Hace algunos años, publiqué un anuncio en los clasificados del periódico que decía: “Prestigiosa empresa busca mecánicos para labores de mantenimiento y reparación de equipos pesados”; en respuesta recibí una cantidad Increíble de CV’s. Lo que más me sorprendió fue la cantidad de personas que aplicaron sin poseer ni formación ni experiencia asociada.

 

Luego de descartar todos aquellos currículos irrelevantes para el puesto, me quedé con los que parecían apropiados para considerar, por la experiencia o por los títulos o certificados de quienes enviaban. Me tocó entonces la difícil tarea de tratar de entender la diferencia entre “Tecnólogo en Motores de Combustión Interna”, “Técnico Superior en Mecánica Automotriz”, “Bachiller Técnico en Mecánica Automotriz y Diésel”, “Técnico Básico en Mecánica Automotriz y Diésel”, “Técnico en Mecánica Automotriz” y, con la dificultad añadida de que algunos títulos eran de formación, otros de educación y otros de educación superior.

 

Buscaba una persona para un puesto de Técnico Nivel 1, lo que en nuestra empresa significaba que debía “ser capaz de reemplazar cualquier componente mecánico, hidráulico o eléctrico de un equipo pesado”. Traté de encontrar en internet información de los títulos que me permitiera identificar cuál de todos era el que mejor respondía a nuestra necesidad, pero no tuve suerte en eso ni en encontrar quien me explicara la real diferencia entre unos y otros títulos. Terminamos citando una selección de candidatos y desarrollando pruebas técnicas para evaluar sus capacidades.

 

Han pasado casi 15 años de aquella experiencia, y comienzo a ver una luz al final del túnel, que aportará claridad a los reclutadores, al momento de recibir currículos de personas con títulos o certificados de nuestros sistemas de educación o formación. La “solución país” a este problema se llama “Catálogo Nacional de Cualificaciones”.

 

El Catálogo Nacional de Cualificaciones es un instrumento que acompaña la puesta en marcha del Marco Nacional de Cualificaciones y consiste en agrupar los conocimientos por familia profesional.  En total, se ha dividido todo el conocimiento técnico en 21 familias. Para explicar qué se entiende por familia, dos ejemplos nos sirven: una de estas es la de Hostelería y el Turismo; otra, la Construcción y Minería. Y dieciocho más.

 

La construcción del Catálogo Nacional de Cualificaciones supone un ejercicio en el que representantes de los sectores productivos y del ambiente académico recorren juntos todos los procesos de la cadena de valor de cada familia profesional e identifican en estos todas las actividades que deben ser realizadas y los cambios que se proyectan en estas actividades al considerar, por ejemplo, aspectos tecnológicos, entre otros.

 

Las actividades resultantes de este ejercicio tan minucioso se agrupan en puestos, y estos en ocupaciones. A las ocupaciones construidas así se les asignan los conocimientos, destrezas y habilidades conductuales y otros aspectos necesarios para tener la descripción completa de un “Perfil Profesional”. Cada perfil profesional es colocado en el Catálogo Nacional de Cualificaciones indicando a qué nivel del marco está asociados. Los programas de formación o de estudios que quieren ingresar al marco deberán responder a dicho Perfil Profesional.

 

El Ministerio de Presidencia, con el apoyo de la Unión Europea a través del “Programa de Apoyo a la Educación y Formación Técnico Profesional – PROETP2”, ha estado trabajando en la elaboración de este catálogo.

 

Hace unos días, leí un informe de avances que indica que en el mes de junio se concluyó el proyecto piloto en Hostelería y Turismo y Salud y Bienestar, dando como resultado 33 y 38 perfiles profesionales, respectivamente. También reportaba que actualmente el avance relacionado a Construcción y Minería es de 61%, Agropecuaria 66%, e Informática y Comunicaciones 65%, y que se está procediendo a la conformación de los equipos nacionales que conducirán el diseño de perfiles profesionales de Administración, Finanzas y Derecho, Comercio y Educación.

 

Con estos avances, en el futuro cercano, un reclutador podrá tener mucha más claridad de cuál perfil profesional responde a las necesidades de los puestos de su empresa, un estudiante podrá elegir mejor qué programa quiere realizar y las instituciones de educación y formación, tendrán insumos que facilitan el diseño de programas realmente orientados a necesidades. Definitivamente, en este aspecto estamos en el camino correcto.