Apuesto a que, antes del debate, no sabías quién era Bernie Sanders.
Bernie Sanders es el senador por el estado de Vermont, a una hora de Montreal, Canadá, y es uno de los pre-candidatos por el partido Demócrata en las primarias. Sin embargo, los medios de comunicación apenas lo mencionan y, como lo que no sale por la televisión no existe, su nombre es poco conocido por el público.
En el debate del 13 de octubre en las Vegas, Nevada, entre los candidatos Demócratas, Bernie Sanders era prácticamente desconocido, con una radiante Hillary Clinton (a quien la CNN declaró “triunfadora” de antemano).
Los medios, cuando mencionan a Sanders, lo bautizan con el apelativo de “izquierdista”, de “socialista” y de “viejo revolucionario”, como si eso fuera un pecado mortal. No olvidemos que el inconsciente colectivo de los estadounidenses está programado para identificar con esos apelativos al Diablo. Es como decirles “¡te jodiste, ahí viene el cuco!” y, como llamar a este pecucio “inventado” no es lo mismo que verlo llegar, el sólo mencionarlo les da tiriquitos y los pone a temblar.
Los medios, sobre todo los televisivos, son los que “eligen” a los políticos. Vivimos bajo la ilusión de que somos los votantes los que elegimos a los candidatos, pero en realidad, mucho antes de que se llegue a los comicios, ya la suerte está echada. En otras palabras, que ya cuando depositamos nuestro voto en las urnas, el candidato, que ha sido previamente designado por su partido respectivo, ya ha sido “vendido” de antemano a nuestros subconscientes.
En realidad, son las grandes corporaciones las que “eligen” y financian a los candidatos, a pesar de los votos de los ciudadanos.
Una vez “elegidos”, todos los políticos se deben a esos intereses corporativos (lobbies), que los financiaron, quienes terminan monitoreando las elecciones a través de un sutil manipuleo electrónico de los sufragios. Por otra parte, no es el “voto popular” (los ciudadanos) el que elige, sino los “colegios electorales” de cada estado, que se deciden mucho antes de que los votantes ejerzan el sufragio. Algo muy peculiar y propio del sistema “democrático” estadounidense.
Vivimos en un país donde gobiernan las oligarquías corporativas. Estas pueden ser financieras o de partidos, como en el caso dominicano. Sobre ellas están las élites que gobiernan al mundo, como el “Bilderberg Group”, the “Council on Foreign Relations” y la “Comisión Trilateral”. Por encima de estos están los reptiloides.
Solamente tenemos que observar el ojo de reptil que “todo lo ve” que aparece en la pirámide rota del dólar estadounidense (su símbolo por antonomasia). La pirámide esta “rota” en la cima porque estos reptiloides se mueven en otras dimensiones.
En el dólar aparece también el lema de “Novum Ordo Saeclorum” (Nuevo Orden de los siglos o nuevo orden mundial).
El rumor es que estos intereses favorecerán un enfrentamiento entre Hillary y Jeb Bush en las urnas y que éste es su candidato, después de que ellos mismos se encarguen de desacreditar a Hillary.
Donald Trump es parte de ese ajedrez político y parece saberlo de antemano. Por eso contribuye con ambos partidos y está jugando un rol pre-determinado, una distracción mediática. Es el ‘caballo negro” de la partida.
Bernnie Sanders, un viejo académico y catedrático, además de ser un zorro político apoyado por los sindicatos y por los estudiantes universitarios, no cuenta con el apoyo de esas megas corporaciones, pero cuenta con el apoyo de la juventud trabajadora y del ciudadano común. Se niega a recibir contribuciones de corporaciones y, en una de sus últimas comparecencias en Carolina del Norte, atrajo a 20,000 jóvenes de un cantazo, con los cuales dialogó sobre la pérdida de la democracia en los Estados Unidos. Alegó que la clase media, el jamón del sándwich de la economía estadounidense, hace tiempo que perdió el control del gobierno.
“Nosotros, la clase media, tenemos que retomar el control del gobierno de nuestro país”, ese el tema que predomina en su campaña hacia la Casa Blanca. “Necesitamos una revolución en este país” “Es una vergüenza increíble que el 90% de los ingresos se lo lleve el 1% de nuestros ciudadanos más ricos”.
“Les prometo una educación superior pública gratuita para todos nuestros estudiantes”, es otro de sus lemas, y añade: “Las universidades en este país se han convertido en grandes negocios. Eso tenemos que cambiarlo”. “No necesitamos más cárceles sino más universidades”. “El 51% de la juventud afroamericana está desempleada, lo mismo que el 36% de nuestros jóvenes hispanos”. “La industria carcelaria se ha convertido en un negocio de $800 billones al año y tenemos más gente en las cárceles que todos los demás países del mundo juntos. Eso tenemos también que cambiarlo, usando ese dinero para crear centros gratuitos de educación superior”. “Tenemos más de 90 millones de desempleados”.
Hillary Clinton, quien aparentemente lidera las primarias de los Demócratas, está siendo atacada por los medios, hasta el punto de que el mismo Bill Clinton, su marido, ha salido a su rescate diciendo: “Los medios de comunicación y personas mal intencionadas están desatando una campaña sucia contra mi esposa, con el propósito de entorpecer su campaña política hacia la Casa Blanca”.
Entre paréntesis, Donald Trump ha colaborado con los Clintons con múltiples millones de dólares y, mientras Hillary logra concentrar a 5,000 personas que van a escuchar sus discursos de campaña, Bernie Sanders reúne a más de 20,000. Recientemente en Phenix, Arizona (territorio Republicano), logró concentrar a 12,000 personas que fueron a escucharle. Lo mismo sucedió en Dallas, Texas, (también territorio Republicano) donde asistieron recientemente 10,000 personas a escuchar su mensaje.
A medida que los números de Hillary Clinton bajan en las primarias, los de Bernie Sanders suben casi exponencialmente, a pesar de que los medios evitan mencionar su nombre y tratan de mantenerlo aislado. Y, mientras a ella la respaldan grandes intereses financieros, a Sanders lo respaldan los obreros y los estudiantes en los grandes campos universitarios donde él dicta sus charlas. Su objetivo es el de “despertar” las conciencias dormidas de la juventud y de los ciudadanos pensantes.
“El poder de este país ha estado siempre regido por la clase media pero hoy en día está monopolizado por los grandes intereses.”. “Tenemos que diseñar un programa que permita salarios justos para las mujeres durante su embarazo, financiados por los impuestos globales del 1% de los ciudadanos que más ganan y que menos impuestos pagan”.
“Podemos y debemos garantizar la educación superior gratuita a todos nuestros jóvenes, financiándola con los impuestos a los Hedge Funds” (“Fondos de cobertura sin regulaciones” o “Inversiones alternativas”, cuyo riesgo es menor al que regularmente existe en el mercado). “No podemos continuar con una economía basada en guerras constantes. Debemos invertir esos fondos para crear empleo productivo para nuestros ciudadanos”.
Ojalá que las propuestas de Bernie Sanders sean escuchadas por más votantes (la mayoría no vota) y éstos puedan cambiar el destino de los Estados Unidos.
Repetimos: Las palabras de Bernie Sanders, entre todos los demás candidatos, Demócratas o Republicanos, son la que parecen tener más sentido común, a pesar del intento desmedido de los medios por sofocarlas.