Para muchos dominicanos la provincia de Barahona posee los más bellos paisajes del país. Son muy pocos, sin embargo, los turistas nacionales y extranjeros que los conocen, tal vez por su relativa lejanía de los grandes centros poblacionales y por la escasa afluencia de extranjeros. Pero con el reciente inicio de la remodelación de su puerto se han avivado las expectativas de una mejoría en su posicionamiento turístico. El aeropuerto nunca logro el despegue anhelado y esperar que el puerto produzca el milagro no parece realista. ¿Cuál sería la estrategia más efectiva para detonar su turismo?
Fue en 1996 que el presidente Balaguer inauguró, con una inversión de RD$1,500 millones, el Aeropuerto Internacional María Montez. Con la pista más larga (3,000 metros) y ancha (45 metros) de toda la región del Caribe, este está habilitado para recibir Jumbo 747, DC-10 y otras aeronaves de cuerpo ancho. Sin embargo, hasta la fecha esa obra no ha logrado captar vuelos ni regulares ni fletados. Su única gran contribución ha sido la de servir de centro de acopio para que las fuerzas armadas estadounidenses respondieran al terremoto de Haiti en el 2010.
En febrero de este año se anunció que la empresa FTS Holdings Group instalará ahí un centro de mantenimiento para aviones de la Boeing, lo cual no se ha concretado todavía (tal vez por la pandemia). Con ese uso se podría evitar que el aeropuerto sea un elefante blanco, pero eso no cumpliría el propósito original de detonar un desarrollo turístico importante ni en la provincia ni en la región. Por mucho tiempo se ha soñado con un flujo de vuelos chárteres. Pero los grandes hoteles que serían necesarios no se han desarrollado y el experimento del antiguo Bahoruco Beach Resort no lo logró aun cuando estuvo manejado por una cadena hotelera española. Un nuevo proyecto, bautizado con el nombre de Perla del Sur, está en vías de remodelar esas instalaciones para ofrecer el mejor resort de playa de toda la región. Su propietario, sin embargo, ha sido sometido a la justicia acusado de una compra irregular de la propiedad y parecería que ese proyecto caerá en un limbo por un tiempo indefinido.
Aunque a Barahona la apodan “la capital de la belleza natural”, ha sido la falta de playas adecuadas lo que ha retrasado el desarrollo turístico de la provincia. “El 98% de las playas de Barahona atraviesan ahora por una de las peores crisis de la historia de nuestra provincia, donde las fuertes corrientes y el intenso oleaje del Mar Caribe, han destrozado las únicas orillas que quedaban de las mismas desde el 2013. Todas nuestras playas tienen tantas corrientes, que meterse hasta en la orilla puede ser mortal.” Ya sea porque su resaca es demasiado fuerte o porque su suelo es pedregoso e inhóspito para el bañista, esas condiciones han impedido que surjan las grandes inversiones hoteleras similares a las de Bávaro y Punta Cana.
Existe una opinión generalizada de que las playas barahoneras pueden ser arregladas fácilmente. Para la playa San Rafael, por ejemplo, se han hecho varios estudios y diseños que, de aplicarse, la convertirían en una playa paradisiaca, pero la inversión no aparece ni publica ni privada. Los pequeños hoteles que se han desarrollado en la costa, especialmente en la playa El Quemaito, no constituyen una masa critica como para motorizar la afluencia de aviones chárteres. Solo la flota de aviones del propietario del Perla del Sur pudo haber generado ese tipo de vuelos, pero la suerte de esa flotilla tiene un futuro incierto.
Con la reconstrucción del puerto se abriga la esperanza de que despegue el turismo de cruceros. Pero las posibilidades de que los cruceros puedan surgir como una importante operación turística son remotas. La empresa que asumió la obra tiene como propósito principal la exportación de carbonato de calcio, y ya existe un firme cuestionamiento a la obra de remodelación del puerto porque se alega que producirá daño ambiental. Actualmente se está dragando para resolver el problema de la sedimentación y luego se pretende almacenar el producto de exportación en el área portuaria para luego exportarlo a granel “como lo hacía antes Sal y Yeso (en correas), esparciendo el polvo de yeso por toda la ciudad.” Los reportes informales indican que no se está incorporando las facilidades necesarias para el atraque de cruceros.
Pero aun si se adecua su puerto para poder recibir cruceros, se tomará un tiempo largo para que eso suceda. Según fuentes consultadas, el trafico de cruceros hacia Pedernales y Barahona dependerá de que las líneas de cruceros que operan desde Miami puedan circunnavegar la isla de Cuba. Ya eso se había conseguido cuando el presidente Trump inició su mandato, pero sus restricciones a los viajes de estadounidenses a Cuba produjeron un decaimiento del flujo y la pandemia ha paralizado el tráfico totalmente. Si Biden gana las elecciones habrá un resurgir de los cruceros a Cuba y, por tanto, procede que los clústeres turísticos de Pedernales y Barahona aúnen esfuerzos y preparativos para atraer los nuevos itinerarios de los barcos que salen de Miami.
Sin una organización comunitaria que garantice a las líneas de cruceros el buen manejo de las visitas no habrá cruceros en ninguna de esas ciudades. En el evento celebrado en febrero de la Asociacion de Líneas de Cruceros de Florida y el Caribe la representación del MITUR intentó por primera vez promocionar paradas en Bahía de las Águilas, pero se desconoce si hubo algún resultado. Mientras ahora se espera que la pandemia permita reactivar los viajes de cruceros, el MITUR debe concentrarse en preparar a estas dos comunidades adecuadamente. Y esa debe ser una prioridad superior a la de atraer mas cruceros a los puertos que ya los reciben.
Ahora que el presidente Abinader ha garantizado el despegue turístico de Pedernales, por suerte, existe una posibilidad de detonar el turismo de Barahona más rápidamente que lo que pudiera lograrse con la reparación de las playas y la remodelación del puerto. Se trata de la posibilidad de que se construya una carretera que conecte a Barahona con Pedernales a fin de no tener que construir un nuevo aeropuerto en Pedernales. Según algunos enterados, el propietario de Perla del Sur estaba diseñando esa carretera, la cual tendría un trayecto de 87 kilómetros. Si esto fuera cierto el recorrido entre el Maria Montez y Pedernales podría realizarse en menos de una hora, un tiempo aceptable de viaje en el mercado turístico internacional.
Las ventajas de usar al Maria Montez como el epicentro de las operaciones aéreas de la región son inmensas. No solo se dinamizaría la economía de Barahona al servir de centro de suministro para Pedernales, sino que también se expondrían ante los visitantes las bellezas naturales de la provincia. Es probable que la carretera tenga un costo mayor al de un aeropuerto en Pedernales, pero solo esas ventajas justificarían la mayor inversión. Aun si pudiéramos comparar esa inversión con la alternativa de invertir en la remodelación de la playa San Rafael, será preferible la carretera porque la misma impacta toda la región y una playa no lo haría necesariamente.
Parece obvio que para detonar su desarrollo turístico la prioridad de los barahoneros debe ser mancornar su aeropuerto con el desarrollo previsto para Pedernales. Es urgente que su liderazgo provincial se aboque a hacer las evaluaciones necesarias y a compartir sus resultados con las autoridades. Conseguir que el gobierno invierta en esa carretera deberá ser más fácil que conseguir que lo haga en la remodelación de playas o la construcción de un puerto de cruceros.