Durante muchos años mis reflexiones semanales sobre el tema del mercadeo, la publicidad y los medios de comunicación que ha sido mi pasión desde los años mozos en que inicié mi carrera profesional como publicista, llevaban el encabezado siguiente: ¡Oh Sagrada Publicidad, cuantos genios aparecen en tu nombre!

La frase surgió a raíz de la gran cantidad de personas dedicadas improvisadamente a ejercer la función de creativos publicitarios y como resultado de su limitada capacidad para generar ideas propias, se valían del recurso de plagiar campañas exitosas en mercados de otros países.

La frase cobra vigencia ante el “affaire” suscitado el fin de semana pasado, en relación con la denuncia del plagio de las ideas propuestas en dos de los comerciales creados en la campaña orientada a promocionar el recién inaugurado campeonato de “la pelota invernal” auspiciado por la Liga Dominicana de Beisbol Profesional (Lidom) y patrocinado por el Banco BHD-León.

…lo cierto es que desde el punto de vista de la marca patrocinadora, se hace ineludible el uso del recurso del “damage control” a fin de minimizar el daño ya infringido

El tema ha cobrado tanta vigencia en las redes sociales que provocó el retiro intempestivo de los comerciales de los medios de comunicación, amenazando con crear una situación difícil para el perfil de ese Banco, que había venido desarrollando con cierto éxito una delicada labor de reingeniería en la difusión de su nueva imagen de marca.

Independientemente de quien haya sido el culpable de esta situación, y de que la responsabilidad pueda recaer no en el patrocinador sino en la institución auspiciadora, lo cierto es que desde el punto de vista de la marca patrocinadora, se hace ineludible el uso del recurso del “damage control” a fin de minimizar el daño ya infringido.

Los comentarios siguen girando en torno a la figura del productor de los comerciales el veterano realizador Raúl Camilo. Los entendidos en la materia saben, sin embargo, que solo si asume responsabilidades que no le competen, un productor pudiera ser imputado como autor de las ideas a las cuales tiene la responsabilidad de dar vida.

El manejo adecuado del “damage control” tiene como fundamento la transparencia total, despejando cualquier duda que haya podido generar en el consciente del público la idea de un encubrimiento. Hasta ahora esa acción está por verse, ante la recomendación o sugerencia contraria, de los muchos expertos en comunicación que pululan los estamentos dirigentes en nuestras grandes corporaciones empresariales.