La locuacidad del administrador del Banco de Reservas, Vicente Bengoa, es sólo comparable a la adicción de su gobierno por el endeudamiento. Al resaltar los beneficios del financiamiento de las compras de petróleo venezolano y pedir al país oraciones por la salud del presidente Chávez, el buen señor tronó contra el Fondo Monetario Internacional, haciéndolo responsable de las desgracias actuales y de los males derivados de los acuerdos con ese organismo, los cuales, dijo, tienen de "rodillas" al gobierno.
El señor Bengoa, supongo, debe padecer de amnesia o es un cara dura, porque en su condición hasta hace meses de ministro de Hacienda fue de los principales negociadores y firmantes de lo que hoy considera como terriblemente perjudicial para la nación. Lo peor de todo, es el mensaje implícito en su declaración, porque en el fondo nos ha dicho, probablemente sin darse cuenta, que el presidente Fernández le ha impuesto al pueblo dominicano un nuevo e insufrible paquete fiscal para preservar acuerdos humillantes para la economía.
Esta nueva versión de las razones ocultas detrás de las nuevas disposiciones tributarias, dejan muy mal parado al gobierno y sin duda traerán infinidad de aclaraciones, pero el palo, como se dice popularmente, está dado y los desmentidos o explicaciones oficiales, sólo servirán para resaltar las incongruencias y contradicciones en que frecuentemente incurren los funcionarios del área económica, a quienes les resulta pesado mantener las bocas cerradas, como es fácil comprobar con una revisión rápida de la prensa nacional.
Con todo, lo más inexplicable de tan sorprendente declaración es que la discusión pública de estos temas cae dentro de la jurisdicción de Hacienda, puesto desde el cual el señor Bengoa llegó a llamar "buitres" a aquellos empresarios partidarios de arreglos con el FMI que él luego negoció y firmó.