Considerado junto a Papito Jiménez como las máximas expresiones del carnaval de Puerto Plata. Cada año encarnaba un personaje a través de una comparsa de la entraña más popular del pueblo. Supo darle colorido, esplendor y alegría a ese magno evento que celebran los dominicanos, desde los tiempos de la Colonia.

En sus comienzos en el carnaval puertoplateño lo hacía de Diablo y Nicolás. Dichas caretas que usaba se la fabricaba Ramón Valdés (a) Mongo el Vigía.

Ha dicho Rufino Martínez: “Cada año, un mes antes de la fiesta, entre ciertos grupos de hombres y de muchachos, Mongo era uno como tema de actualidad, por las máscaras de toro que sabía confeccionar como nadie. En otro extremo de la ciudad, en La Guinea, los hermanos Castán también las hacían, más vistosas y elegantes pero inferiores a las de Mongo en adaptabilidad al rostro y en resistencia”. (Del Puerto Plata de ayer, página 33, Editora del Caribe, Santo Domingo, 1963).

Por muchos años fue un verdadero maestro de la pintura de brochas gordas en Puerto Plata.

Fueron discípulos de él los señores: José Antonio Núñez, Miguel Ortega Núñez, Eleuterio Núñez (a) Tellito y otros.

Un bohemio en todo el sentido de la palabra, pero cumplidor de sus obligaciones de trabajo y de padre.

Desde muy pequeño se tuvo que dedicar al trabajo productivo debido a los escasos recursos de sus padres, trabajando en los almacenes y muelles de Puerto Plata como obrero jornalero.

Fue miembro del Cuerpo de Bomberos del Municipio de Puerto Plata, por algunos años.

Se mantuvo durante más de cuarenta años interrumpidos en el carnaval de Puerto Plata. En los últimos treinta años organizaba y montaba una comparsa, todos los años y desplazándose por toda la ciudad de Puerto Plata, llevando alegría y diversión a niños, jóvenes y viejos.

El carnaval de Puerto Plata—dice Rufino Martínez—era de verdad una fiesta colectiva de risa y burla y bullicio con desbordada alegría. El más rico y el más pobre se disfrazaban, muchas veces el segundo vistiendo trajes que en la vida ordinaria le estaban vedados, por su condición social y económica desde luego, y el primero, tiznado y vestido de carbonero, ofreciendo su artículo en un burro. Con la imitación de personas y cosas se secaban afuera los más ridículos aspectos y actitudes, produciendo la risa por efecto de lo cómico” (Del Puerto Plata del ayer, página 33).

También organizó varias comparsas en su trayectoria. La preparación de la misma le conllevaba un tiempo de dos a tres meses.

Fue él uno de los pioneros en Puerto Plata en organizar comparsas en alusión a algunos tópicos de nuestra historia nacional o resaltando un hecho social del país.

Como fueron:

La Independencia del 27 de febrero;

La hija de un hacendado;

La Trinitaria;

El Trabucazo de Mella

La historia verdadera

Dios, Patria y Libertad

Fue siempre aclamado y seguido por una gran multitud de público. En su participación en el carnaval no aceptaba y mucho menos buscaba dinero.

Su nombre completo es Wenceslao Núñez, mejor conocido entre sus familiares, amigos y allegados como Venchi el pintor.

Vio la luz por vez primera en Los Ranchitos de los Peralta, Luperón, Puerto Plata, el 21 de diciembre de 1921, hijo de los señores: América Núñez y Eleuterio Urbáez, ambos fallecidos.

Siendo un niño sus padres emigraron en el año 1922, en plena Intervención Norteamericana, a la ciudad de Puerto Plata en busca de mejor situación económica para su desenvolvimiento. Se establecieron cerca de la planta eléctrica a vivir, en la calle 12 de Julio, donde nacieron sus demás hermanos.

La pareja procreó, además, los hijos: María, Elvira, José Antonio (a) Chepe, Eleuterio (a) Tellito, María Concepción (a) Conchita y Rafael Arturo Núñez (a) Fey. Su padre tuvo dos hijas más de nombres: Lidia M. Mieses y Rufina Acosta (fallecida).

