El ejercicio de la arquitectura en entornos tropicales nada tiene que ver con temas de calefacción. En las escuelas de estas latitudes no viene a cuento incluir, en las clases sobre instalaciones, ningún tema relacionado con dotar de calor a los espacios interiores, las condiciones climáticas no lo ameritan.
Hecha la aclaración, queremos tocar un poco el tema de la biomasa como combustible para calefacción, aunque sea como un pequeño toque de cultura general para los profesionales formados entre los trópicos.
En lugares donde los inviernos y otoños son fríos esta opción adquiere valor, toda vez que el consumo energético para climatizar los espacios interiores está muy comprometido con las emisiones de Co2.
La Biomasa
El término biomasa es de uso general y se aplica a procedimientos muy diferentes, que abarcan desde la producción de biogás mediante excrementos ganaderos, hasta las estufas de leña, incluyendo los biocombustibles basados en desechos vegetales. Resumiendo, la tecnología de la biomasa viene a ser cualquier tipo de producción de energía que utilice como materia prima sustancias vegetales o animales, procesadas o dispuestas para tal fin.
¿Pero dónde está la ventaja en el uso de la biomasa? Además del hecho de que se está reciclando materia orgánica, cuando se quema la biomasa se libera el mismo Co2 que se absorbió durante su crecimiento, es decir no se produce nuevo Co2. Al hacer la combustión, si se hace adecuadamente – no adicionando otro tipo de combustible fósil- el ciclo de vida del material se cierra y el nivel de Co2 que pasa a la atmósfera no altera el balance existente. Es por esto que al utilizar biomasa no se agrede al medioambiente.
El uso de la biomasa para calefacción de los edificios suele ser bastante efectivo y cumple los objetivos de confort interior y de eficiencia energética. Pero cuando se trata del uso como combustible para procesos industriales la cosa puede cambiar un poco y habría que hacer los estudios ambientales de lugar para comprobar su rentabilidad medioambiental y económica. También sucede – esto es un dato a contrastar- que en países donde el frío es muy crudo la biomasa pude resultar efectiva hasta cierto punto, siendo necesario el apoyo de otro tipo de generación renovable de energía para calefacción.
La combustión de la biomasa para fines de calefacción debe hacerse mediante una caldera estanca y el material debe estar procesado o dispuesto para este tipo de uso. Los llamamos Pellets, de uso muy común, son un tipo de biomasa procesada con forma alargada y compuestos de residuos de madera casi en su totalidad. Otros tipos de combustible pueden ser los huesos de aceituna, las cascaras de almendra, y evidentemente los restos de poda debidamente preparados para su combustión en caldera de calefacción.
Otro factor ventajoso de la biomasa es su precio competitivo frente al de los combustibles fósiles. Si esto se suma a las ventajas antes mencionadas la opción de la biomasa es altamente recomendable. Justo es decir que una instalación de calefacción basada en biomasa, suele ser más cara que una con combustible convencional, pero también es cierto que el balance final queda a favor de la biomasa por su posibilidad de amortización en un plazo relativamente corto.
La clave de la biomasa está en reciclar la materia prima. ¿Qué queremos decir con esto? Que no se trata de talar árboles para producir biomasa, se trata de aprovechar la infinidad de restos de material vegetal que quedan disponibles. En países como España, es frecuente que exista un excedente de biomasa procedente de la agricultura y afines. En muchos casos incluso se destina una fuente desde su origen para ser utilizada como biomasa, desde luego esto debe ser controlado para no perjudicar renglones como el abastecimiento alimenticio. En resumen la biomasa debe ser sostenible para que su uso sea rentable para todos.
El uso de la biomasa como combustible no será el sustituto de los combustibles fósiles. La biomasa viene a ser un elemento más en la cadena de alternativas energéticas de las que disponemos. La fotovoltaica, la solar térmica, la eólica, por mencionar algunas, son parte de esta cadena. Tenemos mucha tecnología disponible para ir cambiando nuestro sistema mundial de abastecimiento energético; los primero pasos ya están dados…debemos continuar.