Entre finales del 1945 y los primeros meses del 1946 Juan Bosch desarrolla una hábil maniobra de aparente negociación con Trujillo por la mediación del Cónsul Espinal en Curazao con el objetivo de sacar de dicha isla -sin que lo descubriera los esbirros del tirano- a Ramón Emilio Mejía, apodado Pichirilo. Este proceso está detallado en cartas escritas por Espinal y Bosch. Llegado a un punto del diálogo Bosch rechaza que sea necesaria un acuerdo entre el gobierno dominicano y el exilio bajo el patrocinio de la Unión Panamericana, ya que eso mermaría la sana soberanía del pueblo dominicano, y que si hay buena voluntad el problema se resolvería entre los dominicanos. Rechaza además la tesis de que Haití es un peligro y que por tanto eso no justifica un gobierno de fuerza como el de Trujillo, ya que siempre existirá al lado de República Dominicana el pueblo y la nación haitiana. En una nota al texto de Bosch, Espinal señala que a su entender esa actitud de Bosch sobre Haití se debía a que recientemente él, del 21 al 24 de noviembre de 1945, viajó a Haití y obtuvo del presidente Elie Lescot la suma de 25 mil dólares para la lucha contra Trujillo. Esos fondos serían utilizados para equipamiento militar del proyecto de Cayo Confites que ya estaba en gestación. Analiza además que, contrario a lo que planteaba Espinal en su conversación el 5 de enero, Bosch no ve que la situación en Venezuela vaya a desmejorar y que por tanto los exiliados que están allá deberán salir del país. Lamentablemente esa afirmación de Bosch fue desmentida por los hechos.  La Junta Revolucionario que estaba en el poder al momento de escribir esta misiva, encabezada por Betancourt desde 1945, daría lugar a unas elecciones que ganaría Rómulo Gallegos, escritor y político, que duraría escasamente nueve meses, del 17 de febrero del 1948 al 24 de noviembre del mismo año, siendo derrocado por un golpe de Estado, de alguna manera semejante a lo que le pasaría a Bosch en 1963.

Concluyendo la carta -que cita Espinal- señala Bosch: “… el envío de esta carta, y la aceptación tácita o expresa de las líneas generales que contiene, no significa en modo alguno que hayamos entrado en negociaciones con el gobierno dominicano; así, pues, nadie tiene derecho a utilizarla como prueba de que la situación de nuestro país ha entrado en vías de arreglo político; y para que no haya dudas sobre el particular, hemos resuelto enviar copia de la presente a todas las Cancillerías de América. Esta carta y la aceptación expresa por parte del gobierno dominicano de las ideas que en ella se exponen no nos obliga más que a una cosa: a formular el modus operandi que pueda hacerla útil.” (Espinal, 1970: 53) Dicho modus operandi sería entregado si así se demanda por el gobierno dominicano y se buscaría un ámbito más propicio que el de Curazao.

Espinal destaca en una nota de pie de página de su libro (Trujillo, Bosch y yo) que la entrega de la carta a los Cancilleres de los países americanos era una violación al punto previamente indicado de Bosch de que esas conversaciones tendrían que darse entre los dominicanos. Pero al leer la versión de Bosch de 1984 se entiende mejor que esa entrega era parte de la estrategia oculta del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) en dichas negociaciones. La carta le fue llevaba por Espinal a Trujillo y él lo designó como Consejero de la Legación Dominicana en La Habana para discutir el modus operandi, en Cuba, no en Curazao, como había solicitado Bosch. Si el PRD aceptaba moverse hacia Cuba impedía el plan oculto de sacar a Pichirilo. Pero previo a eso Espinal envía una carta a Bosch en respuesta a la suya.

La carta de Espinal a Bosch, el 17 de enero de 1946, va dirigida a la dirección de Bosch en Caracas, Venezuela. Es una misiva breve donde señala que antes de enseñarle la carta de Bosch del 14 de enero a Trujillo este considere cambiar tres cosas: que en lugar de hablar del modus operandi se diga: “a formular el proyecto de modus operandi que sería discutido por un representante nuestro y uno del gobierno para ser sometido luego al Presidente Trujillo; segundo que se señale que “Una vez admitido por el Presidente Trujillo, y comenzado a poner en práctica el modus operandi, los exiliados cesaríamos en nuestras actividades contra el Gobierno Dominicano, permaneciendo en el extranjero hasta cuando consideremos oportuno nuestro retorno al país” y tercero que suprimiera el párrafo conclusivo, donde se plantea el cambio de sede de Curazao, no así el interlocutor, para dejar esa decisión en manos de Trujillo. (Espinal, 1970: 55-56) Conociendo a Trujillo el Cónsul Espinal no quería dar la impresión de estar sacando provecho de la situación. Aunque no lo reconoce explícitamente Espinal delata la naturaleza autoritaria de Trujillo y no quería verse en una situación comprometida que levantara la ira del tirano contra su persona.

En cable que envía Juan Bosch a Espinal el 24 de enero señala que la carta a Bosch del 17 no considera que debe efectuarse cambio alguno y que fue un texto suficientemente ponderado por todos los líderes de la oposición que participan en ese diálogo. Espinal procedió a viajar a República Dominicana y le entregó a Trujillo toda la documentación, este le pidió que elaborara la respuesta y se la llevara para su consideración. Así lo hizo Espinal y luego de varios días Trujillo le llamó y le presentó otra propuesta de respuesta, diferente a la de él y le pidió su opinión. Espinal hábilmente le indicó que esta nueva propuesta era muy superior a la suya en cuanto nivel intelectual, pero estaba hecha para halagarle y no para servirle, mientras que la de él (de Espinal) tenía el propósito de servirle. El mismo Espinal indica que esa segunda propuesta la elaboraron Logroño y Almoina. Trujillo le entrego las dos y le pidió que se encargara de elaborar la definitiva, ya que él (Espinal) se encargaría del asunto. (Espinal, 1970: 60-64) Arturo Logroño y José Almoina, el primero dominicano y el segundo español, eran colaboradores cercanos de Trujillo. Mientras que Logroño sirvió siempre a Trujillo hasta su muerte, Almoina, que había llegado con los refugiados republicanos españoles en 1939, rompió con la dictadura en 1947, es decir al año siguiente de este suceso y se exilió en México en labores antitrujillistas, fue asesinado por esbirros del dictador el 4 de mayo de 1960.

El 12 de febrero Espinal le escribe Bosch. Luego de varios párrafos volviendo a corregir los puntos expresados por Bosch y en defensa de la buena voluntad de Trujillo, procede a establecer los puntos del modus operandi, no sin antes anunciarles su designación como responsable del diálogo por parte del gobierno dominicano en su nueva condición de Consejero de la Legación Dominicana en La Habana. “1) Que la persona delegada por la agrupación que ustedes vienen representando en estas conversaciones, para hacer la entrega de dicho documento y continuar si fuere necesario tratando estos asuntos, esté amparada por una Carta Credencial suscrita por todos sus compañeros y 2) Que el Modus Operandi esté listo para serme entregado.” (Espinal, 1970: 72). La maniobra de Bosch y el PRD entraba en un momento álgido y requería que aceleraran la salida de Pichirilo de Curazao.