El bien ponderado y mejor argumentado veto del Presidente Danilo Medina al proyecto de ley aprobado por el Congreso Nacional declarando a Loma Miranda “Parque Nacional” (?), nos libró de riesgos mayúsculos de salir perdidosos de una segura litis que finalizaría en tribunales arbitrales internacionales controlados por poderes globalizados que atrapan en sus redes “judiciales” a los países sardinitas como República Dominicana que trataren de eludir a algún tiburón del capitalismo salvaje.

Antes que desgañitarse y desparramarse por parques, esquinas, calles y avenidas los protestantes deberían abocarse a indagar si hubo arreglos no santos para incluir en la proyectada ley una posible “indemnización” absurda de parte del Estado a la empresa concesionaria, la que, aunque había protestado la aprobación congresual, sabía a plena conciencia que le habría de favorecer.

¿Por qué el izquierdismo trasnochado se arremolina en cuerpo y alma –más en alma que en cuerpo- alrededor del tema Loma Miranda cual si fuera la lucha contra su explotación el sustituto de la lucha contra el “imperialismo yanqui”?  ¿Qué quiere la derecha neotrujillista, que ha arreado a ésta, su vanguardia?

Peso a morisqueta que el infeliz párrafo que malogró la declaratoria de “Parque Nacional” de la ya famosa loma, o fue redactado por un lobista –“el hombre del maletín”, decían antes- o sencillamente por algún senador luego de alguna reunión “conciliadora” con algún vinculado. Peso a morisqueta.

Aunque respaldo el veto y expreso mi desacuerdo con la declaratoria de “Parque Nacional” de la loma, eso sí, respaldo a los protestantes de corazón que se resisten a aceptar su explotación indiscriminada. Loma Miranda no debería ser explotada, salvo el cumplimiento de todos los requisitos de preservación de los recursos medioambientales, supervisada su explotación en subsuelo –jamás a cielo abierto- por una Comisión Permanente de técnicos reputados y personas altamente confiables por su trayectoria de lucha en la preservación de los recursos naturales. En otras palabras, no seamos ni tan locos ni tan pendejos.

En la República Dominicana –desde septiembre de 1965- para saber lo que quiere la derecha neotrujillista rehabilitada por la ocupación extranjera, sólo hay que observar hacia dónde va la dizque izquierda dominicana. En otras palabras, que la mayoría de los mal denominados izquierdistas dominicanos han sido y son punta de lanza de objetivos de la derecha neotrujillista.

¿Por qué el izquierdismo trasnochado se arremolina en cuerpo y alma –más en alma que en cuerpo- alrededor del tema Loma Miranda cual si fuera la lucha contra su explotación el sustituto de la lucha contra el “imperialismo yanqui”?  ¿Qué quiere la derecha neotrujillista, que ha arreado a ésta, su vanguardia?

A lo mejor ando desfasado y fantaseo de a mucho. A lo mejor. A lo mejor ya no existe la derecha neotrujillista, de donde habría que colegir que tampoco existe la izquierda dominicana que la ha sustentado a través de sus agentes provocadores y los de “autonomía profunda” (¡!).

En honor a la verdad, mientras el país corre extremos riesgos de despedazarse bajo la presión de una magnífica ofensiva de poderes supranacionales, se magnifica, se súper dimensionado, se eleva a la máxima potencia el temita lomamirandero, constituyendo un desfogue de energías nacionalistas necesarias y un desenfoque del tema de preservación de la esencia de la Nación bajo peligro latente a ojos vista.