Cuando Grau San Martín ganó las elecciones presidenciales cubanas en 1944, a Bosch se le abrieron las puertas del poder estatal en la isla. Él empleó a fondo esa oportunidad para impulsar la lucha contra Trujillo a través del PRD (proyectos como la Expedición de Cayo Confites) y vincularse de manera más estrecha con el liderazgo democrático y revolucionario de los pueblos del Caribe. Fue además para Bosch una escuela en su formación como estadista. Ese proceso duró desde el 10 de octubre del 1944, fecha en que Grau San Martín fue juramentando como presidente de Cuba, hasta el 10 de marzo del 1952 cuando Fulgencio Batista perpetró un golpe de Estado contra la democracia cubana, derrocando al presidente constitucional Prio Socarrás e impidiendo la celebración de las elecciones pautadas para el 1 de junio de ese año. El golpe tuvo una causa relevante en que la candidatura de Batista estaba en un distante tercer lugar detrás de las candidaturas de Roberto Agramonte del Partido Ortodoxo y la de Carlos Hevia del PRC-Auténtico. Los Estados Unidos reconocieron el gobierno golpista de Batista antes de terminar el mes de marzo y la represión se extendió por toda la isla. Las consecuencias de ese hecho son parte de nuestra historia actual. El asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, que aunque fue derrotado por el régimen, sirvió de punto de inflexión para la gestación del Movimiento 26 de Julio que terminaría derrocando a Batista mediante una revolución guerrillera que entró a La Habana en enero del 1959 y se ha mantenido en el poder hasta el presente. ¡Ni se imaginaba el Departamento de Estado de los Estados Unidos que al reconocer la dictadura de Batista el 27 de marzo de 1952 estaba incubando un proceso de la magnitud y duración como es la revolución cubana!
Veamos otro lado de la historia. El Partido Ortodoxo (Partido del Pueblo Cubano) lo fundó el 15 de mayo de 1947 un alto líder del PRC-Auténtico llamado Eduardo Chibás con el argumento de que los auténticos (PRC-A) se habían corrompido y se imponía un partido político honesto para impulsar el desarrollo de Cuba (mismo caso del PLD frente al PRD, Bosch vivió todo eso de cerca). Chibás se dispara un tiro en su programa de radio el 5 de agosto de 1951 y muere unos días después, quedando el Partido Ortodoxo al mando de Emilio Ochoa. Fidel Castro era candidato por el Partido Ortodoxo a un curul en la Cámara de Representantes del Congreso de Cuba, pero esa candidatura abortó por el golpe de Estado de Batista, y será Castro, como líder ortodoxo, quien encabezó al grupo de jóvenes ortodoxos que asaltaron el Cuartel Moncada. Al triunfar la revolución cubana en 1959 una de las primeras cosas que hizo Castro fue ir al cementerio de La Habana a rendirle tributo a su mentor Chibás. Nada de comunismo o crisis de los cohetes, quien torció el rumbo del proceso en Cuba fue la ambición de Batista y el desprecio de Estados Unidos por la democracia cubana.
Cuando gana Grau, Bosch estaba fuera de Cuba en un periplo por países caribeños buscando fortalecer las seccionales del PRD y ganando aliados para la causa antitrujillista. “En los diez meses que había durado mi viaje por México y Guatemala había tomado posesión de la presidencia de la República el Dr. Ramón Grau San Martín, que había sido elegido para ese cargo antes de salir yo de Cuba” (v. VIII, p. 622). En el seno del PRC-A los vínculos políticos más fuertes los tenía Bosch con Cotubanamá Henríquez, Prio Socarrás y Eddy Chibás. “En los seis años y medio que había pasado desde el día de mi llegada a Cuba yo había estado viviendo en una atmósfera política envolvente, que era al mismo tiempo de carácter internacional, de carácter regional y de carácter estrictamente dominicano porque en lo que se refería a la lucha antitrujillista mi trabajo se limitaba a lo que hacía dentro del PRD (…) pero también influían mucho en mi formación política los hechos que se producían en todo el Caribe, y naturalmente mucho más los de Cuba, donde actuaban en política varios amigos, entre ellos Carlos Prío y Eduardo Chibás, que a petición mía había organizado la recepción, en su casa, de las personas que participaron en el congreso unitario de los dominicanos antitrujillistas que se había celebrado el año anterior” (v. VIII, p. 622). Esto lo escribe Bosch en 1945. Y es Prio quien presenta a Bosch con Grau con una propuesta concreta.
