"Cada domingo en la tarde, se celebra en la Zona Colonial una actividad turística que pasa desapercibida para las autoridades de ese sector, y que se ha convertido en un símbolo dominical, tanto para sus organizadores como para los turistas, nacionales y extranjeros, que visitan el lugar. Se trata de Bonyé que, de grupo musical se ha convertido en una referencia turística que pudiera ser aprovechada para generar una Marca-País fácil de vender. Y, como dije, esas pequeñas cosas son las que conducen a la competitividad y que darían a la Zona Colonial sostenibilidad hacia futuro. En Bonyé confluyen la cultura, el medio ambiente, la economía, y en donde las penas del lunes se anticipan con un buen son y un mejor trago".
Estoy totalmente de acuerdo con las palabras que acabo de citar, las cuales fueron escritas por Franklin Vásquez en su artículo "Bonyé y la oferta turística de República Dominicana", publicado en el semanario El Dinero el 24 de mayo pasado. Una virtud de Bonyé es que es un fenómeno popular y autogestionario en sus orígenes y esencia, que no pertenece a ninguna corriente política ni religiosa. Sin embargo, hay funcionarios que tienen planes con respecto a las Ruinas de San Francisco para transformar ese monumento en algo distinto a lo que es, planes funestos que contemplan la expulsión de Bonyé, lo que sería perjudicial para la oferta turística, recreativa y cultural de la Ciudad Colonial.
Recordemos lo que otras firmas han escrito sobre Bonyé hace algunos años en estos enlaces:
https://www.listindiario.com/entretenimiento/2013/7/27/286109/Domingos-de-bonye
http://hoy.com.do/la-fiesta-de-bonye-mucho-mas-que-son/
http://www.elcaribe.com.do/2016/07/30/bonye-una-marca-musical-esencia-zona-colonial/
http://casadecampoliving.com/es/bailando-en-la-zona-con-el-grupo-bonye/
Seguimos con el tema del turismo, pues solo en el primer trimestre del presente 2018 llegaron a puertos dominicanos 192 cruceros con 374,354 turistas, según estadísticas del Banco Central divulgadas por el Ministerio de Turismo. Además, de acuerdo a una noticia publicada por Acento el 11 de junio pasado, "República Dominicana podría recibir a partir de 2020 más de 2 millones de cruceristas anualmente, sin contar la tripulación de las naves", según afirmó Michele M. Paige, presidenta de Asociación de Cruceros de Florida, lo que me ha hecho recordar un artículo que escribí en el Listín Diario el 13 de marzo de 2006 (o sea, hace doce años), titulado “Turismo de cruceros”, compilado en mi libro "Mangos y jubilados y otros artículos (2004-2006)" (Letra Gráfica, 2008), el cual me permito reproducir a continuación:
"Lamentable, pero cierto. La República Dominicana no figura entre los diez principales destinos del turismo de cruceros en el Caribe. De acuerdo a un artículo de Reed Albergotti y Candace Jackson, publicado el pasado 5 de marzo en el suplemento The Wall Street Journal Americasque circula en la edición dominical del Listín Diario, los diez destinos caribeños que lideraron el turismo de cruceros en el año 2005 fueron: Bahamas, Cozumel, Islas Vírgenes, Islas Caimán, San Martín, Puerto Rico, Jamaica, Belice, Antigua y Barbuda, y Santa Lucía.
Esta última isla, que ocupó el décimo lugar, fue visitada por 258 cruceros con 394,431 turistas, mientras que el destino líder, Bahamas, recibió 1,554 cruceros con 3,349,998 turistas en el año 2005, según el referido artículo, el cual cita al presidente de una importante compañía de cruceros, Royal Caribbean International, señalando que “entre los destinos futuros que contempla su empresa están La Habana y Cartagena de Indias”.
El turismo de cruceros mueve quince mil millones de dólares anuales, de acuerdo al referido artículo, el cual cita a una funcionaria de Islas Vírgenes que estima entre US$200,000 y US$400,000 el “impacto económico inmediato” que produce cada crucero que atraca un puerto.
Como la República Dominicana no es mencionada en dicho artículo, sospecho que nos estamos perdiendo un buen pedazo del pastel caribeño del turismo de cruceros. Y no debería ser así".
