El final de la Segunda Guerra Mundial generó un escenario complejo para las dictaduras latinoamericanas porque Estados Unidos, en buenos términos con la Unión Soviética, aplacó momentáneamente el anticomunismo que justificaba los gobiernos autoritarios en el Caribe y Trujillo entendió las “señales de los tiempos” y armó un plan de apertura de su régimen para invitar a los opositores en el exilio a regresar y hacer vida política, sin importar su ideología. Por azar el Cónsul trujillista en Curazao contactó a dirigentes del PRD de visita en dicha isla y se inició una “conversación” con el PRD y Bosch. Una cosa era el propósito de Trujillo y Espinal, otra muy distinta los objetivos de Bosch y el PRD con esa “negociación”.
La información sobre el intento de negociación entre Trujillo y Bosch se divulgó en Venezuela y los diversos grupos de dominicanos exiliados comenzaron a atacar a Bosch o defenderlo, fruto de la propuesta que estaba en curso. Bosch en su texto de 1984 menciona como Juan Isidro Jimenes Grullón señaló que era una acción política inmoral esa negociación, pero Espinal en su texto menciona que Jimenes deseaba encontrarse con él para ser parte de la negociación. En ese ambiente de tensión entre los dirigentes del exilio Espinal recibió en Curazao, a donde se había trasladado, un cable de Bosch el 18 de febrero anunciándole su arribo a Aruba al día siguiente. (Espinal, 1970: 75-76) Espinal en un memorándum a Trujillo el 22 de febrero explica las incidencias de ese encuentro. El encuentro entre Espinal y Bosch, a instancia de este último, se dio a solas en una playa. Bosch le puso al tanto de que tanto Ángel Morales y Juan Isidro Jimenes Grullón se encontraban en Caracas, debido a la información de que Bosch y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) estaba negociando con Trujillo. Bosch le preguntó a Espinal sobre la impresión que él tenía de la manera en que Trujillo había aceptado ese diálogo. Espinal le dijo que Trujillo había recibido con beneplácito la propuesta y estaba dispuesto al diálogo. Entonces Bosch le indicó que traía malas nuevas. Que una vez recibida la carta que le había enviado Espinal, la leyeron entre todos los dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y decidieron rechazar el diálogo y que incluso ellos no sabían, salvo Buenaventura Sánchez, que él estaba reunido con Espinal. Según Bosch la carta era una apología de Trujillo y no brindaba señales claras de un compromiso con la democratización.
Bosch y sus compañeros sospechan que una vez ellos estén en el país, Trujillo se ensañaría contra ellos por todas las acciones que hasta ese momento habían desarrollado en su contra. Espinal, haciendo votos de confianza en Trujillo se ofreció a ser una suerte de rehén en Caracas al arribo de ellos a República Dominicana llegado el momento. Bosch detalló que todos los aspectos de la carta ofreciendo diálogo eran engañosos, incluso lo de la Carta Credencial al delegado, que luego podría usar Trujillo en su contra. La conversación terminó en la noche sin acuerdo. Al otro día, luego del almuerzo volvieron a conversar y Espinal indica que Bosch le confesó que en curso estaba un levantamiento en el país contra Trujillo y que iba a ser ejecutado el 27 de febrero (día de la independencia) pero que fue pospuesto precisamente por estas conversaciones. (Espinal, 1970: 81) Esa “confesión” luce como parte de la maniobra que efectuaba el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) al seguir con esos contactos. Espinal defendió la buena fe de la Carta Credencial de parte de Trujillo y dio detalles de que era imposible que un movimiento militar interno o externo derribara el gobierno de Trujillo. Bosch y Espinal se despidieron, asegurándole el primero que volvería a hablar con sus compañeros en Venezuela. Atestigua Espinal que, preocupado por la confesión de Bosch de un levantamiento en el país, visitó a un amigo opositor a Trujillo y este le confirmó que el levantamiento ocurriría el 19 o 30 de marzo, pero Espinal no informó de eso por temor a comprometer a la fuente, en los hechos ese levantamiento nunca ocurrió y el informante era parte de la maniobra de Bosch y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
Espinal indica que días después fue a visitarlo Belisario Medrano, con quien andaba Buenaventura Sánchez al inicio de este intento de negociación y le confirmó que Ángel Morales y Juan Isidro Jimenes Grullón no aceptaba ser representados por Bosch y su grupo y que incluso cuestionaban el uso de los fondos que habían recolectados para la lucha contra Trujillo. Medrano se identificaba con el grupo de Morales y Jimenes y a nombre de ellos solicitó una reunión con Espinal en La Habana. (Espinal, 1970: 89-90) Estaba claro que a ojos de Espinal ese proceso de negociación había incrementado el fraccionamiento del movimiento antitrujillista y Bosch y su grupo -opina Espinal- descubrió que seguir con ello los llevaría a una ruptura radical con el resto de los movimientos antitrujillista. Al día siguiente Buenaventura Sánchez se entrevista con Espinal y le informa que hasta tanto no regrese Bosch de Cuba a Venezuela, no daría respuesta formal a la carta de oferta de diálogo, ya que Bosch estaba consultando a los compañeros de Cuba y que Jimenes Grullón estaba en Venezuela impulsando que fuera Ángel Morales el nuevo líder de la oposición contra Trujillo y no Bosch, pero que los compañeros venezolanos en el gobierno -se refiere a Betancourt y Gallegos- no aceptaban que Bosch fuera despojado de su condición de líder del movimiento antitrujillista. Espinal deduce en su texto que ese fue el motivo por el que Bosch rechazaba la Carta Credencial, ya que no podía obtener todas las firmas.
El 3 de abril de 1946 Bosch le escribe a Espinal desde Cuba rompiendo las negociaciones. El texto íntegro es el siguiente: “Contesto su carta del 12 de febrero de este año, enviada a Caracas, la lectura de cuyos términos no hemos podido resistir ni el que suscribe, ni los que autorizaron nuestras cartas de enero 14 y 21 de este año, ambas dirigidas a usted. La suya a que me refiero es insultante para hombre encarcelados, torturados y perseguidos moral y materialmente por la dictadura dominicana, como lo son esos compañeros a que se alude arriba; entre ellos los hay con familiares asesinados en Santo Domingo y en el extranjero, y el justo dolor de esos hombres resulta escarnecido en su carta. Le agradeceré dar por terminada nuestra correspondencia, pues de la suya del 12 de febrero se deduce que no hay la más remota posibilidad de enmienda en un régimen del cual es forzoso expresarse todavía como lo hace usted. Esta petición está respaldada por los compañeros que conocieron y autorizaron la correspondencia anterior, la cual será publicada conjuntamente con la suya.” (Espinal, 1970: 97). Con esta breve misiva concluyeron las supuestas negociaciones entre Bosch y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), por un lado, y Trujillo por el otro. El proceso duró 4 meses y Pichirilo había sido extraído de Curazao.