Posteriormente se establecieron definitivamente en el Ensache Dubocq, en 1937

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No tuvo escuela. Aprendió en el trajinar de la vida.

Practicó boxeo en su juventud y llegó a ganar varias peleas.

Aprendió el oficio de pintor de brochas gordas con los maestros: Domingo Pepín y Rafael González.

Se hizo un experto como pintor y llegó a tener una buena clientela, como: Dr. Francisco Brugal Mateos (a) Panchito, Miguel Cocco, Jorge del Valle, doña Sarah Brugal viuda Dubus, Dr. Osvaldo Brugal Limardo, Fernando Villanueva, y otros.

También laboró como obrero jornalero en los almacenes de la Exportadora, Munné, Bordas y Paiewonsky en Puerto Plata por muchos años.

Durante dos años trabajó en la Chocolatera Industrial Sánchez.

En 1949 ingresó como miembro del gremio, hoy en día se llama Sindicato de Estibadores Portuarios y Arrimo de Puerto Plata, dirigido a la sazón por el presidente Miguel Polanco.

Fue él uno de los miembros fundadores del Sindicato de Almacenadores de Puerto Plata, en 1962.

Cuando se decidió organizar comparsas para participar cada año en el carnaval de Puerto Plata, contaba con la ayuda económica de Brugal & Co., C. por A., a través del doctor Osvaldo Brugal Limardo.

Hace varios años que falleció su esposa Masonga de Núnez.

Procreó vario a hijos: Altagracia (a) Argentina Díaz, Ricardo Clase, Marta, Luis José, Frank Reynaldo y Rolando Núñez.

En 1965 ingresó como miembro del Cuerpo de Bomberos de Puerto Plata, dirigido para ese entonces por el Coronel Marcelino Román, allí alcanzó el rango de Cabo pistonero.

En sus años de juventud fue aficionado al canto y llegó a cantar en el hotel Mercedes de Puerto Plata por algún tiempo.

Benchi Núñez, con sus personajes populares supo poner muy en altos la cultura popular dominicana. Estos salían de la vida cotidiana del pueblo que lo vio nacer.

Fue admirado y respetado por su pueblo, por lo que representó en el carnaval de Puerto Plata.

Debemos destacar a otros puertopalteños que se disfrazaban en Puerto Plata, como eran: Papito Jiménez, Rafael Tolentino, Trinidad Jerez (a) Trina, Francisco Javier Pérez Minaya (a) Chavero, Rafael Pérez (a) Golia, Wenceslao Wells, Nicolás Batista, Alberto Hernández (a) Pirulú, Inocencio Puello (a) Papo, Concepción Puello, Mariano de la Cruz (a) Negrete, Valentín Sánchez, Sandolo Rotestán, Ramón Taveras, Virginio Tejada (a) Nene, Andalvivo, Ovejita, Víctor Mejía, Felipe Mejía (a) Pasin,  y otros tantos.

En las búsquedas de temas históricos para la preparación de sus comparsas, se auxiliaba de los libros de: “Historia Gráfica de la República Dominicana”, textos de José Ramón Estela e ilustración de José Alloza Villagrasa y “La República Dominicana: Origen y destino del Pueblo Cristiano más antiguo de América” (tres volúmenes). Era muy celoso con sus libros, pero se los prestaba al suscrito Juan Ventura, al final de su vida, se los regaló.

En parte le debo mi primera formación en asuntos históricos a Benchí Núñez por facilitarme a modo de préstamos éstos libros. Posteriormente me los regaló definitivamente.

Era un hombre muy generoso y amistoso. Amante de los niños.

Gran conversador de las cosas pasadas. Aunque se mantuvo a distancia de la política, pero fue democrático y revolucionario.

Debe de ser recordado como uno de los artífices y pioneros de comparsas, resaltando en los mismos hechos históricos de nuestra historia dominicana.