Hasta ahí mi artículo de marzo de 2006. Al cabo de doce años de haberse publicado, me alegra saber el crecimiento en la cantidad de cruceros que arriban a puertos dominicanos y en la cantidad de turistas que nos traen los mismos, así como su impacto en la generación de divisas y empleos, al incrementarse la demanda de productos y servicios que requieren dichos turistas.
Otra noticia publicada el mes pasado nos entera que "El Clúster del Mango Dominicano, la Asociación Banileja de Productores de Mango (Abapromango) y el Ministerio de Agricultura proyectan que dentro de cinco años el país podría exportar US$40 millones de esta fruta, de los cuales Baní quiere representar el 80%, es decir US$32 millones", de acuerdo a lo informado por Jhenery Ramírez en el Listín Diario del 26 de junio pasado, el mismo día en que Joaquín Caraballo citó en Diario Libre la siguiente declaración del ministro de Agricultura, Osmar Benítez: "La República Dominicana tiene la capacidad para exportar US$100 millones en mango; tiene la capacidad técnica, tiene los técnicos, los terrenos, tiene las condiciones agroclimáticas para el mango y además tiene una ventaja: estamos más cerca de Estados Unidos que la mayoría de los proveedores que vienen de Centroamérica o Suramérica”.
Las citadas noticias me hicieron recordar otro artículo que escribí en el Listín Diario el 27 de febrero de 2006, titulado "Mangos y jubilados" (el cual le da título al mencionado libro), tal como reproduzco a continuación:
“En el mes de junio del pasado año 2005, los periódicos El Caribe, Hoy y Listín Diario informaron acerca del incremento de la exportación de mangos dominicanos. En Estancia Nueva, provincia Espaillat, fue inaugurada unaplanta de tratamiento hidrotérmico de la fruta que ya está enviando aproximadamente cuarenta mil mangos cada día a Nueva York, según declaró uno de sus ejecutivos, Antonio Taveras (ver “El mango del país invade NY”, por Arelis Peña Brito, El Caribe, 14 de junio de 2005).
Por otra parte, Rafael Leger, presidente del Cluster de Mango, señaló que dicho proyecto (que agrupa a suplidores de insumos y servicios de investigación, capacitadores, productores, comercializadores, transportistas, financieros y exportadores) aspira a convertirse en líder exportador de mango hacia Estados Unidos y Europa (ver “Una fiesta con sabor a mango”, por Margarita Quiroz, Hoy, 17 de junio de 2005), mientras el director ejecutivo del mismo, Máximo Jerez, declaró: “Este fruto, que anteriormente tenía una producción limitada al consumo doméstico, ahora se siembra a gran escala comercial y su exportación hacia los mercados europeo y estadounidense aporta grandes divisas al fisco dominicano” (ver “El mango cambia de estatus; ahora genera divisas en dólares”, por Desirée Martínez, Listín Diario, 26 de junio de 2005).
Pero no se trata sólo del mango. También el limoncillo, el tamarindo, el cajuil, el pan de fruta, la guayaba, la manzana de oro, la chinola, el níspero y otras frutas han incrementado sus exportaciones (ver “Frutas no tradicionales encuentran otro nicho”, por Yanet Beltré, Listín Diario, 19 de junio de 2005).
Al leer esas noticias, di por satisfecha parte de una inquietud que manifesté en un breve artículo que escribí un año antes y que fue divulgado en aquel entonces por internet, gracias a la generosidad del embajador Federico Alberto Cuello Camilo. A continuación reproduzco dicho artículo, titulado “Mangos y jubilados”, que escribí en junio de 2004:
“Deseo hacer una pregunta después de referirme a tres artículos publicados recientemente en las páginas de The Wall Street Journal que aparecen en el Listín Diario.
En la edición del 27 de mayo, Katy McLaughlin escribe sobre el auge que en los últimos tiempos ha tenido en Estados Unidos el consumo de frutas provenientes de países latinoamericanos, como la guanábana y la chinola, entre otras.
