En el actual contexto social dominicano e internacional, más que necesario, es urgente retomar siempre el mensaje eterno del Señor Jesucristo, especialmente las bienaventuranzas del Sermón del Monte, descrito en los Evangelios reflexión fundamental para entender las leyes divinas que deben gobernar nuestra vida y para los políticos dirigir la nación.
El Sermón del Monte (descrito en el evangelio de Mateo en los capítulos 5-7) es una enseñanza de cómo el Señor Jesucristo quiere que sea nuestra sociedad y la nación. El ambiente histórico en que vivió salvando algunas diferencias respecto a las épocas, es similar al nuestro el día de hoy.
Los problemas como la miseria, la opresión, la esclavitud moral, la corrupción el desamparo, el poco respeto a los valores que prevalecían en la época del Imperio Romano son las mismas de hoy día. La condición de hombre caído y su desdén por los valores espirituales siguen siendo las mismas porque son el resultado de la naturaleza humana y su proclividad hacia el mal.
El Sermón del Monte es un mensaje esperanzador de Jesucristo para todos aquellos que quieren dar una mirada a Dios y los valores que proclamó Jesucristo en la tierra. Debe ser el eje motivador del accionar en todos los planes y propósitos de este año que recién comienza.
Por ejemplo, uno de los anhelos y reclamos de los dominicanos es el hambre y sed de justicia cuando Jesucristo promete: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”(vs.6). Los ciudadanos anhelamos una justicia correcta y sin jueces corruptos que respondan a determinado sistema político o por el afán de de obtener dinero ilícito.
Hambre y sed de Justicia también es anhelar fervientemente aquello que es justo, correcto, de acuerdo a los que Dios aprueba, y que haya equidad social. Hambre y sed de aquellas cosas que son éticas, moralmente correctas y dignas de alabanza. Es un estilo de vida en completa conformidad con Dios.
Nos hace falta gobernantes y líderes políticos que se aferren a valores éticos y justos, dejar de pensar en sus propios bolsillos y sus intereses. Jesucristo nos promete que en su Reino los que padecen hambre y sed de justicia serán saciados.
Asimismo el Sermón del Monte habla de los “pobres de espíritu” cuando les dice que de ellos es el Reino de los cielos. De ninguna manera Jesús se refería a pobreza económica, sino espiritual. Habla de aquellos que dependen totalmente de Dios porque reconocen que sin él no pueden superar su condición de pecador.
El pobre en espíritu no confía en sus propias habilidades, razonamiento e intelecto. El pobre en espíritu reconoce con humildad su necesidad absoluta de Dios. Reconoce que sin El nada puede. Es una condición espiritual que dista mucho de las actitudes de los humanos hoy día que prefieren vivir “independientes” y sin Dios.
Una vida hedonista y de consumo que conduce a la perdición, con valores morales relativos y acomodados al contexto social, político y económico es lo que prima actualmente y contra esas circunstancias nos advierte Jesucristo.
Otra de las lecciones y bienaventuranzas del Sermón del monte es la relativa a tener misericordia. Jesucristo prometió que ellos también alcanzarán misericordia, cuando expresó: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzaran misericordia”.
Los misericordiosos son aquellos que no solo muestran compasión por el miserable, el necesitado sino que hacen algo se para ayudar a suplir sus necesidades Es un estilo de vida y una aptitud. Vemos poca misericordia por parte de los que nos dirigen. No tienen ni su corazón ni sus oídos dispuestos a escuchar al pobre, ni mucho menos a entender sus necesidades.
Por último otra de las bienaventuranzas prometidas por Jesucristo es la de pacificador, los que buscan reconciliación, ellos tendrán como recompensa que serán llamados hijos de Dios.
Son aquellos que no solo aman a Dios sino a toda la humanidad y hacen todo lo posible para que extender paz donde quiera que estén, tanto dentro como fuera de su entorno social y de su país.
Se necesitan pacificadores para que nuestra sociedad sepa el valor que lleva la paz en lo que respecta a la seguridad ciudadana y evitar al máximo los hechos sangrientos y violentos que llevan luto a la sociedad dominicana.
En este año que recién comienza pensemos en el mensaje de Jesucristo a través del Sermón del Monte. Expresemos su gratitud hacia él por o que hizo por la humanidad y tengamos una sociedad más justa.