En el lejano 1997 me quedé con las ganas de conocer a Benedetti. Los del Tec de Monterrey lo habían invitado a su a dar una charla. Sin embargo, no se movió de la ciudad de México pues el asma, su otra compañera además de Luz -la esposa- ya no le dio permiso de subirse al avión y descubrir los páramos del norte. Al final, vimos la conferencia vía satélite, en un auditorio atiborrado de jóvenes decepcionados y alegres a la vez.

Recuerdo esto ahora que el pasado 17 de mayo se cumplió una década sin uno de los poetas más populares del continente. Tenía dos apellidos italianos, Benedetti y Farrugialo y como unos veinte nombres: Mario, Orlando, Hardi, Hamlet, Brenno…En uno de mis libros preferidos, Primavera con una esquina rota, (premiado por Amnistía Internacional) refiere que alguien llama a la puerta y pregunta por Mario Orlando. Ninguno de sus amigos le decía así, por lo que la visita no podía ser sino fatídica y lo fue. Se trataba de un agente del gobierno peruano, que le daba un ultimátum para que abandonara el país. Él, como muchos de sus compatriotas, tuvo que huir del régimen militar que azotó al Uruguay entre los setenta y ochenta. Erró por la Argentina, Lima, La Habana y España, antes de volver a su Montevideo añorado. Su obra da testimonio de ello en poemas, cuentos, novelas, obras de teatro, etc.

Antes de los emojicons, sus versos servían para enamorar, o eso creíamos ingenuamente los fans. Un amigo perdió la batalla con Cristina, a quien no le agradó ni tantito La sirena viuda, relato que cuenta precisamente cómo un exiliado chileno se enamora de la sirenita de Hans Christian Andersen, que vigila el puerto de Copenhague. Le hubieras puesto con unos chocolates ese verso de, Mi táctica es mirarte, aprender como sos, quererte como sos…le dije como regañándolo, ya que había hecho quedar mal al poeta y a Cupido.

Aunque él se consideraba poeta antes que nada, su obra más célebre es La tregua, una novela en la que Martín Santomé narra en su diario, su vida gris de oficinista. Cuando está a punto de jubilarse aparece Avellaneda y… mejor búsquenlo. Fue llevada al cine en dos ocasiones, la primera en 1974, dirigida por el argentino Sergio Renán y que según Wikipedia estuvo nominada al Oscar en la categoría de película de habla no inglesa. En 2003, hubo otra versión (mexicana) con Gonzalo Vega, que me pareció bastante fallida.

Mención especial merece El cumpleaños de Juan Ángel, novela de estructura arriesgada por estar escrita en verso y porque sólo transcurre durante los aniversarios del protagonista, que no tardará en incorporarse a un grupo subversivo. De Juan Ángel pasa a Marcos, su alias clandestino. Apuntan los enterados, que el Subcomandante del EZLN sacó de allí su nombre de guerra, aunque ahora se haga llamar Galeano…

La poesía es música, dicen por allí. Serrat, Silvio Rodríguez, Daniel Viglietti, Nacha Guevara, Pablo Milanés lo confirmaron cantando sus poemas. Unos de amor y rebeldía: si te quiero es porqué sos, mi amor, mi cómplice, mi todo y en la calle codo a codo somos mucho más que dos; otros, de amor a secas: quién iba a prever que el amor ese informal, se dedicara a ellos tan formales y; otros más, de emblemática protesta: Con su esperanza dura el sur también existe

Muchos libros publicó, practicando con solvencia todos los géneros, incluido el haiku y muchos premios le entregaron; aunque a mi parecer algo tarde. El más sonado, el de Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en el 99, junto con la Medalla Pablo Neruda, en 2003. Las universidades de Córdoba, La Habana, Valladolid y Alicante, lo nombraron doctor honoris causa. Es en Alicante donde ahora se encuentra su biblioteca y un centro que lleva su nombre. Llegó allí casi por azar, para escuchar una tesina sobre su obra y trabajaría con ellos muchos años.

No sé si fue antes o después de la frustrada visita a Monterrey cuando fue a Alicante por su doctorado. En aquella ocasión leyó el poema Zapping de siglos: “El siglo ligth está a dos pasos (…) al cuervo azul lo embalsamaron y ya no dice nunca más”. Sin embargo, a diez años de su muerte, la fanaticada lo recuerda “con y sin nostalgia”.