• 19. Minucias. Duarte no estudió en París (como afirma García Peña, 73, sin citar la fuente de su aserto). Solamente los sacralizadores de Duarte apertrechados en el siglo XIX (J. G. García, el más conspicuo) se atrevieron a afirmar que Duarte había estudiado en Europa durante su viaje de 1829 a 1931 a donde llegó a Barcelona en compañía de su tía política María Santana, esposa de José Prudencio Díez, hermano de Manuela, madre de Duarte, y del comerciante Silvano Pujols, amigo de la familia Duarte-Díez y quien luego, al momento de la independencia de 1844 ocuparía el cargo de secretario de la Junta Central Gubernativa. Véase a Orlando Inoa. Biografía de Juan Pablo Duarte. Santo Domingo: Letragráfica, 2008, p. 16). Inoa asegura que Duarte no llegó a realizar estudios académicos formales porque la Universidad de Santo Tomás de Aquino “había sido cerrada en el 1823” (pp. 18-19). También Juan Daniel Balcácer y José Miguel Soto Jiménez niegan que Duarte realizara estudios académicos en su país o en el extranjero. Lo afirman en Duarte revisitado [1813-2013]. Santo Domingo: Banco Central, 2012, pp. 22-26, 235-237.
  • 20. La autora, sin citar fuentes, cifra en 20 mil haitianos asesinados en 1937 (p. 49). El número de muertos nunca se sabrá. Al inicio de las negociaciones para indemnizar a Haití, a Trujillo le convenía bajar la cifra para pagar menos y a los haitianos aumentarla para cobrar más. Pero una vez olvidado el asunto de la matanza, Trujillo no llegó a pagar los 750 mil dólares de indemnización, sino 500 mil y piquito, pues sobornó a los políticos haitianos y todo quedó ahí. A fin de saber la cifra exacta de haitianos muertos durante el corte, Trujillo le ordenó al señor Raúl Epifanio Barrientos, un militar de su confianza, que le realizara una minuciosa investigación al respecto, y este concluyó en que el número de haitianos muertos fue de 6.100, según le confesó a Lino A. Romero en entrevista posterior (Trujillo. El hombre y su personalidad. Santo Domingo: Búho, 2006, p. 229). Es todavía una cifra muy elevada y habrá que buscar el sitio donde fueron enterrados tantos cadáveres, pues tirarlos al mar era empresa riesgosa y trabajosa, dado el hecho de que todas las víctimas vivían en la frontera y el Cibao. Pagada la deuda a 30 centavos de dólar cada haitiano, menos el soborno a las autoridades haitianas cómplices del hecho, ahora a Trujillo le interesaba aumentar la cifra de muertos para aterrorizar a los haitianos y lograr la territorialización o soberanía de la frontera de nuestro fallido Estado nacional. Territorialización que, por supuesto, no ha sido lograda hasta el día de hoy, porque este es uno de los rasgos específicos de un Estado nacional verdadero, no de la caricatura de Estado que somos.
  • 21. García Peña asume el discurso mágico-religioso de Junot Díaz, quien cree en la palabra fucú como maldición interventora en la historia (p. 151).
  • 22. Félix María del Monte distorsiona la historia, porque si afirma que fueron haitianos los que asesinaron a la familia Andújar, entonces incriminaba de mentiroso a su padre José Joaquín del Monte, juez decano del Tribunal Civil del departamento del Ozama, pues condenó a tres inocentes dominicanos asaltantes de camino, identificados como culpables por Isabel, la doméstica cuidadora de las hermanitas Andújar. Si el juez Del Monte afirmaba públicamente que fueron haitianos los asesinos de la familia Andújar, entonces tendría problemas con el gobierno haitiano a quien debía el cargo. Pero como el juez murió en 1854 y el poema “Las vírgenes de Galindo” fue compuesto hacia 1860, ya el hecho real del asesinato de la familia Andújar podía ser distorsionado y complacer así a la ideología nacionalista antihaitiana de los intelectuales hispanófilos, los mismos que apoyarán la Anexión a España en 1861, colaboraron con Ferrand y Boyer y compusieron poemas y loas a estos dos gobiernos. Entre estos intelectuales hispanófilos estuvo Manuel Joaquín del Monte, hijo de José Joaquín del Monte, hijo del anterior y hermano paterno de Félix María del Monte, el poeta de “Las vírgenes de Galindo”, afrancesados, haitianófilos y anexionistas con Santana y Báez (Ver su respectiva biografía en Rufino Martínez, Diccionario biográfico-histórico dominicano. Santo Domingo: De Colores, 1997, pp. 355-357). Manuel Joaquín pasó de apoyar a Ferrand y la independencia de Núñez de Cáceres a cerrar filas con Boyer y Emilio Rodríguez Demorizi reproduce en Cuadernos Dominicanos de Cultura 2 (1944): 629 unos versos destemplados que este burócrata compuso con ocasión de un acto de la logia La Perfecta Armonía en Azua en 1835. Y quizá uno de los Del Monte haya sido el autor del largo poema épico “Romance de las invasiones haitianas” (1) que, escrito hacia 1830, contiene todos los clichés de los tres bloques en contra de Louverture, Dessalines y Cristóbal y termina loando la gloria de Boyer y la unión de las partes de la isla realizada por este.
  • 23. Empleo del gerundio de anterioridad o de posterioridad con verbos en pasado y futuro. GER de anterioridad y GER de posterioridad (pp. 34, 142, 158). El hablante o el escritor dominicano no se percata de que expresa un contrasentido al usar el gerundio con verbos en tiempo pasado o futuro. Max Henríquez Ureña lo explica claramente al analizar en una de sus “Butacas” titulado “Lenguaje” en el Listín Diario (18 de octubre de 1963, la frase “Llegué a la tienda, comprando unos zapatos”. Señala cáusticamente el autor que no se “llega comprando”, pues primero sed llega y luego se compra. Para don Max la función ordinaria del gerundio es la de adverbio, es decir, cuando modifica en algo el sentido de una acción, en vez de juntarla con otra acción diferente. Solamente en frase inciso se permite el uso del gerundio con tiempo pasado o futuro.
  • 24. Empleo de los posesivos cuyo poseedor no siempre va en plural 143: “Líderes poderosos como Simón Bolívar y José Martí contaron con el apoyo solidario de Haití en las luchas de sus respectivos países por independizarse de España.” No siempre lo poseído va en plural cuando el poseedor aparece en singular o plural.
  • 25. Ejemplo de mala traducción 141 n.219: “El deplorable trato a los migrantes haitianos en [la] República Dominicana es el tema más estudiado en lo relacionado con los dominicanos, Hay más de un millón de haitianos residiendo en [la]República Dominicana, muchos de ellos trabajando en la industria azucarera en condiciones de cuasi esclavitud. El tema ha sido tratado en documentales y películas recientes como The Price of Sugar (2007) y Sugar Babies (2007). Sin embargo, el vínculo entre la inmigración haitiana hacia [la] República Dominicana y la intervención estadounidense sigue siendo poco estudiado. En Taking Haiti [,] Renda menciona que [los] Estados Unidos impuso un sistema de trabajo forzado (11), pero no explica qué significaba eso ni la relación con [la] República Dominicana.” (Las negritas y corchetes son de DC para significar que hay problema de traducción).

NOTA:

(1) Leer el poema en Emilio Rodríguez Demorizi. Invasiones haitianas de 1801, 1805 y 1822. Ciudad Trujillo: Academia Dominicana de la Historia, 1955, pp. 203-223.