Hace un mes cité un texto de Bosch, que era parte de un Prólogo para una edición puertorriqueña de Hostos el sembrador, publicado en 1976. El texto en cuestión era una reflexión de nuestro autor que al pensar sobre si su vida fuera lo suficientemente significativa para hablar de ella luego de que muriera, le gustaría que dijeran: “Nació en La Vega, República Dominica, el 30 de junio de 1909; y volvió a nacer en San Juan de Puerto Rico a principios de 1938, cuando la lectura de los originales de Eugenio María de Hostos le permitió conocer qué fuerzas mueven, y cómo la mueven, el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás” (v. VI, p. 50). Dicho esto por el mismo Bosch, a 38 años de esa experiencia y un década después de que comenzó su giró hacia el marxismo, es una evidencia contundente de lo que significó en su vida los textos de Eugenio María de Hostos.
En varios de sus textos aparecen referencias autobiográficas de cómo ocurrió ese hecho. “Yo vine a tener cierta conciencia, ahora digo social y política, cuando después de salir de Santo Domingo, por necesidades u obligaciones de mi trabajo, tuve que leer toda la obra de Hostos” (v. XXXIX, p. 185). Haciendo un paralelismo, si Fidel Castro afirmó con razón de que el autor intelectual del Asalto al Cuartel Moncada era José Martí, podemos afirmar que el autor intelectual de la ruptura a la promesa de que le hiciera Bosch a Trujillo de no involucrarse en política contra su régimen, en la carta del 27 de febrero de 1938, fue Eugenio María de Hostos. Por tanto Hostos tiene paternidad legítima en la formación del PRD y por supuesto en el gobierno de siete meses del profesor Juan Bosch. Sumado a que con justeza Hostos es el padre de la educación dominicana y forjador de la generación más sobresalientes de maestros y maestras dominicanos, la gratitud de nuestra sociedad a ese prodigiosos puertoriqueño no puede tener límites.
Sigue explicando Bosch lo ocurrido en el 1938. “Yo llegué a Puerto Rico al comenzar el año 1937 (error de Bosch, fue en 1938, dam), y el trabajo que conseguí allí —era una época de una crisis muy grande en todo el mundo capitalista, la gran crisis de los años treinta, que había comenzado con el crack de 1929, de octubre de 1929— fue el de transcribir la obra de Hostos, y al hacerlo tuve que leerla toda. Entonces, leyendo a Hostos adquirí una conciencia social y política que no tenía. Idealista, pues Hostos no era materialista. Él era idealista, aunque dentro del idealismo era positivista” (v. XXXIX, p. 185). Esta cita, que es parte de una entrevista que le hacen a Bosch en 1981, explica la valoración filosófica de Bosch sobre la obra de Hostos. Él mismo lo explica líneas adelante de este mismo texto. “A mí me enviaron aquí (la entrevista se hizo en Cuba), a La Habana, a dirigir la edición de las Obras completas (las de Hostos), y fue aquí donde, en realidad, leyendo los periódicos cubanos, oyendo la radio cubana, leyendo sobre todo las noticias de la Segunda Guerra Mundial, que comenzó ese año 1939, empecé a adquirir conciencia política, pero una conciencia política muy limitada, porque yo fui un idealista, políticamente hablando, hasta el año 1968, cuando comencé a leer a Marx y a Engels. Es decir, yo era un demócrata” (v. XXXIX, p. 185).
Es un hecho de que hay dos giros esenciales en la vida de Juan Bosch. El primero ocurre entre el 1938-1939 cuando lee a Hostos y se involucra en Cuba con los fundadores del PRD y los miembros del PRC (auténtico). El segundo giro ocurre entre 1968 y 1969 cuando leyendo los textos de Marx y Engels cambia de visión filosófica sobre la política. Este segundo giro ocurre fruto de la conciencia que ganó Bosch cuando descubre la intervención del gobierno de Estados Unidos en el golpe de Estado y la invasión del 1965. Sin negar la relevancia de ese segundo giro, es el primero el más esencial, ya que ese giro entre el 1938-1939 integró a su vida la vocación política, que habitó junto con la literaria hasta 1960 y luego, hasta el final de su vida, fue la vocación dominante. Hoy día cuando pensamos en Bosch lo primero que nos viene a la mente es su dimensión política y en segundo lugar la literaria.
