un grupo de dominicanos y cubanos, hasta presidente de esa organización, y como presidente me tocó la tarea de dirigir el PRD en Santo Domingo y de ser su candidato presidencial en las elecciones que se celebraron en diciembre de 1962” (v. XXXIX, p. 171). Que en este texto se incluya entre los fundadores únicamente puede explicarse porque la reunión de El Cano no puede ser considerada como el acto fundacional del PRD y eso nos ayudará a iluminarlo Roberto Cassá.

En el número 121 del Boletín del Archivo General de la Nación de mayo-agosto del 2008 Roberto Cassá publica un texto titulado Para la historia inicial del Partido Revolucionario Dominicano (BAGN, 121, pp. 375-413). Es un texto valioso porque incluye gran cantidad de documentos oficiales de las autoridades cubanas en el proceso de legalizar la existencia del PRD en Cuba. La investigación que logró obtener esos documentos en los archivos cubanos se debe a Antonio de Jesús Báez, tal como lo señala Cassá. “Los documentos que se reproducen a continuación fueron localizados por Antonio de Jesús Báez, encargado de área del Departamento de Referencias del Archivo General de la Nación, mientras llevaba a cabo una pasantía de entrenamiento en el Archivo Nacional de Cuba. Se trata de un expediente relativo a la fundación del Partido Revolucionario Dominicano en La Habana, en febrero de 1943, y al cambio de denominación por Asociación Democrática Antinazi Dominicana en el mes siguiente” (BAGN, 121, p. 375). ¿Será febrero del 1943 la fecha de fundación del PRD? No es tan sencillo dilucidar ese problema, ya que en ese periodo de tiempo gobernaba Cuba Fulgencio Bautista, aliado de Trujillo, fruto de su triunfo en las elecciones del 1940. Manuel Núñez, en la introducción que hizo al volumen VIII de las Obras Completas de Juan Bosch, señala que: “El Congreso del Partido se celebraría el 29 de marzo de 1943. Las presiones de Trujillo comenzaron a sentirse de manera contundente. En Caracas, el presidente venezolano, Isaías Medina Angarita, obligó a los dominicanos a suspender la propaganda antitrujillista, y lo propio hizo el presidente Fulgencio Batista, que había sido electo en 1940” (v. VIII, p. XVI). Se refuerza con este comentario el hecho de que más que seguir ubicando la fundación del PRD en 1939 se debe indicar que fue en 1943.

¿Qué dice Bosch? Una primera referencia surge cuando él explica el resultado de un viaje que hizo a Venezuela en labores de organización del PRD. “…en Caracas me dediqué a organizar la seccional venezolana del que ya era un partido aunque todavía le faltaba cubrir territorios como el de Venezuela, el de Curazao, el de Aruba y el de Puerto Rico, países en todos los cuales había exiliados antitrujillistas, algunos de prestigio como era el caso de varios de los que residían en Venezuela (…) En el segundo viaje (a Venezuela), que fue en enero de 1943, quedó organizada la seccional (del PRD) y además convocado un representante suyo para participar en el Primer Congreso del Partido, que iba a celebrarse en La Habana a fines de marzo de ese año” (v. VIII, pp. 611-612). Para Bosch ya el PRD “existía” en enero del 1943, y gran parte de su trabajo era ayudar a crear seccionales en varias partes de El Caribe donde existían exiliados dominicanos.

Sobre ese Primer Congreso Bosch da su testimonio. “El Primer Congreso del Partido Revolucionario Dominicano se reunió (…) en La Habana, y duró del 29 de marzo de 1943 hasta el 7 de abril. En él estuvieron representadas todas las Seccionales; se discutió y se aprobó la doctrina del Partido, la misma que había escrito el Dr. Henríquez en el año 1939; se aprobaron sus Estatutos, y con ellos quedó convertida en ley fundamental de la organización el reconocimiento de la Seccional de La Habana como órgano director del Partido con el nombre de Sección Coordinadora; pero al mismo tiempo, a propuesta mía que fue apoyada por Ángel Miolán, se aprobó una condenación del personalismo político, lo que equivalía a decir, el caudillismo” (v. VIII, pp. 612-613). Bosch en esta referencia reafirma el carácter fundacional de Cotubanamá Henríquez y su condición de padre ideológico, además destaca el esfuerzo personal de él porque dicho partido bloqueara todo esfuerzo de caudillismo en su seno, que será también reflejada en la Constitución del 1963 con la prohibición de la reelección, lo cual no ocurrió lamentablemente, la historia desde 1943 hasta el presente así lo demuestra. La reelección sigue como virus dañino en los genes políticos de sus “discípulos”.

