No pido a Dios por tú descanso eterno,
sino porque el mundo en que creíste y
en el que hoy habitas no sea un sueño, una
gran decepción.
J. Balaguer en el 1er aniversario
de la muerte de su hermana Emma.
En la historia de la Humanidad resulta recurrente el hecho que las costuras que con aparente firmeza conservan unidos los principios fundamentales de una religión, partido político o las Bellas Artes se quiebran, rompen, no por causas externas sino paradójicamente por presión interna, es decir por desavenencias entre sus miembros inspirados por el pensamiento persuasivo de uno de sus dirigentes.
Conocemos los casos de Alí, Martín Lutero, León Trotsky, Picasso, Schoenberg entre otros, y a raíz de leer el libro “El enigma Spinoza” recomendado por mi colega Marcos A. Cabrera y de la autoría de Irvin D. Yalon, soy de opinión que lo expresado por este pretendiente al rabinato de Ámsterdam hace alrededor de cuatro siglos, coloca en incómoda posición a los defensores del contenido del Viejo y el Nuevo Testamento.
Debemos consignar además, que la forma en que abordó el tema el psiquiatra norteamericano basándose en una genial sentencia del escritor francés, André Gide quien dijo una vez que la historia es ficción que en efecto ocurrió, y la ficción es historia que podría haber sucedido es clave para entender el texto y su personaje, a sabiendas de que todo lo puesto en boca de Spinoza fue tomado totalmente de sus libros “Ética” y “Tratado teológico-político”.
Antes de poner en tinta y papel sus comentarios sobre Dios, la naturaleza, los hombres, las religiones y su época, es de recibo recordar que Baruch sólo vivió 45 años (del 1632-1677);que todos sus ascendientes y hermanos/as eran Judíos ortodoxos; que fue educado para ser rabino e iniciado en todos los saberes existentes en el siglo XVII, y que por su pensamiento trascender todos los conceptos y preceptos mosaicos, fue excomulgado deshonrosamente por la comunidad hebrea. Vivió entonces como un apestado.
Señores, qué fue lo que dijo Spinoza que según reza su expulsión será maldito de día, de noche, cuando se acuesta y cuando se levanta. Que el Señor no le perdonará la vida y borrará su nombre debajo del cielo. Que nadie debe comunicarse con él ni por escrito, ni concediéndole favor alguno, ni permanecer bajo el mismo techo que él, ni mucho menos estar a cuatro codos de distancia, y que al morir lo cremen. ( como si hubiese sido víctima del COVID-19 diría yo).
Enseñaba este filósofo que es un error suponer que Dios es un ser viviente que piensa y actúa como nosotros. Decía que los clásicos griegos así lo comprendieron ya que Jenofontes escribió que si los bueyes, leones y caballos- que existieron antes que nosotros- tuvieran manos para tallar imágenes modelarían a Dios de forma igual a ellos. Si los triángulos pudieran pensar crearían un Dios con la apariencia y los atributos de esta figura geométrica.
Cuando se le preguntaba que si era cierto lo dicho en la Biblia de que Dios nos creó a su imagen y semejanza así respondía: No podemos tomar éstas palabras de manera literal ya que son solo metáforas ¿Tú crees que nosotros mortales, algunos de nosotros cojos, contrahechos, estamos hechos a semejanza de Dios? Crees que Dios tiene una mentalidad como la nuestra y se vuelve celoso y vengativo si desobedecemos sus reglas?
Y proseguía: ¿estas formas imperfectas y mutiladas de su imagen pueden estar presentes en un ser perfecto? Esa es meramente la manera de hablar de los que escribieron la Biblia. Entonces alguien le preguntó ¿niega usted que la Biblia sea la palabra de Dios? Lo que digo, respondió, es que las palabras y las ideas de la Biblia provienen de la mente humana, de los hombres que escribieron esos pasajes………… y desearon parecerse a Dios, están hechos a imagen del mismo.
Y continúa: Podemos estar seguros de que antes de la época de los Macabeos o sea 2000 años antes de Cristo, no había ninguna colección oficial de los libros sagrados llamado Biblia. Esta fue hecha por manos humanas, no hay ninguna otra explicación posible para las numerosas contradicciones. Nadie puede creer que cada Juez escribió el libro que lleva su nombre- en el libro de los Jueces- y la manera en que los diferentes libros se interconectan sugiere que todos tienen el mismo autor.
Luego exclama: Los milagros sólo existen por la ignorancia de los hombres. En los tiempos antiguos cualquier hecho que no pudiera ser explicado por causas naturales era considerado un milagro, y cuánto mayor era la ignorancia más grande el número de milagros. Dicen que algunos fueron presenciados por las multitudes como la separación de las aguas del mar Rojo, pero esto era una manera de hablar, de alegar la veracidad de acontecimientos absurdos, inconcebibles.
Esto proclamaba: Para mí Dios y la naturaleza- no los árboles, montañas, ríos, mares, sino las leyes que permiten su existencia- son la misma cosa y ambos tienen un sinnúmero de atributos que eludirán para siempre la comprensión de todos nosotros. Nuestro limitado entendimiento y restricta perspicacia me produce al observar cuanto me rodea, una gran reverencia, una enorme alegría e incluso un júbilo extático.
Para Spinoza el sentimiento religioso parece ser un estado de admiración que se experimenta cuando uno evalúa, valora, el gran plan de las Leyes de la Naturaleza, y en el próximo artículo les reseñaremos sus interesantes comentarios concernientes al libre albedrío, a la supuesta vida después de la muerte, a las profecías, a su defensa de una religión universal y a otros relevantes pensamientos de este holandés ecuménico.