Retorno a partir de este artículo con la biografía de Juan Bosch. Me remito a los dos últimos Veritas liberabit vos que pueden encontrar en Acento donde analizaba los motivos y circunstancias que rodeaban el viaje a Barcelona en 1929. Ellos son Primer enfrentamiento con el poder del 9 de febrero del 2018 y Camino a España del 16 de febrero del 2018. Dos dudas formulé en esos textos sobre dicho viaje. El primero si el motivo, como lo sugiere Ramón Colombo, era la potencial represión que podía emprender contra Bosch el presidente Horacio Vásquez o el jefe militar Rafael Leonidas Trujillo, por lo expuesto por nuestro autor en la prensa. De esa cuestión todavía no tengo una respuesta definida. El segundo es la fecha del viaje, que algunos textos de Bosch lo ubicaban entre el verano y octubre del 1926. De este tema hay una cita de Bosch que lo ubica en el momento que suponíamos cuando escribimos los textos mencionados. “…había salido al comenzar el mes de octubre de 1929” (v.XXXVII, p. 289). La cita corresponde a una extensa entrevista que Don Rafael Herrera le formulara y publicara en el Listín Diario a partir del 29 de junio de 1989.
Una anécdota curiosa en torno a su viaje, que ya comenté en artículos anteriores, es la vinculación que destaca Bosch sobre la estatua ecuestre de Lilís que descubrió en dos partes, el pedestal en el puerto de Santo Domingo y el jinete en su montura en los muelles de Barcelona. Nunca ambas partes se encontraron.
Manuel Núñez, quien hace el estudio introductorio al volumen 8, comentando los textos denominados autobiográficos, resume muy bien ese viaje. “En 1929, cumplidos los veinte años, se fue a vivir a Tortosa (Barcelona) donde ya se hallaba su hermana Angelita. Eran los años de la gran depresión y la economía española andaba de capa caída. La ciudad de Santo Domingo fue asolada por el ciclón San Zenón. Durante la travesía que lo llevaría a trabajar con un circo en Venezuela se detuvo en Puerto Rico para participar en una función benéfica para socorrer a las víctimas del ciclón San Zenón. En Venezuela, trabajó en una compañía teatral, luego en un circo, que lo llevó a Puerto España (Trinidad) y desde allí llegó a Santo Domingo en 1931” (v. VIII, p. X). Aunque Bosch nunca escribió propiamente una autobiografía, se encuentra una gran riqueza de referencias en varios textos. En primer lugar en El PLD, un partido nuevo en América, donde explica hechos importantes que le ocurrieron desde su partida al exilio en 1938 hasta su regreso a República Dominicana en 1961. La segunda fuente de importancia son las múltiples entrevistas que concedió en los años 80 del siglo pasado, en especial la de Don Rafael Herrera y la de Ramón Colombo. En ellas hay muchas referencias a sus años de niñez y juventud. Por supuesto la obra más completa y científicamente bien elaborada sobre Bosch y su familia, y sus primeros años, es el libro de Evelyn Marte Rodríguez, Los Bosch Gaviño, apuntes y gráficas sobre su historia familiar.
Para Juan Bosch su viaje a España detuvo un proceso de creación y publicaciones que iba en aumento y le estaba granjeando un nombre en el mundo de las letras criollas y con sus dos artículos ya analizados, mostraba además el ojo crítico de un joven sensible a los infortunios que vivía su sociedad y con la valentía necesaria para denunciarlo. Él estaba consciente de ello. “Esa salida fue hacia España, o para decirlo de manera más concreta, hacia Barcelona, la capital de Cataluña. Cuando hice ese viaje ya había escrito algunos artículos; me parece que tal vez dos o tres se publicaron en un periódico que dirigía el padre de Panchitín Sanabia, y otros, aunque muy pocos, en La Opinión, cuyo jefe de redacción era Cundo Amiama; pero de lo que escribí entonces lo que más recuerdo es algo publicado en el Listín Diario” (v.XXXVII, p. 289). Los motivos para partir debieron ser muy poderosos. Un articulo en particular fue muy importante: Los dos caminos de la hora. Bosch había olvidado esa publicación hasta que décadas después Bernardo Vega la descubre y se la lleva a su autor que quedó maravillado de ese reencuentro con su obra. Mildred Guzmán recientemente me confirmó el entusiasmo de Bosch ante el regalo de Vega. “Lo que no recordaba para nada -afirma Juan Bosch- es que cuando estaba cumpliendo los veinte años y dos meses y medio escribí, y se publicó en El Mundo, periódico de Luis Sánchez Andújar, un artículo de pura materia política. ¿Qué decía él? Pues nada menos anunciaba, cinco meses antes de que el gobierno que presidía Horacio Vásquez fuera derrocado, que el país estaba a punto de pasar a ser la víctima de una tiranía. Ese artículo ha sido publicado recientemente por Bernardo Vega en un opúsculo titulado El 23 de Febrero de 1930 ó La más anunciada revolución de América” (v.XXXVII, p. 289-290).