En la edición del 4 de junio, Margot Cohen informa sobre las exportaciones de mangos a Estados Unidos en el año 2003 (en miles de toneladas), encabezadas por México con 173.4, Brasil con 39, Ecuador con 27.2, Perú con 20.4, Guatemala con 8.2, Haití con 5.9, Nicaragua con 2.3 y Costa Rica con 1.4 (en miles de toneladas, repito).
En la edición del 9 de junio, Andrea Peterson escribe sobre los incentivos fiscales y financieros que países centroamericanos (como Honduras, Belice, Nicaragua y Panamá) ofrecen a los estadounidenses que, al llegar a la edad de su jubilación, desean pasar sus años de retiro en el cálido clima tropical.
Pregunto: ¿Qué estamos haciendo los dominicanos para incrementar nuestras exportaciones de mangos, guanábanas, chinolas y otras frutas hacia Estados Unidos y para atraer a los jubilados estadounidenses hacia nuestro país?”
Hasta ahí mi artículo de junio de 2004. Retomando el tema de los jubilados, en las referidas páginas de The Wall Street Journal que aparecen en el Listín Diario, en la edición del 14 de noviembre de 2005, Joel Millman escribió un artículo titulado “Importar a los jubilados de EE.UU. ayuda a economía de Costa Rica. ¿Ejemplo a seguir?”, en el cual plantea que dicha nación centroamericana (donde residen unos veinte mil jubilados estadounidenses y canadienses, atraídos por los incentivos tributarios) “ha sido pionera en el uso de una herramienta de desarrollo económico cada vez más popular para las pequeñas y empobrecidas naciones de la Cuenca del Caribe: la importación de personas de alto poder adquisitivo que ya no tienen la responsabilidad de educar a sus hijos”.
Añade Millman: “En el caso de Costa Rica, los jubilados representan una parte importante de los US$1,400 millones que los estadounidenses gastan anualmente en el país…. Los efectos multiplicadores, como los gastos en salud, construcción, comercio y otros servicios, podrían elevar el beneficio total a unos US$4,000 millones, cerca del 25% del Producto Interno Bruto del país. Además, la ola de pensionados genera sinergias: los primeros jubilados instalaron pequeños hoteles cerca de la playa y agencias de viajes que, a su vez, trajeron más turistas y a más retirados…. Ante la perspectiva de que más de 30 millones de estadounidenses empiecen a jubilarse a partir del próximo año, Costa Rica y otros países en desarrollo esperan cosechar los frutos…. Panamá, Honduras, Belice y Nicaragua también están interesados en atraer jubilados estadounidenses, liberando del pago de impuestos a quien desee comprar o construir una vivienda en el país”.
Luego de haber citado a Millman, sólo me resta repetir la pregunta con la que, con razón, terminé mi citado artículo de junio de 2004: ¿Qué estamos haciendo los dominicanos para incrementar nuestras exportaciones de mangos, guanábanas, chinolas y otras frutas hacia Estados Unidos y para atraer a los jubilados estadounidenses hacia nuestro país?”
NOTA DE 2018: Nueve días después de publicarse el artículo que acabo de reproducir, algunas de las ideas que planteé en el mismo fueron retomadas por Hugo Güiliany Cury en un artículo, titulado “El mercado turístico de los jubilados”, publicado en Hoy, el 8 de marzo de 2006, que reproduzco a continuación:
“Aquí en Dominicana hemos estado concentrados en un turismo de todo incluido. En eso hemos sido exitosos, pues logramos con esa política dar un empuje enorme al sector. Sin embargo, eso nos trajo un turista de bajo nivel y que permanece en un hotel durante su estadía aquí. Eso ha impedido que otras ventajas que tiene el turismo se propaguen a toda la población. Esto así porque traer gente que no tiene dinero para gastar y que permanecen dos semanas en un hotel, con todo pago, impide que estos salgan y gasten en nuestras ciudades y campos. Pero también esos turistas de bajos ingresos y nivel cultural no son los que pueden hacer otras contribuciones positivas al país. Ha llegado el momento de cambiar y debemos diversificar hacia un turismo que no sólo sea de playas y sol hacia uno de mayor calidad. Podríamos también tener turismo ecológico, de salud y otros. Uno de estos “otros” pudiera ser el turismo de los jubilados. El mejor ejemplo de esto lo tiene Costa Rica, pues en esa nación residen unos 30,000 jubilados de Estados Unidos y Canadá. Se espera que en los próximos años unos 30 millones de americanos empiecen a jubilarse y la realidad es que se ha ido convirtiendo en una norma que muchos de esos pensionados se vayan a vivir fuera de estados Unidos. Pero al igual; que los americanos, lo mismo ha estado sucediendo con los alemanes, holandeses, británicos y escandinavos que también se han ido fuera de sus países, hacia sitios con climas más cálidos y con un menor costo de vida. Muchos de ellos viven hoy en día en España, Grecia e Italia.
