Racionalizar la historia es válido y obligatorio en cuanto es una disciplina científica y no un relato ingenuo de hechos, mucho menos un culto religioso a personajes del pasado o la excusa para actitudes xenófobas o racistas. La historia se basa en testimonios analizados críticamente, sea un texto, una ruina o el ejercicio inductivo a hechos ocurridos que no tienen causas definidas documentadas. De esto último déjenme presentar un análisis brillante de Bosch sobre la fundación de la Trinitaria: “Ahora bien, en medio de esa relativa estabilidad y animación económica se había producido algo que ignoramos, algo que perturbaba la vida del país, porque al comenzar el mes de mayo de 1838 se llevó a cabo en Puerto Príncipe un atentado en el cual fue herido de gravedad un alto funcionario del gobierno, y los autores del hecho declararon que su propósito era derrocar el gobierno de Boyer, y en el mes de julio de ese mismo año quedaba organizada en Santo Domingo la primera célula de la Trinitaria. Eso quiere decir que en la primera mitad del año 1838 toda la Isla había entrado en un estado de agitación y conspiración, lo que indica que había malestar; y no podía ser un malestar reciente puesto que las decisiones políticas peligrosas no se toman de golpe y porrazo, de un día para otro; debía tratarse de un malestar que duraba algún tiempo, tal vez dos, tres, cuatro años; quizá más” (v.X, p. 217). En lugar de apelar a sentimentalismos chovinistas como acostumbran algunos teóricos xenófobos del presente, Bosch intenta explicar la formación de la Trinitaria en función de una crisis económica que afectaba a toda la isla y que generaba agitación política. Las consecuencias que descubre en el 1838 lo lleva a inducir que una crisis económica debió afectar a toda la isla desde hacía casi un lustro.

Pero también en la historia descubrimos hechos y vínculos que acontecieron de manera azarosa, lo que se ha dado en llamar la Teoría del Cisne Negro, formulada por Nassim Nicholas Taleb y que en nuestros lares la ha difundido Tony Raful. Se trata de que hay hechos fortuitos que afectan la relación causas y consecuencias de los procesos históricos de manera no previsible. Si afirmara que hay conexión entre la muerte de Salomé Ureña y la fundación del PLD muchos indicarían que es algo descabellado o que la aventura amorosa de un General de la Independencia cubana influyó profundamente en el análisis económico de la República Dominicana entre finales del siglo XX e inicios del XXI se diría que deliro. Veamos los hechos, más ahora que estoy comenzando a analizar la estadía de Bosch en Cuba.

¿Quién fundó el Partido Revolucionario Dominicano? Según el criterio de Juan Bosch fue Francisco Enrique Cotubanamá Henríquez Lauransón, conocido con el apodo de Cotú. He intentado reconstruir la genealogía de él y la información, no del todo confiable, está en las páginas web de genealogía. Según referencias que he encontrado el Dr. Orlando Inoa ha escrito sobre el tema, al tratar sobre la vida de Francisco Henríquez y Carvajal (1859-1935), apodado Pancho. Sus resultados serán parte de un libro que todos esperamos.

Cotú Henríquez era hermano de padre de Pedro Henríquez Ureña (1884-1946). He aquí la explicación. Del matrimonio de Francisco Henríquez y Carvajal y Salomé Ureña Díaz (quien muere en 1897), nacen Frank, Nicolás, Pedro, Max y Camila. Pancho se casa con Natividad Lauransón Amiama y tiene varios hijos, varían los datos en las diferentes páginas de genealogía, la lista más extensa es la siguiente: Francisco Enrique Cotubanamá Henríquez Lauransón, Rodolfo Henríquez Lauransón, Eduardo Henríquez Lauransón y Marta María Adelina Henríquez Lauransón. En otra página lo reducen a una llamada Salomé (como la primera esposa de Pancho) y que murió siendo niña y a Rodolfo.  Además, aparece una hija de Pancho nacida en Francia cuya madre era Clarisse Brodin.

Si no muere Salomé Ureña, pues Pancho no se casa con Natividad Lauransón y no nace Francisco Enrique Cotubanamá Henríquez Lauransón, quien se integra al movimiento juvenil en Cuba que derroca a Gerardo Machado en 1933 y que posteriormente forman el Partido Revolucionario Cubano, validando el nombre del partido que fundó José Martí, y que para diferenciarlos se le añade al primero el adjetivo de Auténtico. Es Cotubanamá Henríquez quien asume la tarea de formar un Partido Revolucionario Dominicano, que al igual que el Cubano derrocó a Machado, derroque la tiranía trujillista. Cotubanamá considera que el líder natural de dicho PRD debía ser Juan Bosch y va a proponérselo a Puerto Rico, y Bosch, que no estaba en política, sino en literatura, le sugiere buscar a Juan Isidro Jimenes Grullón, que era descendiente de presidentes dominicanos y a ojos del autor de La Mañosa tenía todas las condiciones para ser el líder del PRD. Según Bosch, el PLD no pudo existir si previamente no se fundara el PRD y que una vez agotada su validez como organización revolucionaria, se imponía una nueva organización política.

El otro caso es más increíble. José Braulio Alemán fue un general de las guerras de independencia cubanas. Según Narciso Fernández Ramírez “Fue Alemán uno de los pocos cubanos que vio el peligro de la intervención norteamericana en la guerra y, quizás, entre las excepciones de los patriotas que siempre fue opuesto al licenciamiento del Ejército Libertador, por considerarlo un error político de incalculables consecuencias. Designado constituyente en 1901 se opuso siempre a la Enmienda Platt”. Durante la dictadura de Gerardo Machado fue Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes y nunca se le vinculó a los crímenes de tan sangrienta tiranía. El General Alemán, siendo ya un señor mayor, con todo y familia, se enamora de una jovencita francesa llamada María Ivonne Dupoy. Ella queda embarazada y para evitar el escándalo logra que su amigo Gerardo Machado lo envíe a México como Embajador y allí nace José Luís Alemán, quien posteriormente ingresará a la Compañía de Jesús y años después sería enviado a República Dominicana por los jesuitas donde desarrolló una destacada carrera académica en la PUCMM y se convirtió en el analista económico más destacado del país hasta su muerte.

Un hermano de padre del P. Alemán siguió un camino muy diferente. José Manuel Alemán Casharo, quien fue Ministro de Educación durante el gobierno del doctor Ramón Grau San Martín, entre el 1944 y el 1948, es recordado como uno de los personajes más corruptos de la política cubana de ese entonces. Comparable a los grandes corruptos del PLD de estos tiempos. Pero dato curioso, ese mismo José Manuel Alemán Casharo fue uno de los apoyos de los luchadores antitrujillistas para organizar la expedición de Cayo Confites. Lo señala el mismo Bosch. “Manolo Castro habló con José Manuel Alemán y éste le dio veinte mil dólares; esa misma noche embarcó para Baltimore el incansable luchador; y a partir de tal gestión comenzó a avivarse en Cayo Confites la esperanza de la tropa de una rápida salida” (v. XXXIV, p. 218). Curiosa la historia y sus ocultos vínculos, aunque estamos obligados a encontrar su razón en los tejidos más profundos de los hechos.