Todas las verdades,
comienzan como blasfemias.
G.B. Shaw.
Considerando los pros y los contras, en determinada ocasión, un real luchador por las causas más nobles que se acunan dentro de todo ser humano; conocedor de principios y valores, me dijo, que nunca peleara, pero, cuando lo hiciera, siempre tuviera presente la cantidad de municiones disparadas, para contar con la última, como reserva. Por igual sucede, cuando lo hagas verbalmente, quédate siempre con la última palabra, y deja que el contrario piense, que ya no dispones de más.
Hasta ahora hemos vivido en medio de situaciones, que siquiera hemos sospechado lo cerca que el desastre se ha colocado en nuestras espaldas. Y es que la mayoría de nuestros políticos o lideres –al parecer- el poder, es la primigenia manera de satisfacer sus ambiciones personales y por ende, la de sus descendientes o parientes, tal y como si estuviéramos aun en le época Feudal, faltando quizás, solo quizás, que sus esclavos le cedan la primera noche de bodas, con quien se convertiría en su esposa.
Llegan al Poder, sumisos, para luego convertirse en terribles enfant diabólicos, endiabladamente corruptos, y cínicos por demás. Pero este pueblo, desde siempre pendejo, dio una lección del cómo se debe pagar a todos aquellos malévolos políticos, hacedores de clanes para repartirse el erario, pero lo ideal sería, que esto no fuese solo un acto accidental sino, que se convierta en una costumbre, en la que olvidar las cosas mal hechas y el malvado borrón y cuenta nueva, sea una cosa que cueste recordar. Y nosotros, sin poder alguno, pero con la determinación sin límites, sostenemos que nunca la misma ola, toca de nuevo la playa, y así debe de acontecer con la claque corrupta, para volver y volver, hacer lo mismo.
No hay más cera que aquella que arde, y es por eso que se debe insistir que la estructura o forma de credo, se convierta en algo palpable, tangible, material y disminuir drásticamente los ejes teóricos y los discursos engañosos. Nos parece, que este pueblo no verbalizó la realidad en la que estaba viviendo, siendo posible, que por igual, ahora tampoco lo hace. Aunque tendrá que hacerlo, debido a que será algo catártico, liberador de los hechos traumáticos que duermen bajo el borrón y cuenta nueva o una capa hedionda de inmunidad y blindaje.
Quizás sea una equivocación, mala interpretación o una ansiedad basada en la falta de acción, pero, lo que me da en la nariz, es que muchos funcionarios de los diferentes estamentos del Estado –incluyendo los honorables– claro está, como que no le quieren entrar el pico y mucho menos las manos, a todos aquellos hechos propios de sus respectivas responsabilidades y estén jugando hacerse los buenos, porque, aún y parezca una absurdidad, el miedo a perder la posición los cohíba, y otros tantos, ya estén pensando en el 2024.
Por cosas así, me iba a referir al famoso barrilito, pero, no. Mejor, como me orientó un voraz lector amigo, me voy a referir a los Griegos, que consideraban que el Universo era un producto de la razón y por tanto la Religión era algo muy personal, y permitían la libertad de culto y la libertad de conciencia, en el grado más amplio. De donde se colige que, tenemos que vivir en consonancia con las leyes de la naturaleza y los principios de la razón.
Dicho esto, si Trujillo fue tan malo, que hasta leyes para que no se escuchara su música crearon y después, han tratado de acabar con todo lo que dejó, incluyendo las industrias y la institucionalidad creada por él, podemos decir, que lo único bueno, fue el Concordato. Algo que nadie le ha puesto la mano y siquiera menciona pero que, habrá que enfrentar por oneroso y ponerle el ojo, pero muy bien puesto, a la herencia de Constantino. ¡Sí señor!