“Yo no había tenido relaciones personales con el Dr. Grau pero él sabía quién era yo porque antes de las elecciones él le había propuesto a Carlos Prío la fundación de un periódico diario que haría el papel de vocero del Partido Auténtico. Prío era entonces senador por la provincia de Pinar del Río, cargo que mantuvo durante ocho años, desde las elecciones de 1940 hasta las de 1948, en las que fue elegido presidente de la República como sucesor del Dr. Grau. El propio Dr. Grau le puso al periódico un nombre que no tenía sentido, el de Siempre, cuyo director sería Prío, pero Prío no tenía la menor idea de cómo se hacía un periódico y me pidió que yo me hiciera cargo de esa tarea, petición a la que accedí, pero puse condiciones, la primera de ellas que mi nombre no figurara en la nómina de los que redactaban o dirigían ese vocero del Partido Revolucionario Cubano” (v. VIII, pp. 622-623) La confianza de los dirigentes del PRC-A en Bosch ya se había materializado cuando le pidieron que fuera asesor en la elaboración de la Constitución del 1940 y él estaba presente siempre en los debates que ocurrían entre los dirigentes de ese partido, sin que fuera un obstáculo su condición de extranjero, semejante al caso de Máximo Gómez. Y ahora que llegaban al gobierno querían que Bosch colaborara al mayor nivel posible, primero como responsable del periódico partidario del PRC-A y segundo como asistente del Primer Ministro. “Igual condición puse cuando al ser nombrado primer ministro (jefe del gobierno, mientras que el Dr. Grau seguía siendo jefe del Estado), Prío me pidió que le ayudara en los trabajos que se le presentaban en ese cargo; yo le respondí que no tenía condiciones para ser secretario suyo, a lo que él me contestó diciendo que no me pedía servicios de secretario sino de colaborador en funciones muy concretas, como el estudio de problemas que requirieran análisis detallados de varios aspectos de la vida cubana, sobre todo de los sociales y los económicos. Mi respuesta fue que me diera tres días para pensar lo que debería responderle” (v. VIII, p. 623). Dirigir el periódico político de un partido gobernante y ser asistente del primer ministro no son funciones para cualquiera, demanda capacidad, fidelidad, y la sintonía profunda en cuanto al proyecto central de esa organización y su ejercicio del poder del Estado.
Entender ese proceso en los años 40 en Cuba ayuda a comprender las causas por las cuales Bosch llega al país en octubre del 1961 y un año y dos meses después gana la presidencia con casi el 60% de los votos, luego de haber pasado 23 años exiliado y que otros que nunca salieron del país no lograron alcanzar ni de cerca esa meta. Bosch se formó al mayor nivel posible en la mejor escuela de formación partidaria, democracia y ejercicio del poder del Estado en el Caribe durante la década de los 40: el PRC-A. Y los mejores dirigentes de dicho partido descubrieron en Bosch las cualidades más sobresalientes para ser un constructor de partidos políticos y un estadista de alto nivel.
Aceptar ambas tareas demandó de Bosch analizar varias cuestiones. “,,,cuál sería la opinión que de mí se harían los miembros del Partido Revolucionario Dominicano, lo mismo los de Cuba, los de Estados Unidos, los de Puerto Rico que los de Venezuela cuando les llegara la noticia de que yo estaba trabajando como secretario o ayudante del primer ministro de Cuba (…) la segunda pregunta no estaba relacionada con los dominicanos del PRD, sino con los que no tenían ningún trato con el Partido Revolucionario Dominicano, vivieran o no vivieran en Cuba, sobre todo con los que vivían en Puerto Rico, muchos de los cuales tenían posiciones antitrujillistas como era el caso de Ángel Morales, y la última era qué pensarían de mí los cubanos dirigentes de partidos políticos, lo mismo los que se oponían al gobierno de los auténticos que los que habían llevado ese partido al poder” (v. VIII, p. 623).
Bosch al final aceptó la oferta de Prio, con las siguientes condiciones: “La primera era que se me respetara el derecho a seguir colaborando con la revista Bohemia para la cual escribía cuentos y artículos, la mayor parte de ellos dedicados a la lucha contra la dictadura de mi país, la segunda, que se me fijara un salario pagado por él, no de los fondos del Premierato ni de ningún otro departamento del gobierno de Cuba; la tercera, libertad de viajar fuera de Cuba cuantas veces tuviera que hacerlo para llevar a cabo actividades antitrujillistas” (v. VIII, p. 624). Prío y Grau aceptaron y el PRD y el PRC-A salieron ganando.