BENJAMÍN NETANYAHU se carcomía el cerebro. Toda su carrera se fundamenta en el miedo. Puesto que los judíos han vivido con miedo durante milenios, es fácil invocarlo. Son adictos.

Desde hace años, Netanyahu ha estado edificando su carrera sobre el miedo a la bomba nuclear iraní. Los iraníes están locos. Una vez que tengan la bomba, la van a dejar caer sobre Israel, aunque cuando el ataque nuclear de respuesta de Israel con toda certeza aniquilará a Irán con sus miles de años de civilización.

Pero Netanyahu vio con creciente ansiedad que la amenaza iraní fue perdiendo su ventaja. Por lo que parece, Estados Unidos está a punto de llegar a un acuerdo con Irán, lo que evitará que Irán logre la bomba. Ni siquiera Sheldon el Grande puede impedir el acuerdo. ¿Qué hacer entonces?

Mientras miraba a su alrededor, aparecieron tres letras: BDS. Significan “boicot, desinversión y sanciones”, una campaña mundial para boicotear a Israel por sus 48 años subyugando al pueblo palestino.

¡Ah! Aquí tenemos una verdadera amenaza, peor que la bomba. Un segundo Holocausto se avecina. El valiente pequeño Israel enfrentando al malvado mundo antisemita en su totalidad.

Es cierto que hasta ahora Israel no ha sufrido ningún daño real. El BDS tiene que ver más con los gestos que con las armas económicas reales. Pero, ¿quién está contando? Las legiones de antisemitas están en marcha.

¿Quién nos salvará? ¡Bibi el Grande, por supuesto!

UNA REVELACIÓN sincera: mis amigos y yo iniciamos el primer boicot, que estuvo dirigido a los productos de los asentamientos.

Nuestro movimiento por la paz, Gush Shalom, deliberaba cómo detener la propagación de los asentamientos, cada uno de las cuales es una mina terrestre en el camino hacia la paz. La razón principal para la creación de asentamientos es impedir la solución de dos estados, la única vía para la paz que existe.

Nuestros investigadores hicieron un “Grand Tour” por los asentamientos y registraron las empresas que fueron atraídas por las tentaciones del gobierno para establecerse más allá de la Línea Verde. Publicamos la lista y animamos a los clientes a abstenerse de comprar estos productos.

Un boicot es un instrumento de protesta democrático. No es violento. Cada persona puede ejercerlo en privado, sin unirse a algún grupo ni exhibirse en público.

Nuestro principal objetivo era conseguir que el público israelí distinguiera claramente entre el Israel verdadero y los asentamientos en los territorios ocupados.

En marzo de 1997 llevamos a cabo una conferencia de prensa para anunciar la campaña. Fue un evento único. He celebrado ruedas de prensa que se llenan de periodistas ‒por ejemplo, después de mi primera reunión con Yasser Arafat en la Beirut occidental asediada.‒ He celebrado conferencias de prensa con escasa asistencia. Pero ésta era muy especial: ni un solo periodista israelí se apareció.

Aún así, la idea se extendió. No sé cuántos miles de israelíes están boicoteando los productos de los asentamientos en estos momentos.

Sin embargo, nos apenó la actitud de las autoridades de la Unión Europea, que denunciaron a los asentamientos, mientras que en la práctica subsidian sus productos con exenciones aduaneras como mercancías israelíes reales. Mis colegas y yo fuimos a Bruselas para protestar, pero se nos dijo por burócratas educados que Alemania y otros países estaban obstruyendo cualquier paso hacia un boicot de los asentamientos.

Con el tiempo, los europeos se movieron, aunque lentamente. Ahora ellos están exigiendo que los productos de los asentamientos estén claramente señalados.

EL MOVIMIENTO BDS tiene una agenda muy diferente. Ellos quieren boicotear al Estado de Israel como tal.

Siempre he considerado esto un error estratégico importante. En lugar de aislar a los asentamientos y separarlos de los israelíes principales, un boicot general empuja a todos los israelíes hacia los brazos de los colonos. Reanima temores judíos seculares. Frente a un peligro común, los judíos se unen.

Netanyahu no podría pedir más. Ahora está montando sobre la ola de las reacciones judías.

