El 23 de abril fue inaugurado por el Presidente Danilo Medina el moderno y modélico proyecto de Boca de Cachón ubicado en la provincia Independencia en el suroeste dominicano, el mismo fue construido en tiempo récord y diseñado previendo todas las facilidades y servicios de una comunidad moderna, la construcción del mismo es un ejemplo de cómo deberían ser invertidos los recursos que el Estado recauda de los ciudadanos dominicanos vía los impuestos.
Si bien la construcción de Boca de Cachón es una buena práctica estatal, cuando las tormentas Noel y Olga destruyeron el dique derivador del canal Trujillo, quedando el río Yaque del Sur comunicado con la Laguna de Rincón y esta mediante el canal Cristóbal unida al Lago Enriquillo, por lo que el río Yaque del Sur estuvo desfogando libremente durante alrededor de dos años en el Lago y no en el mar; causando la enorme crecida del Lago Enriquillo que durante varios años ha mantenido inundadas las tierras y comunidades de las márgenes del Lago; la falta de acción del Estado y de sus instituciones en aquel momento representa un gran monumento a la desidia, la ineficiencia y el desinterés del gobierno y los funcionarios de esa época por la Región Suroeste.
La comunidad de Boca de Cachón está renuente a trasladarse al nuevo proyecto aduciendo una serie de razones que van desde que no pueden tener en régimen de libertad y anarquía sus animales (gallina, cerdos, chivos, vacas y burros, etc.) y también que debe respetar y preservar el paisaje de la nueva comunidad, no construyendo anárquicamente enramadas, cobertizos, casetas y cocinas fuera de las excelentes y dignas viviendas construidas con todas las necesidades previstas. La actitud de esos comunitarios me hace plantear las siguientes preguntas:
¿En el proyecto de Boca de Cachón, además de los planificadores de la realidad física y material como los arquitectos, ingenieros, agrónomos y otras especialidades que trabajan con el entorno físico, habrán trabajado con la comunidad especialistas sociales y de la conducta humana como son: sociólogos, antropólogos, educadores y psicólogos que de una u otra forma prepararan a la comunidad para tan grandes y positivos cambios de su forma de vida?
¿Se previó en la fase de planificación y construcción del proyecto que se estaba cambiando drásticamente de una forma de vida típicamente rural a una típicamente urbana a toda una comunidad de la noche a la mañana?
¿No será la actitud de los comunitarios una demostración de que muchas veces el nivel desarrollo no está en la obtención de recursos y beneficios materiales sino que está en el nivel de educación de los pueblos?
¿Será la manida estrategia que aplican las comunidades carenciadas a las que el Estado le mejora las condiciones y la calidad de vida, que luego venden o negocian los implementos o las viviendas o las parcelas entregadas por el Estado y regresan a las antiguas condiciones de marginalidad en las que vivían?
La realidad que se destapa y que la comunidad de Boca de Cachón está expresando con su actitud es una voz de alarma para que el Estado refuerce su trabajo en la educación y además promueva acciones de acompañamiento para ayudar a los comunitarios beneficiarios del nuevo proyecto a aprender a vivir de manera digna en su nuevo entorno y con su nueva realidad; también creemos que el Estado deberá destruir la vieja comunidad de Boca de Cachón de manera que la misma no se convierta en un nuevo enclave de marginalidad nacional, pero tampoco extranjero debido a la cercanía con la frontera.