Cassá comenta también el tema fundacional “Lo primero que queda patentemente establecido es que el PRD no se fundó en 1939, como está estipulado en algunas versiones y ha sido aceptado de manera oficial por esa institución. No había registro con ese nombre en el Negociado de Asociaciones de Cuba, al tiempo que las actas levantadas aseveran que la fundación se llevó a cabo en febrero de 1943. Lo que se puede sostener en lo adelante es que hubo gestiones para la fundación del PRD, posiblemente desde 1939, aunque no hay constancias documentales concluyentes de la época; pero, aunque tal vez un grupo de exilados se reconocían desde cierto momento como integrantes de una colectividad parcelada, no se habían constituido formalmente en partido político” (BAGN, 121, p. 376). Esta evaluación histórica es coherente con lo dicho por Bosch, es decir, los exiliados que se estaban nucleando en torno al proyecto PRD consideraban como un hecho la existencia de dicho Partido, pero no habían tenido un Congreso fundacional, ni habían legalizado su existencia frente a las autoridades cubanas. Ambas cuestiones ocurrieron en 1943.

El Congreso ocurrió, pero Batista no estaba por permitir la existencia de una organización denominada como Partido Revolucionario Dominicano por su tono antitrujillista, y su semejanza con sus opositores cubanos del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico). La cuestión la trata Cassá: “Si se acepta la autenticidad de uno de los documentos que integran el expediente, Estatutos de la institución denominada «Partido Revolucionario Dominicano», debe acogerse por la calidad de sus tres firmantes que la fecha precisa de su fundación fue el 28 de enero de 1943. En el artículo 2 de esos estatutos se enuncia el propósito de la organización de crear conciencia anti-fascista en la población dominicana con el fin de garantizar una auténtica democracia. En el artículo 3 se declara que el PRD «no se propone la guerra civil, ni recurrirá a ningún acto de violencia… La revolución que él propugna se circunscribe, por lo tanto, al terreno de las ideas genuinamente democráticas, legalmente propagadas.»” (BAGN, 121, p. 376). Estaba claro para los fundadores del PRD que Batista no iba a permitir una organización que tuviera como objetivo explícito el derrocamiento de su amigo Trujillo. La cuestión del anti-fascismo se explica por el contexto mundial donde Estados Unidos y la Unión Soviética al unísono tenían como enemigo el fascismo Alemán e Italiano, y que Batista y Trujillo se declaraban también anti-fascista.

Bosch también señala la cuestión de fundar el partido en el contexto del gobierno de Batista. “A esa altura del tiempo, cuando apenas comenzaba la vida del partido, Trujillo, que tenía sus agentes, seguramente cubanos en Cuba pero probablemente también algún dominicano, y debía tenerlos en Venezuela, en Nueva York, en Puerto Rico, presionó al gobierno de Fulgencio Batista, que había ganado las elecciones cubanas de 1940 y duraría en el poder cuatro años, hasta octubre de 1944, para que el Partido Revolucionario Dominicano fuera perseguido y disuelto, y lo mismo haría en Venezuela, donde el presidente Isaías Medina Angarita me invitó a verlo en el Palacio de Miraflores para pedirme que suspendiera la propaganda antitrujillista que mantenía el partido en Venezuela” (v. VIII, p. 613). No sólo era en Cuba que el PRD tenía que cuidarse de los aliados de Trujillo en el poder. Si en Santiago de los Caballeros el 16 de agosto del 1933 Trujillo asumió el título de Benefactor de la Patria, once años después en La Habana, un grupo de dominicanos se organizaron formalmente para derrocar tan perversa dictadura: nacía el PRD.