Pero entre la literatura y la política en Bosch hay una continuidad evidente. “Mi primer empleo en Puerto Rico fue dirigir la publicación de las Obras completas de Eugenio María de Hostos. Leer todo lo que escribió me causó un profundo impacto. Desde mi niñez había tenido una preocupación social particular; me dolía ver el estado de miseria en que vivían los campesinos. Cuando comencé a escribir, los campesinos eran los personajes de mis cuentos y el mensaje de Hostos provocó en mí la necesidad de hacer algo por ellos” (v. XXXIX, p. 331). Esa sensibilidad de Bosch desde su tierna infancia está marcada por su familia, pero no debemos olvidar que parte de sus maestros en la escuela venía de la tradición hostosiana, por tanto a Hostos le debemos también esa ampliación de la sensibilidad social de Bosch hacia el campo de la acción, de la acción política.
A través de Hostos el mismo Bosch afirma el desarrollo que tenía Puerto Rico en relación al de República Dominicana entre finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. “Puerto Rico tenía un desarrollo económico, y por tanto social y cultural superior al de la República Dominicana. (…) Lo que yo estoy diciendo se comprueba con el hecho de que el fundador de la primera escuela dominicana fue un puertorriqueño: Eugenio María de Hostos. No fue un dominicano quien fue a Puerto Rico a fundar la escuela puertorriqueña, sino un puertorriqueño el que vino a la República Dominicana a hacer esa labor y a formar, como formó, a más de dos generaciones de escritores, intelectuales, profesionales” (v. XXXIX, p. 344). Esta relación entre ambos pueblos, el dominicano y el puertoriqueño, unido al cubano, es una constante histórica, un canal de interacciones políticas, culturales, insureccionales y sociales. Ejemplos son muchos: un Máximo Gómez en Cuba o el mismo Hostos en República Dominicana, pero Juan Bosch representa a lo largo de toda su vida un hombre caribeño que se mueve entre las tres Antillas hispanohablantes, formándose, nutriéndose, contribuyendo al desarrollo de estos pueblos.
Bosch censura que la escuela hostosiana, que tantos aportes hiciera a la forja de hombres y mujeres destacados en nuestro país, fuera desmontada durante la tiranía trujillista y señala al responsable directo. “Hace ya unos treinta años (este texto fue publicado en 1988, dam), cuando como consecuencia del Concordato celebrado entre la República Dominicana y El Vaticano, la escuela de Hostos fue desmontada por el gobierno dominicano, y quien se encargó de desmantelarla fue precisamente el Dr. Balaguer, que era en esa época Secretario de Educación. Fue desmantelada totalmente, pero su inspiración vive en los que estudiamos en esa escuela; yo diría que hasta la siguiente generación posterior a la mía” (v. XXXIX, p. 344-345). Que la dictadura y su pupilo deseara disolver la escuela hostosiana es comprensible, para evitar seguir forjando hombres como Juan Bosch. La degeneración de la educación básica y media de nuestra sociedad es responsabilidad de Trujillo y Balaguer, pero también de tantos gobiernos posteriores que no han hecho lo necesario para recuperar su calidad. Dudo que hoy día con las llamadas “competencias”, al servicio de los empleadores, y con la inmensa inversión que se está haciendo, logremos recuperar el nivel que teníamos cuando la escuela hostosiana conservaba su vigor.
Una muestra asqueante de lo que acabo de decir es que todavía tenemos que ver a estudiantes nuestros en actos públicos agradeciéndole al presidente que construyera una escuela -con nuestro dinero- a la usanza del trujillismo y el balaguerismo. Eso demuestra cuan enterrado está el pensamiento de Hostos y Bosch entre quienes deberían luchar por recuperarlo para bien de la sociedad. Para los políticos dominicanos en sentido general es más ventajoso emular a Trujillo y a Balaguer porque les legítima sus prácticas corruptas, alienta sus míseros egos pequeño-burgueses y mantiene al pueblo dominicano en el oscurantismo y la incapacidad de organizarse para cambiar este Estado fundamentado en la explotación y la desigualdad.
¿Dónde está la génesis del pensamiento educativo de Hostos? “Hostos se formó en esa Escuela Libre Española. En ese momento España estaba en un proceso revolucionario mantenido por los liberales contra los conservadores. Hostos bebió de esa fuente y formó una concepción educativa apropiada para estos pueblos que no pudo aplicar en Puerto Rico. La aplicó aquí, en Chile, en Argentina, Venezuela, pero los efectos de esa escuela fueron más prolongados, importantes y positivos aquí y en Chile” (v. XXXIX, p. 350). Por tanto Bosch entra en la vida política gracias a Hostos y este le comunica el impulso que a mediados del siglo XIX tenían los liberales españoles. ¡Bendita fuente!