Todos los días hay noticias sobre un nuevo éxito del movimiento de boicot, y cada éxito es una ventaja para Netanyahu.

También es una ventaja para su adversario, Omar al-Barghouti, el organizador palestino de BDS.

Palestina está bien dotada de Barghoutis. Se trata de una extensa familia que se destaca en varias aldeas al norte de Jerusalén.

El más famoso de sus miembros es Marwan al-Barghouti, quien ha sido condenado a varias cadenas perpetuas por liderar la organización juvenil de Fatah. Él no fue acusado de participar en todos los actos “terroristas”, pero por su papel como responsable organizativo. De hecho, él y yo fuimos compañeros en la organización de varias protestas no violentas contra la ocupación.

Cuando fue llevado a juicio, protestamos en el edificio de la corte. Uno de mis colegas perdió una uña del dedo gordo del pie en la batalla con los violentos guardias del tribunal. Marwan se encuentra todavía en la cárcel y muchos palestinos lo consideran un heredero potencial de Mahmoud Abbas.

Otra Barghouti es Mustafá, líder muy agradable de un partido de izquierda, que se postuló contra Abbas por la presidencia de la Autoridad Palestina. Nos encontramos cuando nos enfrentamos al ejército en varias manifestaciones contra el Muro.

Omar Barghouti, líder del movimiento BDS, es un estudiante de posgrado en la Universidad de Tel Aviv. Exige el libre retorno de todos los refugiados palestinos, la igualdad de los ciudadanos palestinos de Israel y, por supuesto, el fin de la ocupación.

Sin embargo, BDS no es una organización mundial altamente organizada. Es más bien una marca. Grupos de estudiantes, artistas y otros surgen espontáneamente y se unen a la lucha por la liberación de Palestina. Aquí y allá, algunos verdaderos antisemitas intentan unirse. Sin embargo, para Netanyahu, todos son, todos, antisemitas.

COMO TEMÍAMOS desde el principio, el boicot a Israel, a diferencia del boicot de los asentamientos, ha unido a la población judía en general con los colonos, bajo el liderazgo de Netanyahu.

La patria está en peligro. La unidad nacional es la orden del día. El “líder de la oposición" Yitzhak Herzog, se apresura a apoyar a Netanyahu, al igual que casi todos los demás partidos.

El Tribunal Supremo de Israel, una sombra asustada de lo que fue, ya decretó que llamar a un boicot de Israel es un delito, incluyendo los llamados a boicotear los asentamientos.

Casi todos los días las noticias sobre el boicot saltan a los titulares.

El jefe de la Orange, el gigante francés de las telecomunicaciones, primero se unió al boicot, y luego se echó atrás, rápidamente, y está por llegara Israel en una peregrinación de arrepentimiento. Las organizaciones estudiantiles y los grupos profesionales de América y Europa adoptan el boicot. La UE exige enérgicamente el marcado de los productos de los asentamientos.

Netanyahu está feliz. Llama a los judíos del mundo a asumir la lucha contra esta atrocidad antisemita. El propietario de Netanyahu, el multimillonario magnate de los casinos Sheldon Adelson, ha convocado a un consejo de guerra de judíos ricos en Las Vegas. Su homólogo, el pro-Laborista multimillonario Haim Saban se le ha unido. Ni los autores de los Protocolos de los Sabios de Sión podrían creerlo.

COMO ALIVIO gracioso, otro propietario de casinos está compitiendo por los titulares. Él es un operador mucho, mucho más pequeño, que no se puede comparar con Adelson.

Es el nuevo miembro del Knesset, Oren Hazan, el número 30 en la lista electoral del Likud, el último que entró. Una información de la TV alega que él era el dueño de un casino en Bulgaria, que suministraba prostitutas a sus clientes y utilizaba drogas duras. Ya fue elegido vicepresidente del parlamento. El presidente lo ha suspendido temporalmente de presidir las sesiones del pleno del Knesset.

Así que los dos dueños de casinos, el grande y el pequeño, dominan las noticias. Algo bastante extraño en un país donde están prohibidos los casinos, y donde los que asisten a los casinos clandestinos son detenidos habitualmente.

Bueno, la vida es una ruleta. Incluso en Israel.