Juan Bosch analiza ese proceso con precisión. “…la invasión haitiana de 1822 se produjo en medio de —y gracias— a un vacío social; en el momento en que los hateros habían fracasado en el gobierno del país y cuando todavía no había ningún grupo que pudiera sustituir a los hateros como directores de la sociedad nacional. La masa del pueblo no tenía conciencia de su propio valer, y sólo una minoría de esclavos —y los esclavos eran por sí mismos una minoría que probablemente no pasaba del diez por ciento de la población— conspiraba y luchaba por su libertad” (Bosch, Vol. X, p. 211). Esa condición de minoría respondía a lo que hemos estudiado de que la esclavitud, a pesar de ser legal, no era operativa por la nula actividad productiva que demandara su existencia como recurso económico. Pero Bosch explica cómo se formó ese grupo que impulsó la independencia. “Al cabo de algunos años en la llamada Banda del Sur acabó formándose una pequeña burguesía de comerciantes, profesionales, dueños de cortes de madera; esa pequeña burguesía se sumó a la de los cultivadores de tabaco y la de los comerciantes del Cibao y acabó tomando en 1838 la dirección de la vida política nacional; por lo menos, tomó la dirección en la tarea de organizar a los dominicanos para que lucharan por su independencia” (Bosch, Vol. X, p. 211).
¿Cómo podemos saber la situación económica de esos jóvenes pequeños burgueses que organizaron La Trinitaria? “…el hecho de que Duarte pudiera viajar a España y estudiar allá; el de que Sánchez se dedicara al oficio de abogado —en la práctica, porque entonces no había donde graduarse— lo que supone que tenía alguna clientela; la posición desahogada de la familia Báez, cuyo padre estaba dedicado al negocio de la madera; todo eso hace suponer que hubo cierto grado de prosperidad y que esa prosperidad formó un ambiente favorable al nacimiento de una pequeña burguesía lo suficientemente numerosa para sentirse capaz de tomar la dirección política del país” (Bosch, Vol. X, p. 211). Esa prosperidad era fruto de las medidas tomadas por el gobierno de Boyer que estimuló la agricultura y promovió la exportación, especialmente después del acuerdo con Francia de 1825.
Citando a Angulo Guridi, Juan Bosch señala la riqueza del Cibao durante la ocupación haitiana. “…siempre se continuó cultivando el tabaco en tales términos que nunca bajó de cincuenta mil quintales la exportación de este artículo, el cual constituye el primer ramo de su movimiento comercial y es causa de la riqueza comparativa de aquel hermoso departamento” (Bosch, Vol. X, p. 215). Por tanto, a los cibaeños les fue bien con el gobierno de Boyer y su producción, el tabaco, no es compatible con la esclavitud por el nivel artesanal del cuidado de dicha hoja. Por tanto, concluye Bosch que: “No debemos permitir que las actitudes apasionadas nos confundan. Dígase lo que se diga, el reparto de tierras que hizo Boyer entre esclavos liberados —tierras de estancias y de ingenios de azúcar, en las vecindades de los centros urbanos y sobre todo de la Capital— se tradujo en la creación de un campesinado libre, pequeño propietario, y la existencia de ese sector amplió en pocos años el mercado comprador, lo que a su vez produjo una expansión comercial con el consiguiente fortalecimiento de los comerciantes; y fue de esos comerciantes de donde salió la pequeña burguesía urbana que tuvo como líderes a los jóvenes fundadores de la Trinitaria” (Bosch, Vol. X, p. 216). El movimiento independentista dominicano surge precisamente por la prosperidad generada por el gobierno haitiano. Un efecto que indudablemente no deseaba Boyer.
Esto lleva a nuestro autor a buscar la explicación de porque ese grupo beneficiario del gobierno de Boyer comenzó a conspirar contra él. “Ahora bien, en medio de esa relativa estabilidad y animación económica se había producido algo que ignoramos, algo que perturbaba la vida del país, porque al comenzar el mes de mayo de 1838 se llevó a cabo en Puerto Príncipe un atentado en el cual fue herido de gravedad un alto funcionario del gobierno, y los autores del hecho declararon que su propósito era derrocar el gobierno de Boyer, y en el mes de julio de ese mismo año quedaba organizada en Santo Domingo la primera célula de la Trinitaria. Eso quiere decir que en la primera mitad del año 1838 toda la Isla había entrado en un estado de agitación y conspiración, lo que indica que había malestar; y no podía ser un malestar reciente puesto que las decisiones políticas peligrosas no se toman de golpe y porrazo, de un día para otro; debía tratarse de un malestar que duraba algún tiempo, tal vez dos, tres, cuatro años; quizá más. Para conocer la causa de ese malestar deberíamos estar al tanto de la situación económica en Europa y en los Estados Unidos, que compraban los productos de exportación de la Isla; tal vez hubo baja en los precios de esos productos y eso afectó nuestra economía” (Bosch, Vol. X, p. 217).
La tesis de Bosch es que el movimiento independentista fue parte de un movimiento más general en toda la isla que fue producto de una crisis económica que puso en acción a varios actores sociales que rechazaban que Boyer siguiera en el poder. En el lado occidental de la isla se fueron reuniendo sectores contrarios a Boyer y el 1 de septiembre de 1842 se publicó el Manifiesto de Les Cayes contra Boyer, en el que se le culpaba del empobrecimiento que vivía toda la isla. (Moya, p. 255). Los Trinitarios buscaron aliarse con los rebeldes haitianos en contra de Boyer y el 26 de enero de 1843 llega Mella a Les Cayes y concreta una alianza de ambos grupos para derrocar el gobierno de Boyer. Por supuesto Los Trinitarios buscaban más que derrocar el gobierno, buscaban la Independencia, y eso más o menos lo tenía claro el líder de ese movimiento: Charles Riviere-Hérard. El levantamiento contra Boyer tuvo éxito en toda la isla y el 13 de marzo de 1843 fue derrocado, pero los Trinitarios, aliados de los reformistas de Riviere-Hérard, siguieron sus planes hacia la independencia y enfrentaron a las tropas del nuevo gobierno haitiano, pero fueron derrotados y los líderes independentistas tuvieron que sufrir cárcel o marchar hacia el exilio. Pero el esfuerzo conspirativo continuó y a pesar de que en febrero se celebraron elecciones legislativas para conformar un nuevo congreso, donde participaron candidatos del lado dominicano, los hechos se fueron dando con celeridad, en gran medida porque los trinitarios buscaron el apoyo del sector hatero para lograr el objetivo de la creación de un nuevo Estado.
Contrario a la perspectiva de muchos historiadores dominicanos el nacimiento de nuestro Estado está vinculado al progreso generado por el gobierno haitiano de Boyer y la conspiración para derrocar a dicho gobierno -indudablemente por una crisis económica que afectó a todo Haití- alió a los Trinitarios con los Reformistas haitianos, pero manteniendo los independentistas su agenda de lograr la separación de la parte Este de la República de Haití. Es correcto afirmar que el origen social, económico y político de la República Dominicana se articuló en el seno de la sociedad haitiana. El surgimiento de la Pequeña Burguesía por las medidas tomadas por Boyer fue el motor de una propuesta política que nunca los hateros hubiesen pensado o impulsado, la de un nuevo Estado, pero las circunstancias de que esos jóvenes pequeños burgueses era débiles en términos militares y sociales -y lo eran mucho más después de la persecución de Riviere-Hérard, los llevó a buscar el apoyo de los hateros, que eran contrarios a la idea de la independencia. Bajo ese drama surgió la República Dominicana.