Comencemos el viaje. “…escribí el artículo en el que anunciaba una tiranía en nuestro país que se publicó el 16 de septiembre de 1929, y un mes después embarcaba en el vapor Buenos Aires en viaje a España, concretamente a Barcelona, adonde llegué cuando se iniciaba la gran crisis de 1929, llamada a crear tremendas convulsiones en todo el mundo, empezando por los países de nuestra América. Esa crisis se hizo sentir en España y naturalmente, yo tuve que sufrirla porque perdí el empleo que tenía en una empresa de dos venezolanos que habían establecido en Barcelona una pequeña fábrica de ponche crema, un licor combinado con huevos de gallina, y entre los trabajos que desempeñé en esa ciudad el que me daba más rendimiento era el de vendedor de esa bebida” (v.XXXVII, pp. 300-301). Las posibilidades de instalarse Bosch en Barcelona, suponiendo que esa era su meta, se hundieron por un hecho que marcaría el curso de la historia de la humanidad en el siglo XX: la crisis financiera de octubre del 1929. Si dicha crisis tumbó gobiernos, Machado en Cuba, subió dictadores como Trujillo y a mediano plazo fue una de las causas que se desatara el mayor genocidio en la historia de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial, debemos añadirle que fue causa eficiente de que nuestro Juan Bosch tuviera que regresar a su patria, aunque no lo hizo directamente.
Si algo es importante destacar en lo que hemos visto de la vida de Bosch es su disponibilidad para trabajar en todo tipo de oficio, sin importar su humildad o esfuerzo físico. Y lo seguiremos viendo en otros momentos de su vida. Es incorrecto ubicar a Bosch como un literato o intelectual de manos suaves que nunca sudó para sostenerse él y los suyos, todo lo contrario, la vocación de trabajo de Bosch es una constante en toda su vida, desde la condición de Presidente de nuestro país, hasta la de vendedor ambulante. A pesar de estar ubicado en la clase social de la pequeña burguesía dominicana, Bosch no compartió nunca defectos tan deplorables de ese sector de clase como el rechazo al trabajo manual o el ejercicio de oficios propios de la gente más pobre. Indudablemente la moral del trabajo heredada de su padre y su abuelo materno jugó un papel importante.
Otra referencia de Bosch sobre su estancia en Barcelona añade información. “Me defendí vendiendo publicidad para La Voz de Cataluña y para la plaza de toros de Barcelona… Luego me fui al pueblito de Tortosa, donde había nacido mi padre. Pero era peor. Mi tía Cinta me fue a buscar para ir de nuevo a Barcelona, donde estaba mi hermana Angelita… Me puse a trabajar en una fabriquita de ponche crema que tenían unos venezolanos, con tan mala suerte, que el negocio quebró. Ellos se fueron y me dejaron el pasaje, por si yo después quería ir a verlos a Venezuela” (v.XXXVIII, p. 317). Tortosa es hoy, al igual que lo fue cuando Bosch la visitó en 1930, un pueblo pequeño, en la rivera del Rio Ebro y cercano al Mar Mediterráneo Según el censo del 2015 con una población no mayor de 34 mil habitantes. De ahí salió Bosch padre buscando nuevos horizontes al finalizar el siglo XIX y llegó a República Dominicana, ahí volvió Bosch hijo 30 años después para descubrir que no era posible sostenerse o dicho en buen dominicano, “no había vida”.
Bosch no pudo quedarse en España porque no conseguía trabajo y emprendió el viaje a Venezuela. No era su intención regresar al país. Pero estaba atento a lo que pasaba aquí. “Dos o tres días antes de salir hacia Caracas, con una compañía de teatro que lo empleó como apuntador, Juan Bosch se enteró, en las páginas de La Voz de Cataluña, de que la ciudad de Santo Domingo había sido arrasada por el ciclón de San Zenón” (v.XXXVIII, p. 317). Esta referencia la brinda Colombo de la entrevista que le concedió Bosch, pero el mismo Bosch da una segunda versión: “…estando en medio del océano Atlántico, cuando iba hacia Venezuela, con parada en San Juan de Puerto Rico, llevando conmigo el grupo de artistas que iba a ser presentado en el Teatro Olimpia de Caracas, la radio del buque dio la noticia de que la capital de la República Dominicana estaba siendo azotada brutalmente por una tormenta tropical; era el huracán llamado por los dominicanos el ciclón de San Zenón” (v.XXXVII, p. 301-302). Continuamos la semana próxima.