Nosotros podríamos, si así lo quisiéramos, convertirnos en un destino para esos jubilados, ya que tenemos ciertos atractivos que pudieran ser de interés para ellos. Pero eso no basta, pues para ser exitosos, y ntener permanencia en un objetivo como ese, debemos crear un escenario propicio y organizarnos. Es por ello que debemos tomar acciones, algunas de las cuales serían las siguientes:
Tener una legislación que sirva de marco a una política turística de ese género. Esa ley entre otras cosas debería contener:
- Incentivos fiscales para que los jubilados puedan traer sin impuestos sus pertenencias y automóviles.
- Permitir que puedan ser parte del sistema nacional de salud para que tengan una cobertura hospitalaria y de medicamentos.
- Establecer la llamada “Visa de Inversionistas” de forma que sean incentivados cuando adquieran una casa o un negocio.
- Establecer un marco de garantía legal para los jubilados. Igualmente, establecer áreas donde se puedan localizar los proyectos para que los jubilados cuenten con todos los servicios básicos, es decir, agua, electricidad, atenciones básicas en cuestiones de salud, así como en términos de los servicios bancarios y fundamentalmente seguridad.
- Establecer incentivos para que los inversionistas locales inviertan en las áreas donde se desarrollaría ese tipo de actividad.
Esta es un área dentro del sector turístico donde debemos trabajar para lograr ir cambiando nuestra actual orientación turística. Como sé que ese es uno de los objetivos del amigo y dinámico Secretario de Estado de Turismo, espero que le preste atención a esta sugerencia y que esto pronto pueda ser una realidad.”
Hasta ahí el artículo de Hugo Güiliany Cury. Once días después de haber sido publicado, y veinte días después de publicarse el mío, el suplemento The Wall Street Journal, que entonces circulaba en la edición dominical del Listín Diario, publicó, el 19 de marzo de 2006, un artículo de Daniel Kurtz-Phelan, titulado “La revolución turística de los sandinistas”, uno de cuyos párrafos decía así:
“El turismo generó cerca de US$200 millones el año pasado, más que cualquier otra industria de la economía nicaragüense, cuyo Producto Interno Bruto ronda los US$5,000 millones. El surgimiento de Nicaragua como un destino turístico y de descanso para jubilados estadounidenses le debe algo a la explosión del turismo en la vecina Costa Rica. El éxito turístico que ha tenido ese país ha convencido a los viajeros e inversionistas de que lo mismo puede suceder en Nicaragua.”
Luego de haber citado a The Wall Street Journal, sólo me resta añadir que los dominicanos no podemos dormirnos en nuestros laureles y debemos enfrentar sabiamente a nuestros competidores caribeños y centroamericanos. En ese sentido, considero que dimos un paso positivo con la Ley 171-07 sobre incentivos especiales a los pensionados y rentistas de fuente extranjera.
Me despido recomendando leer lo que dos distinguidos colaboradores de Acento escribieron, el 4 de julio en curso, en estos enlaces:
https://acento.com.do/2018/opinion/8582641-plan-nacional-turismo/
https://acento.com.do/2018/opinion/8582374-excelentes-noticias-turismo-dominicano/
Y volviendo al tema de los mangos, otro enlace reciente:
https://www.diariolibre.com/opinion/lecturas/mangueando-EG10347636
Por último cito estos versos de Américo Mejía:
Por los mangos maduritos
Digna fruta en sazón
He pedido la opinión
De algunos amiguitos
Que adivinen el gustico
De esta fruta singular
Cuando brinda su manjar
Incluyendo cascarita
Es delicia favorita
De dulzura sin igual